Aprovechando la llegada del otoño, nos pondremos en “mood Halloween” y hablaremos de “aerolíneas fantasma”. Les platico que hace unos días, con motivo del comunicado publicado por la Sección 15 de la CTM sobre el caso de Interjet, tuve una conversación muy interesante.

Se trata de un trabajador más de la aerolínea, el cual me compartió que junto con él, un grupo de trabajadores están muy “desencantados” del mundo de la aviación. Hay que tomar en cuenta que algunos vienen ya penando por la pérdida de Mexicana de Aviación, pues en su momento vieron en Interjet una gran oportunidad de seguir trabajando en una industria que los apasiona, y que además les permite seguir llevando el pan a su casa.

Evidentemente tras el cierre de operaciones de Interjet, muchos traen no solo un duelo, sino dos. En psicología se dice que perder el empleo es similar a perder un ser querido, y se debe de considerar que se atraviesa por un duelo cuando por circunstancias, sobre todo ajenas al trabajador, se pierde el trabajo.

En mi caso personal, tuvieron que pasar muchos años, y un empleo de por medio como asistente de Comunicación Social, para darme cuenta de que nunca había reflexionado y abordado emocionalmente la pérdida de mi trabajo en Mexicana de Aviación. Esto acarreó como consecuencia una ansiedad mal tratada, de la que era presa.

El trabajador de Interjet con el que conversé, me preguntó preocupado si yo sabía algo de la nueva aerolínea que estaba formando el ex director de Interjet, José Luis Garza, porque él desde su computadora ya no podía acceder a la página. Así que aprovechando que tenía mi computadora prendida me puse a buscar la página de Aerala. Al menos un mes antes había entrado a consultarla para una de mis columnas. ¿Cuál va siendo mi sorpresa? que no era falla de la computadora del compañero, o su navegador, ni su servidor; en efecto, la página ya está dada de baja.

¿Por qué le preocupaba a este trabajador que no estuviese la página de Aerala?, como muchos otros compañeros, en la búsqueda de tener recursos económicos, vieron una luz en el nacimiento de una nueva línea aérea, así que varios de ellos enviaron sus currículums vitae.

Con pesar se percataron que la posibilidad de obtener un empleo dentro de la industria se les iba de las manos como agua, igual que el paso del tiempo que no se puede detener. En enero de este año fue cuando se anunció la creación de esta nueva línea aérea, en diferentes medios de comunicación.

El anuncio de esta nueva línea aérea llamó mucho la atención, no por el hecho en sí, sino porque detrás estaba nada más que un ex director de Interjet, José Luis Garza Álvarez, y más aún porque le solicitó a la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes la concesión del servicio público de transporte aéreo de pasajeros, carga, paquetería y correo, nacional e internacional, regular y no regular.

Incluso la constitución de esta nueva aerolínea fue hecha el 26 de octubre del 2021 entre José Luis Garza Álvarez y su socio Salvador Ramírez Canizal, quienes la constituyeron con un capital de 10 mil pesos. No solo eso, también solicitaron al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) el registro de seis marcas.

Fue hasta el mes de enero que se hizo pública la creación de esta aerolínea y que, según ellos, ya tenían un pie dentro del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), como dejaron ver antes de la inauguración de dicha terminal aérea.

Fue en fechas recientes que José Luis Garza se “topó con pared” y admitió que estaban en la búsqueda de un inversionista, y que todavía no definían el modelo de negocios que iba a imperar para esta nueva línea aérea. Por supuesto, una cosa es hacer una solicitud, una carta de intención o un escrito dirigido a una dependencia gubernamental y otra muy diferente es la obtención de todos los permisos y requerimientos de ley.

Y es que la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT) está a cargo de un alma en pena, la del Ing. Jorge Arganis Díaz Leal, que hace las veces de “zombie” o muerto viviente, pues en lugar de poner orden en el sector, durante todo el tiempo que ha estado a cargo de la dependencia se la ha pasado “nadando de muertito”.

Y esto ha sido aprovechado por diferentes actores, que posicionan ciertos temas en el mundo de la aviación, como el caso reciente de José Luis Garza y Aerala, que es una entelequia más en el camposanto que es la aviación nacional. Desconocemos el trasfondo que haya impulsado la creación de esta línea aérea.

Según Carlos Del Valle -vocero de Interjet- los ex directivos de esta aerolínea están “demandados” por diversas razones, una de ellas por fraude fiscal. Si damos por válida esa declaración, entonces entre los demandados deben estar Miguel Alemán Velasco, quien fuera presidente del consejo de administración de la compañía, y su hijo Miguel Alemán Magnani, socio fundador de la aerolínea.

Otros personajes se esfumaron como fantasmas y se volvieron invisibles ante las autoridades del país, pues una vez que se desvanecieron en el aire, no ha habido poder humano (ni ultra terreno) que los siente a pagar sus cuentas pendientes con la justicia y sobre todo, con los trabajadores de Interjet.

En este entramado ya no sabemos quién le cubre a quién las espaldas, si José Luis Garza a través de anunciar una nueva línea aérea, o Carlos Del Valle con su cansina insistencia de que ya va a arrancar Interjet, aunque en los hechos no tiene con qué. Mucha neblina y telarañas que hacen más densa la ya de por sí tétrica escena que llamamos aviación nacional.

Todo se deriva de la abulia con la que la SICT sigue permitiendo que, en sus narices, se sigan creando “Frankensteinsen la aviación. Una de las preguntas que más me formulan los trabajadores es precisamente si algún día las autoridades en la materia tomarán cartas en el asunto, impidiendo que de manera cíclica surjan empresas que solo sirven para defraudar, tanto a trabajadores como a usuarios.

Como país debemos ser serios y no permitir más aerolíneas fantasmas, sean de reciente creación o viejas conocidas. Seguimos esperando el reordenamiento del espacio aéreo nacional, la asignación de rutas y slots, así como el pago por el usufructo de estas; debemos tener una verdadera política en materia aeronáutica, en la que no importe el color del partido en turno, sino que sea con una visión a largo plazo, independiente de quien ostente el poder político.

Bien nos merecemos una política aeronáutica; una que tenga miras en el fortalecimiento de la aviación nacional, y que además entienda de una buena vez la importancia del rol que esta industria juega: el de ser un sector estratégico para el desarrollo del país. Ya sea que se busque un modelo de aviación estatal, como el caso de Singapore Airlines, cuyo modelo es sumamente exitoso, o se busque un modelo híbrido, no podemos limitarnos a tener una troncal (Aeroméxico) y dos aerolíneas de bajo costo (Volaris y VivaAerobús).

No todo es blanco y negro. No necesitamos poner en práctica (otra vez) las lesivas normas del capitalismo rampante y deshumanizado de los tiempos neoliberales. Solamente debemos tener bien claro que la competencia es sana y necesaria; que tener una mayor oferta resulta benéfico tanto para quienes trabajamos en la industria, como para los pasajeros.

La aviación no se tiene que convertir en un cuento de terror. No debe ser una historia escrita a contentillo de quien gobierne, y que cada sexenio se privatice, al siguiente se estatice, se vuelva a privatizar, para luego rescatarla con dinero público, y así per saecula saeculorum. Basta revisar la historia de la aviación nacional para percatarnos de que así ha sido desde su nacimiento, a principios del siglo pasado.

No más aerolíneas fantasmas, no más entelequias despachando desde las dependencias gubernamentales, no más incertidumbre, desazón y desesperanza para los trabajadores de la aviación, quienes no son zombies, no están muertos en vida, aunque estén pasando por un duelo. No más cuento de terror.