Dentro de la locura que es para muchos el nuevo universo de películas de Star Wars, una que ha estado en el ojo del huracán casi desde su anuncio es la dedicada a contar la juventud de Han Solo, tal vez el personaje más querido de toda la saga.
La elección del actor principal, problemas en la producción, cambio de directores, regrabaciones casi totales y un muy mal sabor de boca dejado por Episodio VIII; se resumen una poca expectativa acerca de la película, tanto así que se le auguró un desastre desde un año antes de su estreno. Ahora que estamos a horas del momento clave para la obra; ¿En realidad se trata de lo peor que le haya pasado a Star Wars? No, afortunadamente; aunque tampoco es una obra sobresaliente, de hecho, es el producto más innecesario de la Guerra de las Galaxias en los últimos 20 años.
La trama se desarrolla alrededor de un Han veinteañero, que trata de huir del planeta donde vive con el sueño de encontrar una libertad que nunca ha conocido; esto al lado de Qi'ra, su única amiga e interés amoroso. Desafortunadamente las cosas no salen del todo bien y este joven que sueña con ser un pirata espacial acaba envuelto con el Imperio Galáctico, lo que desatará una serie de eventos llevándolo a toparse con todos los elementos que lo convirtieron en el personaje que vemos en A New Hope, desde el conocer a su gran amigo, Chewbacca, hasta encontrarse con el que sería su verdadero gran amor en mucho tiempo, el Halcón Milenario.
Al tratarse de una historia alejada del conflicto principal de Star Wars (dígase la Rebelión contra el Imperio, los Jedi contra los Sith), se toman una cierta libertad para desarrollar una estructura que recuerda a diversas películas de robos, el caso más inmediato sería Ocean's Eleven; recordemos que antes de ser general, Solo era contrabandista, por lo que se nos tratan de mostrar un poco cómo es ese trabajo en una galaxia muy, muy lejana.
Afortunadamente, todo fluye de manera adecuada; con una estructura bien lograda que nunca llega a aletargarse o situarse en un ritmo frenético que no nos permita apreciar lo que está pasando. Asimismo, los momentos de comedia y drama están equilibrados, ninguno sobrepasa al otro; esto será del agrado de aquellas personas que temían que Han se convirtiera en un chiste de sí mismo.
Esto también es gracias al elenco que cumple con su papel, sorprende sobretodo Alden Ehrenreich, que aunque nunca llega a siquiera rozar el magistral Han de Harrison Ford, demuestra que por lo menos puede sostener la película el tiempo suficiente. Mención aparte para Donald Glover que entrega un carismático Lando. Todo esto en su conjunto da como resultado algo disfrutable para el espectador no tan clavado en la mitología warsie.
Ahora bien, ¿Qué pasa cuando apelamos precisamente a ese mythos? Pues que tenemos un filme totalmente innecesario. Esto debido a que no agrega nada a la cosmovisión de Star Wars, ni al mito de Solo; no los reduce tampoco, pero no da nada más de lo que daría cualquier otro filme de aventuras genérico. Puedes cambiar al protagonista por cualquier otro y el resultado es el mismo, esto es algo triste porque eso no debería de pasar en algo pensado específicamente para encumbrar a un personaje determinado.
Además, el punto que desata el conflicto, una escasez energética, no llega a cuadrar del todo en lo que se nos ha contado de la saga por más de 40 años; puesto que en ningún momento se hace patente que el combustible sea algo preciado en la galaxia, como sí queda establecido en otras sagas, tal es el caso de Mad Max.
También está el hecho de que cosas que parecía que debieron de haberse abordado, nunca se muestran. De un momento a otro, Han ya es el mejor piloto de la galaxia y puede correr el Corredor de Kessel en 12 parsecs con el Halcón Milenario; por ejemplo.
Es una lástima que la película en solitario de uno de los personajes más icónicos de la ciencia ficción y la fantasía se quede en un estadio mediano; aunque es de reconocerle a Ron Howard el trabajo que hizo, pues el resultado final es mucho mejor de lo que se temía en un primer momento. Aún así, Han Solo: A Star Wars Story puede ser obviada sin temor a perder un punto importante de la franquicia.