A la opinión pública:
El pasado 29 de febrero de 2012 despidieron a mi esposa, Anahí Ramírez Alfaro, quien trabajaba como Coordinadora de Lenguas Extranjeras de la UCSJ. Llevaba trabajando seis meses, prácticamente los mismos que tiene de embarazo.
El primer mes de trabajo de Anahí marchó muy bien. Tenía una oficina propia en el edificio de la vicerrectoría académica, Sandra Lorenzano (vicerrectora de la UCSJ) y Pilar Ortega, directora de la División de Educación Continua (DEC) y jefa directa de Anahí, eran amables con ella. Los problemas comenzaron cuando a principios de octubre de 2011 Anahí le comunicó a Pilar Ortega que estaba embarazada. “No digas nada a nadie hasta que cumplas las 12 semanas”, le recomendó Pilar a Anahí, “no sea que lo vayas a perder”. Cabe mencionar que la propia Pilar Ortega estaba embarazada entonces.
Ortega exigió que Anahí fuera removida de su oficina y en enero de 2012 la instalaron en un área improvisada de la DEC, en una esquina al lado de un archivero. Pilar Ortega y Yesenia Sánchez (subdirectora de la DEC) cambiaron el trato cordial hacia ella por uno de evidente molestia. Le exigieron que cumpliera con informes absurdos que ocupaban gran parte del tiempo de trabajo de Anahí, quien además recibió malos tratos, negativas constantes a sus peticiones y otras hostilidades por parte de Ortega y de Sánchez. Anahí dio cuenta de la situación a Sandra Lorenzano desde noviembre de 2011, pero la vicerrectora se limitó a decirle que ella no podía hacer nada al respecto.
Pese a que las hostilidades fueron en aumento, Anahí no renunció. A principios de febrero 2012, Pilar Ortega dejó su cargo temporalmente al encontrarse cercana la fecha de dar a luz a su bebé y quedó Yesenia Sánchez como directora temporal de la DEC, quien junto con Sandra Lorenzano y Rosa María Stuht (abogada de la UCSJ) acordaron despedir a Anahí. Stuht la citó en un salón de clases, pero sólo se presentó el Lic Carlos Fernández, quien sin manifestar cuál era su cargo dentro de la UCSJ, le extendió una carta de renuncia voluntaria y un cheque por una cantidad cuatro veces menor a la que corresponde un finiquito según lo marca la ley (sin contar que Anahí está embarazada). “Casi no se han abierto cursos de idiomas en estos meses desde que usted entró y eso no justifica su sueldo, por eso la estamos corriendo”, le dijo Carlos Fernández. Anahí se negó a firmarlo, fue a buscar a Sandra Lorenzano para hablar con ella, pero no obtuvo respuesta, así que se despidió de sus compañeros de trabajo, tomó sus cosas y dejó de laborar en la UCSJ a partir de ese momento.
Esa misma noche, Anahí le escribió un correo electrónico a Sandra Lorenzano para contarle lo sucedido y mostrarle su indignación por el despido. La vicerrectora empleó una estrategia conocida entre los abogados: pretender que el despido nunca ocurrió para así demandar al trabajador por abandono laboral.
Ni de lejos es ésta la primera demanda en contra de la UCSJ; actualmente enfrenta varias demandas laborales. Hace no mucho alumnos de dicha institución la han demandado por abuso de autoridad de su vicerrectora y otras autoridades (ver Revista Proceso, 18 nov. 2007).
Hemos iniciado ya sendos procesos para demandar a la UCSJ por a) despido injustificado; b) daño moral y c) discriminación. Tenemos la razón de nuestro lado y esperamos que se haga justicia, pero la difusión de este texto en todos los medios posibles ayudará a que más gente conozca cómo son las prácticas y dinámica laborales de la UCSJ.
Gracias por tu ayuda.
Ciudad de México, a 4 de marzo de 2012
Gerardo Piña
@gerardopinamx