El 07 de junio de 1999, fue asesinado al salir de un restaurante en la Ciudad de México, el cómico y conductor de televisión, Francisco Stanley Albaitero, mejor conocido como Paco Stanley.
Este hecho marca el inicio de una era en la televisión mexicana, ya que, los medios, víctimas de su propia histeria ante este asesinato, utilizan el hecho no sólo para satanizar a las autoridades que se encontraban en el poder en ese entonces, sino para linchar a la máxima figura opositora del momento, Cuauhtémoc Cárdenas.
La muerte de Stanley fue presentada como un acto más de la delincuencia en la Ciudad de México, donde el presentador era la víctima y el gobierno, culpable de lo sucedido. Ninguna televisora prestó atención a las pruebas que demostraban que Stanley había sido acribillado de 26 disparos, por tener nexos con el narcotráfico, tampoco se habló en los medios de comunicación de los oscuros nexos que el cómico tenía con la Secretaría de Gobernación ni con Amado Carrillo “El Señor de los Cielos”.
La televisión golpista no marca una era únicamente en los medios de comunicación, sino también en el Estado, ya que a pesar de los ataques y difamaciones de las cuales fueron víctimas Cárdenas y su equipo de trabajo, no hubo una acción ni por parte de los medios para retractarse de lo sucedido, ni por parte del Estado para imponer una sanción por los excesos cometidos.
A partir de ese día, las dos principales televisoras del país han sido libres de atacar, difamar, suprimir e incluso vetar a los personajes que consideran “culpables” de algún suceso o que simplemente no son afines a su programación.
¡Piénsenlo! ¿Cuántas veces se ha difamado a alguien en televisión nacional solo por ganar puntos de rating? ¿Cuántas veces se ha satanizado a un actor político por sacar ventaja de un hecho?, la televisión golpista sigue en marcha y todos estamos siendo víctimas de la insurrección mediática de este medio de comunicación.