Muchas personas detestan tener papada; y debido a que se requiere una cirugía para reducirla o eliminarla, muchos no se atreven a invertir en tal proceso quirúrgico. Sin embargo, existen dos opciones en España que están cambiando el rumbo de la medicina estética, con tratamientos que no son invasivos y que te ayudarán a desaparecerla.

Tener papada no es sinónimo de obesidad; de hecho, el desarrollarla puede venir desde tu ADN, ya que muchos tenemos esa predisposición genética que hace que la musculatura del suelo de la boca, se desarrolle de manera excesiva, especialmente durante la adolescencia, cuando las células presentan más apetencia por captar grasa.

Los nuevos tratamientos se llaman Belkyra y Coolsculpting; en la primera, se infiltra ácido desoxicólico que destruye los adipocitos de manera química. Este tratamiento funciona para papadas moderadas y mientras más joven seas, mejores resultados tendrás.

Funciona perfecto para hombres y mujeres, aunque debido al grosor de la piel masculina, cuesta un poco más de trabajo. Lo más padre de este procedimiento, es que la papada no vuelve a llenarse, ya que destruye el adipocito, produce una ligera fibrosis y favorece  la producción de colágeno, lo que hace que la piel se retraiga.

El proceso consiste en la aplicación de 20 micro-infiltraciones con una aguja muy fina, dirigidas directamente a los adipocitos. La molestia consta de un ardor ligero que disminuye con el paso de los días. La recuperación es rápida y en máximo 3 semanas notarás el resultado final.

El Coolsculpting o congelación de adipocitos, consiste en aplicar frío controlado sobre la grasa. Esta técnica fue desarrollada por científicos de Harvard en el Hospital General de Massachussets (Boston), procedimiento que demostró que las células grasas con más vulnerables al efecto de enfriamiento que otro tipo de tejidos.

La congelación de adipositos no daña la piel; solamente los cristaliza generando una apoptosis, los macrófagos se comen la grasa y con el tiempo, el organismo procesa esa adiposidad y la elimina a través del sistema linfático.

El frío que se aplica en este procedimiento es de hasta -11º y tiene una duración de 45 minutos. En cuanto a las molestias, son pasajeras pero si incomodan, especialmente cuando al final de la sesión se masajea la zona tratada para mover los adipocitos congelados.

En cuanto a los resultados, al igual que el coolsculpting, estos son notorios a partir de la tercera semana.

Ojo, ninguno de estos tratamientos son económicos, pero si son una opción para quienes desean evitar el bisturí.

Con información de ABC