El mérito es de varias personas. De la presidenta Claudia Sheinbaum por autorizar lo que no se autorizaba, la higienización profunda de las fuerzas armadas; del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, por su actuación invariablemente eficaz, sobre todo, en un tema tan delicado como el de perseguir a un contralmirante y a un vicealmirante, los hermanos Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, y del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, quien ha hecho en forma notable su trabajo en este y en otros asuntos.

Pero hay alguien más que merece reconocimiento, el secretario de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles. Sería ingenuo pensar que una investigación contra influyentes integrantes de la armada de México se realizó sin la intervención de este almirante.

No le debió resultar sencillo al almirante Morales Ángeles aceptar una realidad: gente importante de la marina armada no solo se corrompió, sino que dirigía algunas de las redes más importantes de huachicol fiscal, delito que tanto daño le hace a México.

La corrupción militar que no se combate es, sin duda, lo peor que le puede pasar a cualquier nación. Para empezar debilita la función principal de las fuerzas armadas, que es defender a la patria y apoyar a la sociedad civil en situaciones de catástrofes naturales. Además, genera inestabilidad política y, por lo tanto, siembra la semilla de la ingobernabilidad. Fortalece al crimen organizado, ya que si los mandos castrenses se corrompen caen fácilmente en la tentación de pactar con las mafias. Y, por lo demás, la corrupción militar atenta contra los derechos humanos de todas las personas que quedan en el desamparo al pudrirse las instituciones que deberían protegerles.

La mala noticia conocida desde hace demasiados sexenios es que hay corrupción en las fuerzas armadas de México. La buena noticia, que una de sus dos grandes ramas, la Marina, decidió ponerse en modo autolimpieza. Sí, como las lavadoras, los aires acondicionados, los hornos, las aspiradoras y otros electrodomésticos.

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Estoy seguro que también ha encendido el botón de autolimpieza la otra rama de las fuerzas armadas, el ejército, que depende del titular de la Secretaría de la Defensa, general Ricardo Trevilla Trejo.

Si la higienización continúa —la autolimpieza debe darse también en las instituciones civiles del gobierno—, no habrá duda acerca de que, como suele decir la presidenta Sheinbaum, no solo vamos bien, sino que vamos a ir mejor.

Posdata de plagio periodístico: Durante años, Ciro Gómez Leyva se quejó de que los diarios del Grupo Reforma difundían, sin mencionar al entrevistador, las entrevistas que él hacía en Radio Fórmula y en Imagen TV. Es verdad, esa clase de honestidad intelectual no caracteriza a los diarios El Norte, de Monterrey; Reforma, de la Ciudad de México, y Mural, de Guadalajara. El problema es que hoy domingo, en su columna de Excélsior, Ciro hace lo que criticaba: comenta el arresto del vicealmirante Manuel Roberto Farías y no dice que la gran nota la dio a conocer Reforma.

Posdata de buen periodismo: A veces, cuando la ideología no lo impide, en Reforma se realiza un periodismo de calidad. Hoy recuerda que el contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar fue asesinado el 8 de noviembre pasado en Manzanillo, Colima, después de haber denunciado a los hermanos Farías Laguna. Estos homicidios “son parte central de la indagatoria” de la FGR y de la Secretaría de Seguridad que ha sacudido, para bien, a México.