Ella, se desliza y me atropella<br>Y aunque a veces no me importe<br>Sé que el día que la pierda volveré a sufrir<br>Por ella<br>Que aparece y que se esconde<br>Que se marcha y que se queda<br>Que es pregunta y es respuesta, que es mi oscuridad<br>Mi estrella...<br>Y, si esa que se aleja<br>La que estoy perdiendo<br>Y, ¿si esa era?<br>Y, ¿si fuera ella?<br>

Alejandro Sáenz

Centrémonos. El tema somos las mujeres, aunque usted, Andrés Manuel, no lo quiera ver así. Existen diversas negaciones que demuestran este hecho. Aquí algunas:

  • Los feminicidios y homicidios son lo mismo”, distinguirlos tiene como propósito inflar y distorsionar las cifras que arroja mi gobierno

  • El muro se erige en ‘son de paz’”, lo malinterpretan, no es desdén, cobardía, repudio o temor de mi parte

  • “Las feministas son violentas”, son usadas por corrientes fascistoides para atacarme

  • Es mejor una valla que poner granaderos frente a ustedes como era antes”, denme las gracias, la 4T las protege (aunque sea solo en la formalidad, en la superficialidad...)

  • “‘Romper el pacto’ es importado”, parte del proceso de colonización, del neoliberalismo, deformación que atinadamente combate mi administración

  • El feminismo se ha vuelto conservador y de derechas”, el actuar de ‘la oposición’ en mi contra

  • “El feminismo es una campaña de la oposición”, acciones para contrarrestar los evidentes avances de mi gobierno

  • “Somos un gobierno feminista”, basta con la paridad de género en mi gabinete, y ello es producto de mi buen tino y magnanimidad

  • “Los victimarios son las víctimas”, atacan a Felix Salgado Macedonio, un hombre probo, y lo hacen para lastimarme a mí

¿No se da cuenta? El común denominador de este discurso de negaciones es hacer que la mujer pase a segundo plano. Desdibujarla. Es victimizarla, nuevamente, ahora desde ‘su’ Palacio Nacional. Usted contribuye.

El feminismo es expresión de, para y por las mujeres, aunque le cueste trabajo entenderlo a usted y a algunos —demasiados— miembros de la 4T.

Trata de las 3,723 muertes violentas de mujeres ocurridas en el 2020. Es la cifra que suma feminicidios y homicidios dolosos contra mujeres. Los datos que indican que 10 mujeres fueron asesinadas cada día solo por el hecho de ser mujeres. El tétrico resultado, a final de cuentas, de mujeres asesinadas.

El tema son las mujeres olvidadas, aquellas inocentes en las cárceles, las que han carecido de procesos judiciales justos (sí, incluyendo —nos guste o no— a Rosario Robles), las que trabajan a marchas forzadas en el campo y los 28 millones de mujeres que no tienen ingresos propios en el país. Son las 94 de cada cien mujeres que ganan menos de 13,183 pesos al mes y el 74% de las mujeres ocupadas que con su ingreso laboral mensual no pueden comprar ni siquiera dos canastas básicas.

El erigir un muro para proteger su nuevo “hogar” es ignominioso y vergonzoso; no importa cómo quiera presentarse, violenta a la mujer. Decir que su creación es para evitar conflictos, suena falso. Sobre todo cuando usted ha sido experto en coordinar ejercicios con el objeto de reventar protestas. ¿Habrá infiltrados este lunes para “demostrar” que las mujeres son violentas? Es pregunta.

No pretenda usted tampoco hoy o mañana decir que se logró su propósito: tornar la ira en arte, en un monumento de recuerdo, en paz y en fraternidad. Es la mujer la que puede transformar a mejor cualquier cosa, así sea una barrera a modo de excusa...

Pretextar la valla para cuidar a las mujeres es tan falso como decir que es para evitar el uso de granaderos; una amenaza velada. El resultado es el mismo: no tener que pensar en una solución a los problemas de violencia de género que afectan a tantas y tantas mujeres en México.

Ni las feministas son violentas, ni ‘romper el pacto, es una frase importada. La violencia doméstica contra la mujer existe y el Estado patriarcal también. Ambos fenómenos están ampliamente estudiados, constatados, validados e instalados en nuestro país.

El feminismo no es conservador o liberal, tampoco una campaña de la oposición. Es, eso sí, un grito desesperado por ser vistas y oídas ante evidencias de una escalda de delitos, abusos y actos contra las mujeres en México, particularmente en los últimos dos años. Esto es, coincidiendo con su administración gubernamental.

Ya no es válido justificar sus decisiones señalando que las administraciones calderonista y peñista eran igualmente inútiles. El haber puesto ese muro lo hace un retrógrada.

Y el tener mujeres en altos puestos de su gabinete federal, no hace de la 4T un gobierno feminista. De hecho usted ha agudizado el problema de tener mujeres de adorno y de comparsa a una visión machista del quehacer público. Y esa “fina compañía” no es sinónimo de representación para las mujeres.

Más cuando escuchar y entender a las mujeres significa no cobijar a ultranza a personajes como Salgado Macedonio o a quien le haya vendido la terrible idea de levantar vallas, bardas o muros.

Decir y repetir que el feminismo debe ser ‘versión 4T’ o ‘no será’ hace patente que cree que todo esto se trata de usted y de su gobierno; perdón mi franqueza, pero es evidente que no entiende nada de nada. El foco deben ser las mujeres. Solo eso; sin etiquetas, votos, adjetivos o politiquerías.

El ombligo del mundo no es usted, ni el mundo gira en torno a Palacio. Sigue sin comprender la profundidad del dolor de muchas mujeres.

Quien solo se refiere a las cosas en cuanto le afectan se llama egoísta, egocéntrico y narcisista. A tal grado que, desde su óptica, el feminismo se manifiesta solo para afectarlo o para apoyarlo.

Irónicamente, en la medida que esa sea su lectura del porqué del combate a la violencia ejercida contra las mujeres en este país, seguirá usted perdiendo contra todas nosotras.

Señor presidente, se lo dije antes (https://www.sdpnoticias.com/columnas/veronica-malo-guzman-amlo-pierde-contra-las-feministas.html) , ahora se lo repito: el tema no es usted. Y, ¿si fueran ellas?