El presidente AMLO se jacta diariamente de abanderar los principios liberales del siglo XIX. Esta referencia a “liberales y conservadores” conlleva una alusión al conflicto decimonónico.

AMLO, quien reivindica a Juárez en sus discursos, ha violado flagrantemente la letra constitucional en materia del respeto al Estado laico. Ha aludido a tweets y encíclicas del papa Francisco como justificación de políticas públicas. Por otro lado, ha hecho alarde de sus principios cristianos y su fe. El lector recordará las célebres estampitas que le protegerían del Covid-19, y el desafortunado comentario de López-Gatell sobre la supuesta fuerza moral del presidente.

El jefe del Estado, en vez de mirar hacia adelante en materia de tránsito hacia energías limpias y hacia verdaderas políticas de Estado que respondan a indicadores y a la evidencia empírica, se ciñe a estrategias de otros tiempos basadas en ideologías desfasadas que poco contribuyen hoy al avance de las naciones.

AMLO tilda a la oposición, a la prensa y a los intelectuales como conservadores cuando es el propio jefe del Estado quien busca conservar el presidencialismo de antaño que caracterizó a la era priista; un régimen representado por un hombre fuerte quien dictaba, desde la silla presidencial, los destinos del Estado. Lo hacían mediante el ejercicio del poder dentro del PRI, y con ello, la selección de todos los candidatos a cargos de elección popular del partido oficial.

AMLO es también conservador porque se aferra a un modelo de producción de energía que no únicamente no encaja en los consensos globales, sino que contraviene los principios plasmados en acuerdos internacionales tales como los Objetivos de Desarrollo de Sostenible de Naciones Unidas y el Acuerdo de París.

Epigmenio Ibarra, acérrimo defensor de AMLO, asegura que la oposición y el INE no han sido capaces de reconocer y digerir la victoria apabullante del presidente en 2018. Yo me pregunto ¿no fue el INE quien hizo posible el éxito del ejercicio democrático? ¿no son los consejeros mismos llamados conservadores por el propio presidente? ¿cuán contradictorio pueden ser las aseveraciones del presidente y de sus correligionarios?

¿De dónde viene entonces el dizque espíritu liberal del presidente? Por lo que hemos atestiguado, no se trata más que de un simple discurso patriotero derivado de una idea mal entendida - y peor interpretada- de la historia de México.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4