¡Miradla así —¡de hinojos!— en augusta<br>calma imponer la desnudez que asusta!...<br>¡Dios!... ¡Moved ese cuerpo, dadle un alma!<br>Ved la grandeza que en su forma duerme...<br>¡Vedla allá arriba, miserable, inerme.<br>Más pobre que un gusano, siempre en calma!<br>

Delmira Agustini

A pesar de que el último murió intentando demostrarlo, hay quienes en pleno siglo XXI creen que la tierra es plana.

En este mundo que nos tocó vivir, uno puede estar a favor o en contra de esa y otras teorías. Se vale.

Y aunque a los científicos les pueda dar un soponcio de que haya gente que no crea en el avance de la investigación, en realidad las consecuencias de dudar de lo anterior afortunadamente no impactan de forma negativa en el diario vivir de la gran mayoría de las personas.

No deja de llamar la atención, sin embargo que, cuando la ciencia y la tecnología avanzan para romper los límites y las barreras impuestas al hombre por su naturaleza misma, hay quienes reniegan de ellas. Así el tren fue temido por ser “una serpiente de humo”, los aviones porque desafiaban la gravedad y los coches por ser un “invento del demonio”.

Afortunadamente, el conocimiento se ha impuesto y se han mejorado los niveles y condiciones de vida de billones de personas gracias a sus numerosos avances. Ya no es necesario moler manualmente la comida, para eso hay licuadoras; o lavar a mano la ropa, se recurre a las lavadoras; o morir por la rabia, la viruela o el polio, gracias a determinadas vacunas.

Ahora, ante la pandemia del covid, algunos piensan que este virus se ha sobreestimado; otros sostienen (sostenemos) que por no protegerse estrictamente cuando era el momento de hacerlo, se ha tenido un innecesario —y alto— número de contagios; otros más están convencidos de que esta pandemia es un invento de unos cuantos para subyugar a toda la humanidad y mandar sobre nosotros.

Nuevamente, la ignorancia se vale y hasta se entiende, aunque estoy convencida de que es obligación de cada uno de nosotros hacer esfuerzos por revertirla. A la indiferencia (¿verdad López Obrador?) se le puede sobrellevar. Lo que ciertamente no se vale es que por creer o, peor aún, por simular que se está convencido de algo, se asuma que uno tiene el derecho de capitalizar y sacar provecho de ello.

Eso es miserable, sobre todo cuando se sabe que el desconocimiento de otros puede ser atrevido y conllevar unos costos muy altos que incluso se traducen en la vida de personas.

Así, mucho peor que el desconocimiento o el desprecio es que una “figura pública” se monte en una teoría de la conspiración en la mejor actuación de su vida para beneficio personal. Y eso es precisamente lo que puede decirse de las afirmaciones de Paty Navidad con respecto al virus y la pandemia.

Recientmente compartió en Twitter que las encimas de luciferasa son utilizadas en lo que serán las próximas vacunas anticovid para, con ello, “iniciar la era del transhumanismo” (implantarnos en una primera etapa el dispositivo para conocer de forma perfecta dónde nos encontramos en cualquier momento).

No es la primera vez que la cantante-actriz mexicana crea polémica en redes sociales. Cuando inició la pandemia, afirmó que el virus no mata a personas —suponemos que no toma en cuenta los más de 105 mil muertos oficiales en México producto del covid. También ha dicho que el virus se trata solamente de una campaña de miedo para mantener controlada a población.

En esta última ocasión tampoco utilizó fuentes científicas para respaldar sus comentarios. Únicamente echó manos de mencionar la nanotecnología, los puntos cuánticos, las encimas de luciferaza y montó sus muy irresponsables tuits sobre otros realizados por doctores, algunos de ellos expertos epidemiólogos.

Entendemos que el mundo de la farándula, como muchos otros ámbitos, está muy venido a menos a raíz de la pandemia, pero meter ruido y dudas sobre una parte de la población respecto a la seriedad con la que se elaboran las vacunas y al respecto de la letalidad de la enfermedad / infección por covid, solo para intentar atraer público y compensar la pérdida de atención en sus actividades histriónicas, debe ser denunciado (por no decir sancionado).

Simplemente no se vale que en calidad de profesional de espectáculo, sin prueba científica alguna diga que las vacunas son el primer paso para controlarnos, y en el camino confundir a miles de fans que confían en ella.

Despreciable en verdad que esta persona utilice un tema tan importante en la vida las personas para mantenerse en los reflectores. Ojalá que sus comentarios no sean motivo para que la población decida no vacunarse cuando llegue el momento de hacerlo.