“No metería a mi hijo en clases de baile, porque las clases de baile podrían volver gay a tu hijoPreferiría que mi hijo fuese heterosexual”. Estas fueron las palabras del bloguero gay Perez Hilton, nombre artístico de Mario Armando Lavandeira en su podcast The Perez Hilton Podcast.

Perez Hilton se hizo famoso por el blog que lleva su mismo nombre y que se ha caracterizado por su estilo agresivo hacia todo tipo de personajes públicos. 

En 2004, Perez empezó a publicar imágenes poco agraciadas de los famosos junto a frases crueles; sacó a varias figuras del clóset sin su previo consentimiento; criticó duramente a los que, según su percepción, hacían mal las cosas. 

En su blog también circulaban filtraciones ilegales de canciones, enlaces a imágenes y videos sexuales de estrellas de Hollywood. Todo esto hizo que terminase envuelto en problemas legales en más de una ocasión. Pese a todo eso, se convirtió en toda una estrella en la pasada década. Una figura nueva a la que el hasta el New York Times dedicó extensos perfiles y quien llegó a tener su propia serie documental en la cadena VH1. 

El tráfico de su web era espectacular, pero también sus mentiras –en 2007 anunció a bombo y platillo la muerte de Fidel Castro– y su visible intención de ser él mismo una estrella. En 2010 hizo examen de conciencia, pidió perdón y prometió no volver a practicar esa suerte de bullying desde su espacio. Desde entonces dejó de ser relevante y hoy su nombre se mantiene gracias a que en 2015 participó en la versión británica de Big Brother VIP.

Pero esta semana los medios vuelven a hablar de él tras escuchar sus últimas declaraciones sobre su hijo de cinco años (llamado, como él, Mario Armando Lavandeira), que resultan chocantes por varios motivos.

En primer lugar, porque Perez Hilton es gay. En segundo lugar, porque parece creer que ser gay es algo que obedece a condicionantes externos. En tercer lugar, porque incluye en esos condicionantes externos uno tan pueril y perteneciente al lugar común como unas clases de baile. En cuarto lugar, porque Perez Hilton presumió durante años de ser un activista de la causa LGTBI.

Hoy, la mayor difamación ha salido de su boca: creer que la condición sexual de cualquiera es moldeable y susceptible de ser cambiada. También considerar que ser gay es peor que ser heterosexual, un caso de homofobia interiorizada. 

“Ser un hombre gay, o incluso (sic) una mujer lesbiana o un hombre transexual o una mujer transexual en Estados Unidos y en todo el mundo todavía es un camino mucho más duro. Seguimos siendo discriminados y no quiero que mi hijo tenga un camino duro en la vida”, dijo.

Desde el momento en que Hilton publicó el polémico podcast, le han llovido un sinfín de críticas por considerar homofóbicas sus declaraciones.

En un nuevo podcast, Hilton trató de mejorar sus anteriores declaraciones pero no cambió en absoluto su postura al respecto: "La semana pasada en mi podcast dije que no metería a mi hijo en clases de baile porque esas clases de baile pueden contribuir a hacer a tu hijo gay [...] Pero tampoco le llevaría a un campo de tiro ni le daría clases de disparo para hacerlo heterosexual". También aclaró que, si su hijo tuviese muchas ganas de ir a clases de baile y se lo pidiera, se lo permitiría. 

Con información de El País