Los grupos feministas defensores de la violación a mujeres, las minorías de hispanos y negros y parte de la sociedad, piden en una solicitud pública sea removido el juez Aaron Persky por la baja sentencia que le dio a Brock Turner de seis meses y tres años de libertad bajo custodia por asalto de violación. Para todos estos grupos la violación es simplemente violación sin otros componentes y debe castigarse como se castigan a los negros e hispanos. Este es el punto principal del movimiento contra Brock Turner, el racismo, la injusticia y su condición de ventaja por ser blanco y rico.
Para mí este tema siempre ha sido relevante porque es un tema de fricción entre la población negra e hispana, yo lo he observado desde el punto de vista sociológico, trato de ver el descontento o el porqué el enojo de estos grupos minoritarios observándolos en su propio comportamiento. Soy de las que ponen como ejemplo a los blancos norteamericanos y su cultura de la “ética protestante”, que hay que decirlo, ha mermado mucho en los últimos años pero forma parte fundamental de la idiosincrasia del pueblo estadounidense y, curiosamente, negros y especialmente hispanos, no la observan, no la toman en cuenta cuando deberían aprender de ella. El hispano no la observa porque esta ley de vida no la conoce y por lo mismo no puede verla, la cultura católica del hispano lo hace ser corrupto de manera formativa, ya lo he explicado en dos artículos míos (artículo 1 y artículo 2) pero es y debe ser un tema obligado para entendernos desde la perspectiva de conducta social comunitaria para luego no caer en la monserga del “white privilege” y de creer que porque son blancos todo se les perdona cuando su conducta es mejor a otras razas o grupos comunitarios. Los judíos son otro grupo minoritario con un excelente comportamiento social y de comunidad.
Pero regresemos al tema:
¿Por qué a Brock Turner se le da tan baja sentencia? Primero por los hechos y después porque mucha gente abogó por él: los amigos de su pueblo, maestros, familiares y sus compañeros de la universidad, pese a las mentiras y el afán de los medios por demonizarlo y ponerlo como el monstruo que viola a todas. El juez se fue a la lógica de los hechos. Pero hay otro elemento que nadie quiere ver, ni observar y mucho menos analizar, que son las fiestas de las hermandades universitarias que siempre terminan en drogas, alcohol y sexo.
En los medios y en la petición de firmas para destituir al juez toman como fuente principal de los hechos los elementos de la publicación de la carta de la chica violada; una carta cargada de datos emocionales, una carta muy larga explicando un cuento fantasioso de un hecho que no pasó más de veinte minutos, una carta que lleva unos datos increíbles pero no para los hechos del juez porque entre la carta y la verdad adolecen muchos elementos que ella no puede demostrar pero que todos los demás sostienen, es una carta con una excelente dosis de manipulación sentimental y psicológica que al leerla nos estamos imaginando al monstruo enorme que viola mujeres por su camino, una carta ideal para las feministas, y de paso, esta carta ayuda como excusa a los negros e hispanos en su insistencia por mostrarse como víctimas del sistema (de los blancos) y no como parte fundante de la delincuencia, problema que se niega constantemente y que se encubre a modo de racismo pero que ambas comunidades rechazan el aceptar que su delincuencia es ya una falta terrible de responsabilidad personal y de la comunidad como tal y no una falla del sistema. Yo puedo decir que son ellos y nada más que ellos los que enviciaron el sistema para usarlo a su favor para seguir delinquiendo y pretender ser las víctimas de un sistema que les da más oportunidades de salir adelante que en cualquier otra parte del mundo.
Pero regresemos a la fiesta de la hermandad en la prestigiada Universidad de Stanford. Turner y la chica ya se conocían, ella niega el hecho de no conocerlo anterior a la fiesta y él dice que ya se habían besado en una fiesta anterior. Turner y ella tomaron lo suficiente como para que ambos perdieran el conocimiento, él en su condición de nadador o atleta de alto rendimiento no puede metabolizar el alcohol como los demás y fácilmente puede embriagarse, y ella tomó hasta quedar totalmente desconectada, caminaron un poco afuera de la fiesta ella cae al pasto y él aprovecha para tener sexo con ella escondidos, lo cual es un acto cobarde a todas luces, y como dice el dicho, no hay borracho que trague lumbre, perfectamente sabía lo que hacía. Afortunadamente pasaron dos jóvenes en bicicleta lo vieron encima de ella y notaron que ella estaba inconsciente y se lo quitaron de encima y llamaron a la policía. Nadie niega el hecho pero para el juez así como para muchos de nosotros no es lo mismo un “sexual assault” que un “rape crime", esto es, no es lo mismo un “asalto sexual” que el “delito de violación” donde hay acoso, persecución, violencia, golpes y la consumación de la violación en escenario de violencia. El asalto sexual es una situación donde una de las partes toma ventaja de la otra pero hay también un consentimiento para estar juntos, es como esos casos donde las mujeres en una fiesta coquetean, se muestran sexys, provocativas, invitan a la sexualidad y luego ya al final, estando con ellos, no consuman el hecho por mera burla al sexo masculino y, algunos, no todos, terminan violándolas, más por venganza que por deseo. La mujer sabe que el hombre es un animal sexual por muy educados, gentiles y controlados que sean y bajo los efectos del alcohol pueden convertirse en otras personas. Muchas mujeres lo saben pero fingen demencia. A mí me parece una treta deshonesta. Yo estoy segurísima que el juez Aaron Persky contempló varios aspectos del hecho pues ella, Emily, la víctima, avienta mucho rollo en su carta.
Por el otro lado tenemos la carta de Brock Turner al juez que ha sido criticado porque según los medios él no muestra remordimiento hacia la chica sino hacia su presente y su futuro, porque por un momento de estupidez él perdió lo más valioso de su vida, haber sido corrido de Stanford (para mí la mejor universidad del mundo), ya no podrá pertenecer jamás al equipo nacional de natación ni ir a las olimpiadas; quien no entienda esto como la peor de las sentencias de vida entonces no sabe lo que significa esfuerzo y sacrificio porque ser atleta de este nivel es dejar la vida entera por un ideal. ¿Le importa a Turner la chica? En lo absoluto, cuando la mujer decidió faltarse al respeto a sí misma al andar por los antros borrachas, ellas dejaron de ser importantes para ellos, el sexo se toma y se deja de manera fácil y gratuita, ellas deben asumirlo. Se pueden cometer los peores actos bajo el influjo de las drogas y el alcohol, y al día siguiente a nadie le importa el drogadicto o el borracho de la fiesta.
Que cada quien se haga responsable de sus actos si deciden entrar a un antro o a una fiesta donde habrá estupefacientes que, por iniciativa y decisión propia, lleven a cualquiera a cometer una burrada y ella, Emily Doe, también forma parte de la burrada, y no puede alegar que le robaron su, “dignidad”, cuando ni ella misma la respetó.
Tere Quezada es maestra de inglés como segunda lengua con una sub especialidad en Fonética y un minor en Historia Asiática Comparada e Historia Constitucional de los Estados Unidos de Norteamérica por la Universidad del Estado de California.