“Yo me vi reflejada en ella, yo no la conocía, yo no la conocí, me dio mucha tristeza, una profunda tristeza porque a cualquiera de nosotras que somos madres de niños autistas nos puede pasar lo mismo”, cuenta Daniela Hernández al preguntarle lo que pasó por su mente cuando vio la noticia del feminicidio de Luz Raquel Padilla, a quien asesinaron en Jalisco por intolerancia contra su hijo que vive con trastorno del espectro autista y ante la inacción de las autoridades.

Daniela aun no puede hablar mucho de lo sucedido. El corazón se le parte. No conocía a Luz Raquel Padilla, como ella misma dice, pero siente que se parecía en mucho a ella: ambas mamás de un niño con autismo, ambas cuidadoras 24/7 y ambas enfrentaron el rechazo, discriminación y violencia de la sociedad.

“La gente pasó los límites, es tan fácil decir, agredir, hasta matar ¿es tan fácil? por qué por la falta de concientización, amor, por la falta de empatía, como tú lo quieras llamar, es un hecho desgarrador”, cuenta después de recordar algunas de las muchas veces que ha sido violentada en las calles de Veracruz.

En cuanto una colectiva pregunta en redes sociales quienes quieren exponer las violencias que ha vivido, Daniela contesta. Ella y muchas más.

Algunas forman parte de redes que se han pronunciado para exigir justicia por el feminicidio de Luz Raquel Padilla y la necesidad de actuar contra los funcionarios que le negaron ayuda cuando denunció las amenazas en su contra.

Mujeres que son mamás y cuidadoras a la vez han hablado sobre la necesidad de que se tomen acciones porque el caso de Raquel Padilla no es único, todas viven violencias.

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Daniela es una de las muchas mujeres cuidadoras de sus hijos e hijas con discapacidad. Cuidar es un trabajo de mujeres.

Son mujeres quienes dejan sus empleos remunerados para dedicarse a estos actos que socialmente se suelen ver como algo hecho por amor, se desvaloriza y se asigna de manera estereotipada, según Oxfam México en su informe “Sostener la vida. Las redes de cuidado en México”.

Daniela es una de las muchas mujeres cuidadoras que ha enfrentado la violencia poe ser una mujer, cuidadora, en México.

Daniela era sobrecargo y cuando decidió embarazarse optó por dejar su trabajo durante algunos meses pero una vez que su niño nació se dio cuenta que no podría regresar a las labores remuneradas, lo que fue confirmado una vez que obtuvo el diagnóstico: autismo grado 2, es decir que necesita de apoyo para realizar actividades básicas.

Daniela no podía combinar ambos trabajos porque en México no hay un sistema de cuidados que lo permita, aun a costa de su bienestar emocional porque dejar de trabajar y dedicarse a tiempo entero al cuidado de otro, le trajo consigo depresión.

Violencia en México es elegir entre una vida planeada y el cuidado de un hijo

En México 29 millones 529 mil 183 mujeres (mayores de 15 años) se reportan como “no económicamente activas” lo que quiere decir que no están en disponibilidad de trabajar. Según la Encuesta de Ocupación Empleo del Inegi, de ellas:

  • 21 millones 397 mil declaran que no tienen interés de trabajar porque tienen otras obligaciones
  • 2 millones 357 mil quieren trabajar pero no pueden hacerlo debido a que se dedican a actividades de cuidado u otras limitantes

Hay otras mujeres que sí deben formar parte del mundo laboral y combinar ese trabajo con ser cuidadoras de personas dependientes aun cuando eso signifique tener ingresos muy bajos.

Ese es el caso de Laura Rojas, que debe tomar empleos informales o de baja remuneración para poder dedicarse a su hijo de 8 años que fue diagnosticado con trastorno del espectro autista con grado 1 o dependencia baja.

Laura tiene parcialmente el apoyo financiero del papá de su hijo, pero los trabajos de cuidado los debe hacer sola. Por lo que cuando intentaba trabajar en empresas se encontraba que cuando su hijo tenía alguna crisis y ella debía irse, sus superiores reñían.

Finalmente optó por la opción que muchas prefieren, los trabajos informales (como viven en el país 55.56% de las mujeres) aunque eso implique no poder llevar a su hijo a terapias particulares.

Violencia y precariedad, el común denominador para mamás y cuidadoras; para su hijos hay discriminación

Cuando Laura sale con su hijo a una plaza comercial o un lugar público, se encuentra con la discriminación constante.

Su hijo, como parte de su trastorno, puede entrar en crisis, emitir sonidos, no tener una regulación emocional y eso la gente lo percibe como “malo”.

Por eso, contó Laura, le han dicho muchas cosas; le dan “consejos” como golpearlo o inclusive la han sacado de algunos establecimientos.

“Una de las conductas más comunes en niñas y niños es la falta de regulación emocional y sufren crisis como gritar, patalear o llorar. Estas conductas siempre son asociadas con caprichos o ‘comportamientos inapropiados’, en niñas y niños, independiente de su condición. Debido a esto es que en varias ocasiones recibí señalamientos, insultos y hasta me sugerían aplicar violencia contra mi hijo, ‘con unas buenas nalgadas se calma’. También me amenazaron con sacarme de establecimientos, museos y hasta del transporte público”

Laura, mamá y cuidadora

Violencia: No permitir el uso del espacio público es discriminación

Daniela ha vivido historias similares.

  • Una señora en una plaza comercial que murmura “ese niño tan grandote, en carreola y tan llorón” cuando en una crisis no lo podía contener
  • Otra que en el súper se dirige a sus hijos para decirles que por eso ella los educó bien

Son momentos que Daniela vive días tras día, salida tras salida. Son momentos por los que ella ha llorado en público cuando enfrenta a sus agresoras o agresores.

El esposo de Daniela le ha dicho que no puede pasársela llorando, pero a veces ella no puede más. De hecho, ha pasado por terapia y mucho apoyo ya que desde que decidió no reincorporarse al trabajo y sumado a todo lo que vive con su hijo, ha desarrollado depresión y ansiedad.

“A mi me costó muchísimo en la salud mental porque te voy a decir algo, yo tuve mucha ansiedad, tuve una depresión, una depresión muy grande, conflictos con mi esposo, eran conflictos por todo desde lo económico, desde lo moral, siento que la familia no me entiende, dicen que ven a mi hijo normal pero no sé qué esperan que Salomón tuviera para decir ah sí mira él es autista”

Daniela, mamá y cuidadora

Iniciativa del sistema de cuidados, detenida en el Senado

El trabajo de los cuidados no debería ser únicamente de Laura, de Daniela, de Luz Raquel. En teoría debería existir un sistema que les permita cuidar de manera conjunta y el gobierno, las empresas y las propias familias hacerse cargo; pero no es así.

La única iniciativa acerca del sistema de cuidados está detenida en el Senado de la República luego de ser aprobada hace algunos meses en la Cámara de Diputados.

Uno de los argumentos que más fuerte ha sonado cada vez que se habla de la necesidad sistema de cuidados, es el alto tiempo que las mujeres dedican a actividades no remuneradas o de cuidado.

En la iniciativa de ley, el promedio las mujeres dedican 28.4 horas semanales al cuidado de personas con enfermedades o con discapacidad, mientras que los hombres 16.3.

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Pero la realidad de Daniela y Laura cuenta una historia distinta. Sus hijos las requieren todo el tiempo.

“No hay descanso, no hay descanso, no hay tregua, no hay nada, todos los días chutate lo mismo, hay veces que el niño está bien, hay veces que el niño no está bien, no hay como hoy descansé todo el domingo”

Daniela

No hay descansos, no hay momentos para ellas.

“A veces creo que son muy egoístas las personas porque también deberían de voltear a ver el lado de las cuidadoras, de la mujer que cuida a sus hijos, de la mujer que no tiene las mismas libertades que el hombre, yo no tengo las mismas libertades que mi esposo de poder decir ‘sabes qué, me voy de viaje, te dejo a los niños’ y me voy, porque así es nuestro rol, no sé si solamente es en México o en donde sea pero creo que el mundo espera que nosotras siempre estemos como en ese papel, de no quejarnos, por qué te quejas si estás en la casa, por qué te quejas si puedes cuidar a tus hijos y no es una queja sabes, también hay veces que uno como mamá necesita liberarse un poquito de tanta carga”

Laura

Violencia también es privar de tiempo libre o de esparcimiento.

Cuidadoras en Veracruz crean redes de apoyo ante violencia y el “así es nuestro rol”; siempre les falta tiempo

Las violencias contra mamás y cuidadoras se pueden seguir contando.

  • Violencia, ser juzgadas de ‘malas madres’ por no ‘controlar’ a los hijos o hijas
  • Violencia, falta de acceso a servicios de salud dignos para ellas y para sus hijos e hijas
  • Violencia, malas palabras, amenazas, feminicidio. Luz Raquel fue la muestra

Rosalía Hernández es de Veracruz. Ahí, desde hace mucho, junto a un grupo de mujeres que suelen coincidir en las terapias, habían pensado en hacer una red para apoyarse y luchar por sus derechos, pero la falta de tiempo y las múltiples ocupaciones que tienen las había frenado.

Ahora, después de ver el feminicidio de Luz Raquel Padilla, decidieron finalmente unirse. Actualmente son seis mujeres, pero esperan crecer aun más.

“Veníamos platicando esto varias mamás usuarias del centro de rehabilitación de nuestros hijos que coincidimos y nos ponemos a platicar. Pero nunca terminaba de concretarse porque nadie tiene tiempo, pero hace unos días desafortunadamente ocurre el feminicidio de Luz Raquel Padilla y es ahí un detonante. Como Luz Raquel habemos muchas mujeres”, aseguró Rosalía.

“Por eso dijimos pues es ahora, si nosotras no nos promovíamos como un colectivo o como una asociación desde Veracruz, en Veracruz esto va a seguir siendo invisibilizado. De Luz Raquel Padilla ahorita porque es nota y en un mes ya nada”

Rosalía Hernández, mamá y cuidadora

Como en Veracruz, en muchas entidades se han creado colectivos similares que buscan visibilizar las violencias que viven madres y cuidadoras.

Como en Veracruz, se han creado colectivos similares que buscan que la historia de Luz Raquel Padilla no se repita.