La importancia de la interacción humana física se subestima. Tomamos la conexión a través del tacto por sentado, lo que limita el contacto habitual y circunstancial con nuestra pareja íntima, hijos, amigos y familia.
Claro, podemos saludar de beso o dar un apretón de manos; sin embargo, protegemos nuestros límites personales de los extraños a toda costa. Reducimos el afecto físico a una necesidad mundana; una costumbre sin sentido. Al hacerlo, no somos capaces de reconocer lo importante que es para la supervivencia y la de nuestra especie; para el bienestar de nuestra salud física, emocional y mental; para realmente tocar a otro ser humano y transmitir mensajes importantes que las palabras y los hechos simplemente no ofrecen.
Los seres humanos practican lo que se conoce como comportamiento social favorable, que es una acción voluntaria que beneficia a otra persona. Al participar en actos de confianza y cooperación, los grupos sociales sobreviven.
El afecto físico es una parte vital de ese proceso. Diversos estudios han demostrado que la necesidad de contacto piel con piel y el calor de la misma, puede mejorar el aumento de peso en los bebés prematuros y el tacto puede transmitir una variedad de emociones complejas que incluyen empatía y agradecimiento.
El simple hecho de tocar a alguien mejora el desarrollo cognitivo y emocional, incluyendo la reducción de la depresión y la reducción de algunos comportamientos asociados con Alzheimer. De hecho, también fortaleces tu sistema inmune.
El contacto piel a piel inmediatamente después del nacimiento, promueve la cicatrización después de una experiencia tan intensa, independientemente de la complejidad y los eventos no planificados que el nacimiento a veces conlleva.
Promueve un mejor sueño. Aumenta el volumen y la duración de la lactancia en las madres y profundiza un sentido de conexión y confianza para cuidar al nuevo bebé.
La intimidad física con la pareja y el afecto hacia los miembros de la familia y amigos cercanos también es algo de lo que tenemos que ser más conscientes, no sólo para demostrar el nivel de comodidad que sentimos con las personas más cercanas a nosotros, sino también para transmitir las emociones que van más allá de la comunicación verbal.
Nuestra salud sexual es de suma importancia. Por desgracia, la idea de que las relaciones sexuales y la conexión es algo cuyo propósito es la procreación, lo ha convertido en un tabú. Se impide el desarrollo natural del deseo sexual y la necesidad física de la intimidad. La investigación científica muestra que la expresión sexual entre adultos trae muchos beneficios para la salud; experimentar placer sexual a través de la conexión liberada y compartir la intimidad física es importante no sólo para nuestro desarrollo emocional, psicológica y física.
Tocar puede ser significativo incluso cuando se limita a una palmada en el brazo o el hombro, un apretón de manos habitual, un beso o dos en la mejilla en algunas culturas; para transmitir la amistad, apoyo o felicitación.



Es importante que los niños aprendan sobre confianza y lo que no deben permitir con desconocidos. Enséñales la propiedad física, la autonomía y edúcalos para formar relaciones de confianza y crianza, donde el contacto físico evoluciona con el consentimiento mutuo y el afecto sin imposición.
Las investigaciones muestran que los niños que saben los nombres correctos de sus genitales son menos propensos a ser depredados. Un abusador no sólo supondrá que un niño tiene más probabilidades de revelar con precisión un evento de contacto inapropiado, sino que también tendrá miedo de que este niño tenga una relación funcional y constructiva con un adulto de confianza que crea en su historia. Un niño que se educa sobre su cuerpo y la noción de privacidad y el espacio físico, es también más propensos a protegerse a sí mismo.