Tormenta en un vaso de agua.<br>La expresión "hacer una tempestad en un vaso de agua" se aplica a todo aquello que parece que va a traer muchas consecuencias y disgustos, cuando en la práctica se ve que no tiene importancia alguna.<br>La frase procede del orador Cicerón, quien la introduce en su tratado De legibus sobre las disensiones que en Arpino promovía Marío, el feroz rival de Sila: Fluctus in simpulo.<br>
La articulista Mary Anastasia O'Grady del diario The Wall Street Journal dijo ayer, sin más y sin abundar en ningún aspecto adicional que su apreciación, que según una de sus fuentes —misma que no revela, claro está— el gobierno iraní se ha acercado al gobierno loperobradorista. Y por acercado da a entender que con malas intenciones; pésimas, pues se las asocia con terrorismo internacional.
Como suele suceder en México, más por malinchismo que por convicción fundamentada, las redes sociales se dejaron ir para retomar esta afirmación (no es más que eso) y darla por cierta. Como si ese rotativo fuera el mismísimo Dios encarnado, no falta quien recibe su palabra como LA verdad.
Leí varias veces dicha columna, y en mi opinión este texto refleja más una posición ideológica de quien lo escribió y tiene como fin atraer lectores (con todo y todo, el tema México sigue vendiendo bien en los EU), que ser un artículo o reportaje validado y con sustento.
Desafortunadamente eso no es lo peor, la periodista brinda armas para que un sector de comentaristas mexicanos, también muy de derecha y antiAMLO, difunda a diestra, pero también a siniestra que el gobierno federal (o algunos de los funcionarios públicos) se “entienden” con terroristas iraníes, los albergan o, lo que es peor, los apoyan en sus actividades bélicas y delincuenciales.
Aclaro, antes de que —con la misma superficialidad que algunos miembros de la opinión pública dan por buena la lectura que hace O'Grady de la relación binacional México-Irán— digan que yo soy defensora del gobierno de la 4T, cuando mi posicionamiento ante el gobierno que encabeza López Obrador es mucho muy crítico, en particular por lo que a diseño e instrumentación de políticas públicas se refiere. Y allí está mi trayectoria periodística y laboral para constatarlo.
No está de más recordar que México sostiene relaciones diplomáticas con más de 190 países del orbe; cuenta con 80 embajadas, una de las cuales se encuentra en Teherán, la capital iraní. Y que Irán también tiene su representación en la CDMX; una bella casa ubicada en Paseo de La Reforma, Lomas de Virreyes. El intercambio cultural, político, económico y de negocios que se da entre ambas naciones no es de ahora, sino desde hace muchos años... Por supuesto, esas relaciones son absolutamente insignificantes si se les compara con las que sostenemos con Estados Unidos. Tan es así, que ni siquiera su presidente, Donald Trump, tendría que salir con amenazarnos con nuevos aranceles para que nuestra relación abierta o encubierta con Irán sea nula. Eso de por sí ya es.