Como sindicalista que soy, no saben lo que cuesta admitir que mi sindicato es una pálida sombra de lo que algún día fue. Aeroméxico, al mando del Dr. Andrés Conesa, ha conseguido un triunfo irrefutable, pues la empresa ha manejado la revisión salarial desde el comienzo, y terminará dándole a los sobrecargos lo que considere justo, adecuado y viable.
Desde aquí, lo reconozco, tengo que aplaudirle al equipo legal de la aerolínea por la forma quirúrgica de negociar con la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA); un sindicato que hoy no tiene pies ni cabeza, y mucho menos la convicción de defender al gremio.
Con un mes de antelación, la aerolínea del caballero águila ha ganado esta batalla, y el público pasajero puede estar tranquilo: los sobrecargos no estallarán ninguna huelga, pues ha quedado claro que les faltan arrestos y dirección para hacerlo.
Esto es lo que generalmente les preocupa a los usuarios, que exista la posibilidad de un estallamiento y se vean afectados sus vuelos. Puedo asegurarles -con los pelos de la burra en la mano- que eso no va a suceder ni remotamente, porque en ASSA no están preparados para estallar una huelga.
Y por eso quiero compartirles mi experiencia como ex representante sindical de dicho sindicato. Recuerden que es un proceso de revisión que se hace todos los años: un año es revisión salarial, y al siguiente, revisión contractual. Así es que para estas fechas la logística de huelga ya estaba en manos de los sobrecargos, pero hoy esa logística no existe, sin dejar de mencionar que la líder que tenemos al frente, no sirve como tal, y dudo mucho que asumiera su rol… Ni aunque fuéramos a bailar a Chalma.
Hago un breve resumen de la historia inmediata, para que tengan el contexto. Después de 11 años en que Ricardo Del Valle estuvo al frente de ASSA, y con su pretensión de eternizarse con ayuda de su madrina política Alejandra Barrales, los sobrecargos se vieron desesperados a buscar un cambio de rumbo, aprovechando las elecciones internas del año 2023.
Para no “pulverizar” la votación (cuando salen muchos candidatos, el voto se diluye, y termina ganando el de siempre), se optó por buscar un candidato que fuese sólido. La Dra. María Xelhuantzi realizó un estudio con fines electorales, y se decidió cerrar filas en favor de una sobrecargo de bajo perfil: Ada Salazar.
Así, en las pasadas elecciones de secretario general, esta mujer arrasó de forma apabullante en las votaciones, quedándose al frente de ASSA de México. Tal vez ella no lo recuerde, pero yo sí, y es que prometió ser ese soplo de aire fresco que le urgía al sindicato, sobre todo en la defensa de los derechos laborales de los agremiados.
Sin embargo, el destino nos tenía preparada una sorpresa para todos los incautos que creímos en la careta que tenía puesta esta mujer. Antes de llegar al cargo mostró su verdadero rostro, el de ser una mujer vengativa, pero no contra el anterior secretario general, sino contra un gremio al que desprecia y no duda en tacharlo de ignorante cada vez que puede, asumiendo erróneamente que ella es un faro de luz y sabiduría.
El año pasado, la revisión contractual fue sumamente controversial; primero porque se daba por terminado el Convenio de Ahorros Covid con la empresa Aeroméxico y segundo porque era la oportunidad de oro para pedir la retabulación en el Contrato B de los sobrecargos.
En Aeroméxico los sobrecargos trabajan bajo los términos y cláusulas de dos contratos distintos, aunque eufemísticamente le suelen llamar “el anexo”. Este contrato aplica para todos los que fueron contratados a partir de septiembre de 2014, el denominado CCTB, aunque en los hechos sus labores y responsabilidades son las mismas que las de los sobrecargos del CCTA a bordo de un avión. No es un asunto menor, pues los del Contrato B, reciben un pago hasta 60% menor a lo que percibe un CCTA.
Además los tabuladores tienen un doble rasero: en el CCTB cambian cada 10 años; esto a mi parecer es una barbaridad, tener 10 años el mismo salario. En cambio, en el CCTA cambian cada cinco años de tabulador. En este orden de ideas, el año pasado era el momento de pedir una homologación en los contratos de los tabuladores, por lo menos el tiempo, es decir, que en ambos contratos el tabulador cambiara al término de los mismos años.
Pero durante la revisión del año pasado, Ada Salazar dijo que el tema de los tabuladores no era competencia de la revisión contractual sino la salarial, esto es, que se vería el tema de los tabuladores en la revisión de este año 2025. Pero cuál va siendo la sorpresa, ¡que siempre no!, que el tema de los tabuladores era competencia de la revisión contractual del año pasado, porque la revisión de este año es estrictamente salarial.
Lo más impresionante de todo esto es el nivel de abulia de los sobrecargos agremiados a ASSA. En otras administraciones, por mucho menos que esto teníamos a los sobrecargos protestando en el sindicato; soy testigo de ello, y de las corretizas (literal) que nos metieron en el aeropuerto. Hoy, simple y sencillamente se quedan así, sin decir “pio”, tan tranquilos como si no pasara nada.
Por eso, aunque sea con un sinsabor en la boca, tengo que felicitar a Aeroméxico por la forma en que llevó la negociación con los sobrecargos a ASSA de México, que ni las manos metieron para defender un aumento salarial. Quien hoy lleva las riendas del sindicato terminó siendo más pro empresa, trabajando a favor de ellos y no de sus agremiados.
De entrada, Ada Salazar permitió que fuera la asamblea quien le arrojase los números de esta revisión: 30% para el CCTA, y 25% de aumento al salario para el CCTB. Poco le importó que, para sustentar estas cifras, el Centro de Estudios del Sindicato debe realizar el trabajo de verificar cuál ha sido la pérdida de poder adquisitivo de los sobrecargos en los dos contratos, y con base en los informes financieros de la empresa, establecer el costo real de los sobrecargos tanto del CCTA como del B.
Una vez que se tiene la cifra, en Asamblea se les informa a los agremiados el resultado que arroja el trabajo del Centro de Estudios, por ejemplo “se detecta una merma del x porcentaje para el CCTA y de x porcentaje para el CCTB, pero para evitar este tipo de divisiones se hará una media entre los dos contratos y con esa única cifra se negociará ante la empresa”.
Por supuesto, vas a pedir dos o tres puntos porcentuales por arriba de la cifra obtenida para poder negociar con la aerolínea; pero es esencial que los agremiados, en dicha asamblea, sepan cuál es el “piso de la negociación”, porque en esa asamblea se establece el límite inferior del que la representación sindical no se puede bajar.
A su vez, se requiere tener una estrategia en medios de comunicación para dar a conocer la merma salarial de los sobrecargos de Aeroméxico, y que en aras de sacar a su empresa adelante, ahora los sobrecargos quieren ver esa retribución por el sacrificio realizado. Se sacan desplegados en periódicos y se hace toda una campaña, incluyendo un carrusel de medios para plantear la postura del sindicato. Por supuesto, siempre con una gran muestra de sensibilidad, y sobre todo con aires conciliatorios.
A nadie les gustan los rijosos, ¡y vaya que lo sé por la experiencia vivida!, conciliar y negociar bajo el concepto de “ganar-ganar”, es más apropiado para llevar la aeronave a buen puerto.
Pero la actual representación sindical de ASSA sacó esos porcentajes de una chistera de mago de fiesta infantil. Sí, fue un acuerdo de asamblea, pero sin que mediara un estudio de respaldo, lo hizo a sabiendas de lo irreal que es negociar con esos números, y más cuando no hay un trabajo que lo sustente. Toda solicitud de aumento salarial debe venir con un estudio del por qué se pide ese porcentaje, como expliqué líneas arriba.
Y para no hacerles el cuento largo, además de todo este desastre de los porcentajes, Ada Salazar tuvo el desenfado de hacer público en una asamblea que “se bajaba del barco de la revisión salarial”, dejando al frente a la secretaria de conflictos, porque -mintiendo de forma descarada- aseguró que ese era el trabajo de la otra secretaría y no de ella, y abundó: “es más, el año pasado en Aeroméxico se ‘sorprendieron’ al verla negociando la revisión contractual”.
¡A otro perro con ese hueso!, la realidad es que de antemano sabía que los sobrecargos se iban a estrellar con pared, y no sería ella quien les impidiese hacerlo, al contrario. Déjenme retomar aquí vertido en otra columna de opinión, y que aporta más información, respecto a lo que las autoridades laborales del país dicen de mi sindicato:
“Un funcionario de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, presente en la sala, con más experiencia que paciencia, lo dijo al de la letra sin rodeos:
“El sindicato no tiene pies, y menos aún cabeza. Metieron un pliego de dos dígitos y en un arreglo que recuerda los tiempos de FIDEL VELÁZQUEZ, la señora aceptó “bajarse” a un dígito y prorratear el aumento de forma desigual, rompiendo toda lógica y legalidad. Y lo peor: lo hizo sin consultar a su asamblea.”
El resultado fue bochornoso. Un grupo de representantes sindicales mirándose entre sí, unos desconcertados, otros disciplinados, pero todos callados.” Raúl Llamas para el medio Aviación 21, en su columna “Al vuelo” del día 19 de mayo del presente año.
El silencio al que se refiere, ya sea en apoyo a Ada Salazar, o bien por no querer meter más conflicto, deja patente que todos son cómplices de un sindicato decadente, que celebró 65 años de su fundación con ¡una misa católica!, a la que por cierto no asistió más que unos cuantos trabajadores del personal administrativo, dos sobrecargos activos, tres jubilados y familia; párenle de contar.
A tan solo 15 días del estallamiento a huelga, Aeroméxico ha jugado sus cartas de forma espectacular, y sin despeinarse en lo más mínimo. Sabe que los sobrecargos no son ninguna amenaza y que su emplazamiento a huelga no dará paso a un estallamiento, porque le consta que tiene una planta sin arrestos, y un sindicato que no va a permitir un paro de labores, porque ni la logística de huelga está hecha, y lo mejor: ASSA es actualmente un sindicato que no entiende cómo se debe hacerlo.
Por lo pronto, los pasajeros de Aeroméxico pueden respirar tranquilos que no habrá ningún estallamiento y sus vuelos no se verán afectados. ¡Felicidades Aeroméxico!