‘Baba de perico’<br>Es una colorida expresión para referirse a aquello que es igual a la nada; es la expresión resumida y chistosa relativa a la inexistencia; es un modismo vernáculo y festivo equivalente al profundo y filosófico “no ser”.<br>
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Basta de confusiones; la verdad es que ya empiezan a cansar
Un ejemplo: Agronitrogenados no es de Fertinal. Son dos empresas distintas cuyas operaciones de adquisición tampoco fueron las mismas ni se dieron al mismo tiempo. Una la adquirió PMI y la otra Pemex en tiempos muy diferentes.
Entonces, ¿por qué insistir en mantener esa y otras muchas confusiones en prácticamente cualquier espacio periodístico? —y no hablo solo de los nacionales. O peor, en y desde las conferencias de prensa de todas las mañanas que dicta el presidente López Obrador desde el Salón de la Tesorería...
El artículo de ayer del columnista Jacobo García en El País es ilustrativo de esto. Refrito del recuento de la ‘telenovela’ —ya antes narrada en Reforma, El Universal, Milenio, y demás espacios informativos — de los distintos testimonios de criminales confesos (Emilio Loyoza, Emilio Zebadúa, Rafael Caraveo, Alonso Ancira, etcétera, etcétera, etcétera) que ya todos nos conocemos hasta el cansancio. ¿Y todo para qué?
Las preguntas surgen: ¿Se debe al poco oficio y rigor periodístico? ¿Por qué la autoridad permite las confusiones y la presentación de verdades a medias e información francamente tergiversada? ¿Por qué las alienta? Pero, sobre todo, ¿ya se han dado cuenta estimados lectores que no ha habido nada nuevo ni medianamente completo respecto a las corruptelas denunciadas al respecto del sexenio pasado? Una simple andanada de filtraciones en el fondo insustanciales es lo que nos están alimentando diariamente.
¿Cómo explicarlo?
Claramente las divulgaciones y los silencios hasta ahora dejan mal parados principalmente al fiscal general de la República, Alejandro Gertz, pero no es al único. Queda mal López Obrador cada vez que suelta información que debería omitir —por falsa o por no concluyente— respecto a los distintos procesos judiciales que se siguen. Queda mal Julio Scherer como su consejero jurídico. Quedan mal al haber traído a Lozoya y no aprehenderlo. Queda mal el gobierno federal pero también diferentes medios de comunicación —algunos tachados de “fifís” o “pasquines” por Andrés Manuel, otros no— cuando ya de plano se dedican a “comprar” trozos de información que solo pudo ser obtenida de empleados y ex empleados muy menores. Lo que ciertamente no certifica su autenticidad, pero sí causa encono en las altas esferas gubernamentales. O al menos eso pareciera, aunque no necesariamente es lo cierto...
Por ende, la única pregunta que debe interesarnos es la siguiente: ¿por qué no se prueban los actos de corrupción y se mete a los responsables a la cárcel? Y la respuesta a esa interrogante es triple; estimado lector usted elija la que más le convenza.
(1) El gobierno actual es incompetente, y lo ha demostrado en diferentes rubros , ámbitos, temas y momentos. Por ende, pudiera ser que también a la hora de recopilar pruebas y presentarlas, el trabajo sea más que deficiente. Lo que lleva a concluir que el gobierno en el fondo no tiene NADA sólido.
(2) Las autoridades son maestros estrategas. Las filtraciones existen y se comparten ya sea consciente o inconscientemente por el presidente AMLO en sus mañaneras y/o porque servidores públicos de segundo nivel las ofrecen al mejor postor. Pero son en realidad permitidas por las autoridades, en particular por la FGR, para que Lozoya, Zebadúa, Videgaray, Peña Nieto y compañía consideren que en realidad no tienen nada sólido contra de ellos.
Y se confíen, teniendo con ello el gobierno mejores perspectivas para dar un golpe insuperable más adelante cuando ‘los otros’ menos se lo esperen.
(3) Que sí se tengan pruebas y evidencias sólidas de ilícitos, pero —por distintos motivos que aquí no voy a abordar— existe un pacto y contubernio con los distintos criminales para no proceder contra ellos. El gobierno de la 4T se da por satisfecho con publicitarse ante la opinión pública como la administración que está comprometida con el combate a la impunidad, aunque en el fondo no sea así.
Yo me decanto por la primera explicación. Entre otras cosas porque tres años de Javier Duarte en la cárcel, sin que en el fondo no haya nada más que saber que es un ladrón pero sin haberse recuperado el dinero, así me lo indica.
Porque más allá de un año de que Rosario Robles está en prisión (y acusada no de participación en la Estafa Maestra, sino de omisión administrativa) y no se le ha probado nada, ni juzgado “conforme a derecho, también me lo indica.
Porque los dineros producto de los supuestos sobornos de Odebretch están en las cuentas de Emilio Lozoya y su familia, de nadie más. Porque los desvíos millonarios del erario de Veracruz aparecieron en cuentas ligadas a Javier Duarte y su familia, de nadie más. Porque los dineros de los fraudes producto de la estafa maestra están en cuentas de Emilio Zebadúa, distintos empresarios y instituciones de educación superior, no en las de Rosario Robles.
En todo caso, cualquiera que sea la respuesta que usted elija, queda claro que la justicia solo existe cómo excusa, es pura baba de perico; en México no se busca cumplementarla.