“La memoria es una cosa extremadamente subjetiva.”

<br>Stephen King

Burnt out ends of smoky days<br>The stale cold smell of morning<br>The street lamp dies, another night is over<br>Another day is dawning<br>(Extremos quemados de días llenos de humo<br>El rancio olor frío de la mañana<br>La farola muere, otra noche ha terminado<br>Otro día está amaneciendo)<br>

Andrew Lloyd Webber

Pareciera que el presidente López Obrador no tiene memoria cuando cuestiona las posibles alianzas PRI-PRD-PAN que se forman en vísperas de las elecciones locales e intermedias federales del próximo año. Clama que se trata de coaliciones contra natura, cuando él mismo utilizó esa figura política para fortalecer sus candidaturas (y la sigue usando: ahora esta cobra una nueva profundidad cuando se sabe que Nueva Alianza y el Verde Ecologista, ambos rémoras del sistema democrático de nuestro país, acompañan a Morena en la alianza para el 2021).

Cómo olvidar la coalición que lo llevó al poder, conformada por Regeneración Nacional, el Partido del Trabajo y el —entonces— Partido Encuentro Social, en la que al parecer nunca importó lo disímbolo de dicha unión. El ultra cristiano PES, por un lado, y en el otro extremo el PT, el cual a la fecha aplaude personalidades como Fidel Castro y sistemas políticos como el del olvidado comunismo que gobernaba Vietnam.

La alianza a conveniencia se logró entonces y “se valía” ya que el fin era asegurar la victoria no importando qué. Hoy, que la oposición intenta comenzar a trazar el largo —y lo que será un difícil— camino para sacar a la 4T del poder, se sentencia desde Presidencia que ello no está justificado.

Quizá al mandatario se le olvida, pero a nosotros no: en el 2006 AMLO capitaneó la “Coalición por el Bien de todos”, integrada por el PRD, el PT y Convergencia hoy Movimiento Ciudadano.

Soslaya, pues, que las alianzas contra natura como él las llama, surgieron y ganaron ímpetu las diversas veces que él participó como candidato a la Presidencia de la República.

¿Por qué, si él ha probado las bondades y las mieles de las alianzas a modo, no quiere que la oposición se integre en una? Muy sencillo, divididos y pequeños puede vencerles con aún más facilidad.

De hecho, los mismos morenistas no han de entender por qué cargar sobre sus espaldas con el peso muerto de tan impresentables partidos políticos. Lo cual incita a que surja la pregunta: la alianza Morena-Verde-Nueva Alianza-PT-PES, al no ser supuestamente contra natura, ¿sugiere que todos son igual de “vividores” del país?

Pero ahí no terminan los cortos recuerdos del titular del ejecutivo federal: usa la palestra gubernamental para inmiscuirse cada vez con mayor profundidad en las elecciones venideras.

Para quienes saben de eso (para quienes no, aquí se los explico), conocen perfectamente que el evento que encabezó ayer, con motivo de su segundo año de gobierno, no fue más que el inicio formal de su intromisión —que veremos de forma cotidiana— en ese proceso electoral del 2021 que ya comenzó.

La razón para asegurar que el 71% de los mexicanos quiere que siga gobernando no es para enfatizar que ‘su desempeño ha sido bueno’ (que dicho sea de paso, no ha sido). No señoras y señores: es para hacer campaña en favor de Morena a partir de su popularidad, así como para subrayar lo enclenque de la situación en la que se encuentra la oposición. Misma que, como ya dije, de antemano desacredita se organice y se coligue.

Y si alguien aún tiene dudas de las prioridades de Andrés Manuel, podrá darse cuenta que su única preferencia es electoral y esta es mantener el poder en la Cámara de Diputados. Y, para ello, López Obrador se ha adueñado del micrófono y de las bocinas que repiten y reiteran sus dichos, aunque estos no sean ciertos.

Memoria selectiva la que muestra López Obrador desde el poder. Y a la memoria selectiva, no nos hagamos tontos, se le llama hipocresía. Una hipocresía que olvida a conveniencia lo que tanto criticó: que los presidentes se inmiscuyeran en los procesos electorales.

Hoy tenemos eso y más. A plena luz del día en sus conferencias de prensa; de forma oculta a la sombra de la misma discrecionalidad presupuestaria y en especie de la que gozó el PRI y el PAN, pero ahora destinada a Morena y sin que sea necesario rendir cuentas.