La tortilla de maíz es un alimento básico en nuestro país, el único presente en cada comida de los mexicanos y el cual, aporta buena parte de los requerimientos básicos en materia alimenticia en nuestra población, por lo que una subida abrupta de su precio y el encarecimiento del producto, acarrearía serios problemas a la economía de las familias sobre todo a las de más bajos ingresos, además puede deteriorar la alimentación de los habitantes de México.
El país azteca es el principal consumidor de tortilla de maíz en el mundo, pues se estima que es consumida por el 94% de la población, por lo que el volumen de producción y consumo es cercano a los 12 millones de toneladas de tortillas por año, lo que representa un porcentaje importante entre los productos alimentarios comercializados en el país.
El más importante insumo para la elaboración de tortillas es el maíz blanco, que es producido casi en su totalidad en territorio nacional, pero a los productores del campo se les paga a un precio muy inferior al que tiene internacionalmente en el mercado de granos de Chicago, y son los intermediarios dentro de la cadena de distribución los que fijan finalmente el precio esta materia prima a los industriales de la masa y la tortilla.
El pasado 17 de diciembre, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa publicó un tweet en el que culpaba por adelantado, al candidato a la presidencia por Morena Andrés López Obrador, de una posible alza en el precio de la tortilla por querer pagar más a los productores de maíz, el grano con lo que se “afectaría a los más pobres del país”.
El twitt del exmandatario, refleja un desconocimiento de cómo se forman los precios del maíz y la tortilla, por otro lado también revela una insensibilidad con los productores del grano, que muchas veces son campesinos con ingresos muy bajos.
En primer lugar el precio final del maíz blanco para los productores de tortilla se toma como referencia los precios establecidos en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT); pero para los productores sobre todo para aquellos de contrato, los precios se establecen conforme a la oferta y la demanda del grano y las presiones que ejercen los acaparadores e intermediarios del producto.
Las políticas instrumentadas en los últimos 30 años por los distintos gobiernos federales para la producción, distribución y consumo del maíz y sus derivados, principalmente la tortilla en México, (incluyendo el gobierno de Felipe Calderón) no han sido las adecuadas y existen muchas distorsiones en el mercado que afectan toda la cadena productiva, afectando más al pequeño productor del grano.
El gobierno de Carlos Salinas fue quitando subsidios a los productos agrícolas, todo se fue dejando a las fuerzas del mercado y empezó a desmantelar una empresa estatal que resultaba central para el mercado del maíz, La Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), la cual se encargaba de almacenar este cereal y comprarlo a los productores nacionales pagándoles un “precio de garantía”, es decir, un precio mínimo de adquisición. El vacío que dejó CONASUPO, fue absorbido por un reducido número de multinacionales agroalimentarias como son Maseca - Gruma que tiene el 67% del mercado de harina de maíz en el país, Minsa que controla un 25 por ciento del mercado harinero del grano básico de la alimentación de los mexicanos, las estadunidense Archer Daniels Midland (ADM), y Cargill Arancia; estas cuatro empresas tienen participación accionaria entre ellas, e inciden en el precio que para la compra del producto a los pequeños productores.
La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994 favoreció a las empresas monopólicas de la industria del maíz y han afectado a los pequeños productores agrícolas del grano, según lo determinó un estudio sobre el impacto que este acuerdo comercial ha tenido en el campo mexicano, elaborado por el Wooddrow Wilson International Center for Scholars y la Fundación Idea.
El estudio destacó que hasta ahora los dos grandes gigantes de la industria del maíz en el país, Maseca - Gruma de la familia González Moreno y Minsa de la familia Gómez Flores, han sido los únicos beneficiados de los cupos de importación del grano libres de arancel, contemplados en el TLCAN, pues les han servido no sólo para tener inventarios sino para presionar a los productores nacionales y comprarles su maíz a precios hasta un 100% más bajos que los del mercado.
Datos del Reporte Semanal de Precios al Mayoreo de la Central de Abasto de la Ciudad de México, nos indica que en la semana del 8 al 12 de enero del presente año, el precio promedio del maíz blanco se vendió en ese mercado en 5.70 pesos por kilo, que es un 159% más alto de lo que le quiere pagar a los productores Felipe Calderón, para que según él no aumente el precio de la tortilla.
El pasado 2 de enero, Lorenzo Mejía Morales, miembro de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas, informó que el precio de las tortillas aumentaría debido al incremento en el costo de los combustibles y la fluctuación del precio del maíz.
La Secretaría de Economía rechazó el amago de la Unión de Industriales para subir el precio del alimento, porque el costo de la tonelada de maíz blanco se mantiene 11% por debajo de su precio de hace un año, siendo este el principal componente del costo de un kilogramo de tortilla.
El problema es que el maíz blanco no es el único insumo que hay para la producción de tortillas, otros como son el gas LP y la luz tuvieron aumentos muy significativos.
Según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), en 2017, el Gas LP aumentó su precio en promedio en todo el país en 41.6 por ciento, destacando 3 estados que están por arriba de la media nacional que son Quintana Roo que tuvo un incremento del 60.8 por ciento, Tamaulipas con un 57.3 por ciento y Coahuila con un 51.2 por ciento.
El precio de la tortilla no ha aumentado en este año en casi todo el territorio nacional, pero hay estados como San Luis Potosí que el producto tuvo un incremento de un peso, lo que es duro impacto para las familias de menores ingresos.
Hay otros productos de la canasta básica que sí han aumentado su precio en este recién iniciado año, como son el huevo, jitomate, gas LP lo que ha provocado una cuesta de enero sea muy empinada para la mayoría de los mexicanos.
En conclusión el twitt de Felipe Calderón, comprueba que sus conocimientos del mercado del maíz blanco y la tortilla, son muy pobres, por lo que le recomendaría que antes de publicar algo en redes sociales, estudie y se documente para no pasar como alguien que no parece que tenga una maestría en el ITAM y un diplomado en Harvard.