Científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison detectaron que los gatos pueden infectar a las personas de una bacteria que provoca esquizofrenia. De acuerdo con el estudio, los arañazos de estos felinos son capaces de transmitir un patógeno llamado ‘Bartonella’.

En el estudio, encabezado por Erin Lashnits del Departamento de Ciencias Médicas, se encontró evidencia de esta bacteria en la sangre de las personas con trastorno esquizoafectivo. 

“Los investigadores han estado analizando la conexión entre la infección bacteriana y la enfermedad neuropsiquiátrica durante algún tiempo”

Erin Lashnits<br>

La especialista también informa que en diversos trabajos de investigación se ha determinado que la posesión de un gato está asociada con la esquizofrenia. En un principio, se pensó que se debía al parásito zoonótico Toxoplasma gondii, pero, debido a que no existe evidencia, se optó por buscar otro agente infeccioso como al ‘Bartonella’.

La especialista también informa que en diversos trabajos de investigación se ha determinado que la posesión de un gato está asociada con la esquizofrenia. En un principio, se pensó que se debía al parásito zoonótico Toxoplasma gondii, pero, debido a que no existe evidencia, se optó por buscar otro agente infeccioso como al ‘Bartonella’.

En el estudio participaron 17 pacientes con esquizofrenia

El estudio de Lashnits fue publicado en la revista ‘Vector-Borne and Zoonotic Diseases’. La Universidad Estatal de Carolina del Norte, señala que la investigación contó con la participación de 17 pacientes con esquizofrenia, de los cuales 12 tenían presentaban la bacteria de ‘Bartonella’ en la sangre.

Por su parte, Flavio Frohlich, profesor asociado de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, comentó que el estudio no pudo demostrar por diseño un vínculo causal entre la infección por 'Bartonella' y la esquizofrenia.

“Sin embargo, creemos que este estudio de observación inicial apoya firmemente la necesidad de una investigación de seguimiento"

Flavio Frohlich

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos informa que la bacteria ‘Bartonella’ también puede propagarse a través del contacto con la saliva del gato sobre la piel o las superficies mucosas rotas como las de la nariz, la boca y los ojos.