Woodstock 99′ pasó a la historia como una de las mayores catástrofes dentro de los festivales de música. Tanto así, que Netflix lanzó un documental para explicar el fiasco de un evento conmemorativo.

Trainwreck: Woodstock 99′ es un documental de tres capítulos donde Netflix revela los excesivos precios del festival celebrado entre el 22 y el 25 de julio de 1999, en Estados Unidos, así como la falta de organización y seguridad.

Trainwreck: Woodstock 99

¿De qué va ‘Trainwreck: Woodstock 99′ en Netflix?

Trainwreck: Woodstock 99′ en Netflix cuenta la historia de un festival de música que pretendía celebrar los 30 años de su primera edición, pero resultó todo un desastre.

Y es que el lema de “tres días de música y paz” claramente no se consiguió, pues lo que los asistentes encontraron fue pésima organización, vandalismo, precios elevados hasta el cielo y violencia.

Según testimonios, Michael Lang, Artie Kornfeld, Joel Rosenman y John P. Roberts, los fundadores, subieron los precios en el Woodstock 99 debido a que la edición de 1994 no dejó la derrama económica que esperaban.

Trainwreck: Woodstock 99

Así, ni quiera pagaron para mantener el lugar limpio durante los tres días del festival y los departamentos de saneamiento de Nueva York no pudieron apoyar en las tareas.

Y, lo que hace Netflix en ‘Trainwreck: Woodstock 99′ es mostrar esto con videos, entrevistas a los organizadores, músicos y parte del staff.

Trainwreck: Woodstock 99

La violencia ocurrida en Woodstock 99 mostrada por Netflix

Uno de los puntos que más enfadan de ‘Trainwreck: Woodstock 99′ en Netflix es la violencia machista y el acoso sexual que vivieron las asistentes.

La multitud era machista y agresiva; una cultura de ‘chicos de fraternidad’ que dominaba el evento”, dice una delas víctimas.

Trainwreck: Woodstock 99

En cuanto a la nula seguridad del evento, afirman que se unieron a los disturbios y que no hubo consecuencias, pues los organizadores de ‘Woodstock 99′ como el alcalde de Rome, Nueva York, estaban más preocupados por las ganancias.

“No queríamos a nadie uniformado ni a nadie portando un arma, así que la seguridad que contratamos, no estaban armados; eran patrullas de paz”, dice para Netflix John Scher.