“Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.”<br>
Albert Einstein
“Hay que recordar que el diablo tiene sus milagros, también.”<br>
Calvino
El presidente que menosprecia a su pueblo
Todavía hace un par de días, algunos amigos míos bien chairos —tengo pocos de esos— me preguntaban si no me parecía una ofensa que el mandatario norteamericano le exigiera una prueba de Covid—con resultado negativo, claro está— a nuestro presidente y a su comitiva como paso previo a adentrarse a la Casa Blanca (la de Washington, DC).
Tuvo que salir a decir AMLO que no practicársela o ir enfermo sería irresponsable para con su homólogo y el pueblo norteamericano, para que todas esas voces que antes se quejaran del “neoliberal” atrevimiento de Donald Trump dijeran lo que yo —y muchos otros millones de mexicanos— siempre dijimos: es obvio y necesario probar si uno está infectado antes de tener una reunión y/o gira de trabajo... ya no se diga si se trata de convivir con el hombre más poderoso del planeta.
Pero precisamente es “el ciertamente si se trata de Trump” que debiera salir sobrando cuando se habla de la acción a realizarse —y publicitar— el resultado de la prueba de detección del virus. Es decir, lo que ha sido verdaderamente un insulto hacia el pueblo de México es que, hasta que Trump no nos hizo el milagrito, el presidente López Obrador se había negado a practicarse la prueba, argumentando que se “siente perfectamente de salud” y que para eso hay detentes y demás remedios “muy milagrosos” nativos de nuestro país.
El hecho es que el titular del ejecutivo aparentemente se realizó ya la prueba ayer por la tarde (¡estamos a la espera de que se den a conocer los resultados!), si bien tendrá que practicarse otra también mañana —de acuerdo al protocolo de salud estadounidense— al llegar a la Casa Blanca, al igual que todos sus acompañantes.
“El elefante en la sala”
Naturalmente, a todo esto, lo que sí sería un verdadero milagro para los mexicanos —chairos y fifís, ricos y pobres, críticos e impulsores del régimen— es que el presidente AMLO anuncie hoy por la mañana que dio positivo al Coronavirus. ¡Santo remedio! Mejor excusa para salirse del enredo y trampa de ir a una gira internacional de trabajo que promete ser desastrosa, no habría.
Pero si esto último no sucede, y dado que el ejecutivo federal ya nos dijo a nosotros, su #PuebloBueno, que somos ciudadanos de cuarta, me parece que tiene toda la razón la señora Margarita Zavala, en decir que el presidente AMLO debe hacer un esfuerzo por reunirse con las comunidades de mexicanos en Estados Unidos, así como incluir en su agenda de trabajo el muy espinoso tema migratorio.
Máxime cuando Donald Trump ha vuelto a confirmar que no es confiable ni predecible (¿o quizá todo lo contrario?) al ofrecerle a México dos regalitos de pre-bienvenida a nuestra delegación mexicana. Eso porque apenas compartió nuevamente fotos de su visita a una zona donde se construye el muro fronterizo entre México y EUA, además de asegurar que intentará de nuevo esta semana rescindir el programa DACA.
La importancia de la TV abierta para AMLO
Ese asunto en adición al supuesto objetivo de fomentar el T-MEC de la mano, uno supondría, del sector empresarial de nuestro país...
Resulta ser, sin embargo, que las empresas representadas en el CCE, presidido por Carlos Salazar Lomelí, que al parecer ha caído del edén (esto es, del favor del presidente AMLO) y en la Coparmex, dirigida por Gustavo de Hoyos, no están invitadas a formar parte de la comitiva mexicana en esta visita.
Al menos sí asistirán finalmente los hombres de negocios del Consejo Asesor Empresarial de la Presidencia, los empresarios Ricardo Salinas Pliego, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank González, Bernardo Gómez, Daniel Chávez y, posiblemente, Carlos Slim, todos invitados a una cena que AMLO sostendrá mañana miércoles con su homólogo de Estados Unidos.
Y, bueno, además de que uno puede decir que para eso el presidente López Obrador conformó ese equipo, coordinado por su jefe de Oficina, Alfonso Romo, lo cierto es que se ha vuelto evidente la importancia que AMLO le está dando a la TV.
Ya podrán Carlos Loret y su sitio de noticias, El Financiero, Reforma, El Universal, Radio Fórmula, las casas encuestadoras y un largo etcétera desgañitarse, formar un BOA —real o inventado— y mismo competir en redes con la 4T (a Andrés Manuel hasta pareciera que le divierten; les responde, los critica, los acusa y bromea...), mientras tenga o sienta que mantiene una buena relación con la televisión abierta. Con esos canales como aliados, mismos que llegan “allá abajo” (y que incluyen también a los de EEUU vía Univisión), y donde Netflix no existe, los opositores mediáticos le dan igual, al menos eso parece.
El presidente AMLO ha hecho una distinción entre unos empresarios y los ahora “aliados”; ¡hasta entre la mafia del poder hay clases!, y estar en la “correcta” significa beneficios por lo que respecta a esta visita oficial del gobierno mexicano a los Estados Unidos.