George Orwell decía que ver lo que está delante de nuestros ojos requiere un esfuerzo constante. El formar parte de algo que damos por sentado muchas veces nos brinda un tipo de miopía en donde lo más obvio no entra en el imaginario por el simple hecho de serlo.
La población es al activo más valioso de un Estado. Le da sentido al territorio en el cual se expresa, sustenta la cultura bajo la cual se observa la vida, genera su existencia, y en cierta medida garantiza su trascendencia. En síntesis, sin población no hay Nación.
En México recientes estudios han puesto nuevamente bajo la luz un aspecto de nuestra población que como Nación nos concierne a todos. Nuestro país se encuentra envuelto en un ciclo vicioso de desigualdad en donde de una población aproximada de 12.3 millones de personas, el 46.2% se encuentra sumergida en la pobreza.
El jueves pasado, el CONEVAL entregó las primeras mediciones de pobreza realizadas desde la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia a fines de 2012, y mencionó que la diferencia en el ingreso y las carencias sociales son la base del índice multidimensional parasus cálculos. La persona que tenga al menos una carencia social y un ingreso menor al valor de la línea de bienestar se considera que está por debajo de la línea de pobreza. Una situación alarmante e ilustrada de igual manera en un estudio del economista Gerardo Esquivel para Oxfam. Pues en línea con lo expuesto en este último, más de veintitrés millones de personas no pueden adquirir una canasta básica, y el salario mínimo está por debajo de los umbrales de pobreza aceptados. Exponiendo así, el rotundo fracaso de la política social mexicana e invitando a reflexionar sobre las causas que lo originan.
Sociedad y población son espejos que muestran la evolución de un país. Así pues, dependiendo del estado de su población será la evolución de su sociedad. En México un segmento importante de nuestra población está sumergido en la pobreza, prueba tácita de que más allá de una falla en una política social, algo está mal en nuestra sociedad.
La palabra sociedad parte del latín ?Societas? y significa compañerismo, asociación, unión. Un aspecto que como nación debería ser nuestra fortaleza, pero cuya ausencia se ha vuelto símbolo de nuestra debilidad. Se ha olvidado el significado de lo que juntos conformamos y con ello las actitudes y las acciones que lo refuerzan, por lo cual la pobreza no debe ser entendida como un suceso aislado.
Si bien las diferencias en el ingreso y carencias sociales son los indicadores que ayudan a medir la magnitud de este aspecto social, la pobreza debe ser entendida como la expresión de una falla en nuestra cadena social; como una fisura que interrumpe el progreso conjunto y que frena la evolución de la Nación, pues al romperse alguno de los eslabones de la unión hay un segmento que se queda rezagado, que se estanca y que al verse privado de los fluidos que conllevan al progreso inicia un proceso de descomposición que eventualmente impactará al resto. Pues aun con la existencia de fisuras, seguimos siendo parte de la misma cadena.
La distancia que emana de la ruptura en los eslabones de la cadena que conformamos como sociedad encuentra varias expresiones, siendo la desigualdad de la distribución del ingreso tan sólo una de ellas.
Al no haber un factor que actué como una precondición a la pobreza, el tamaño de la fisura en el eslabón que generará la distancia con el resto, depende directamente de las vivencias y del entorno social del individuo. En otras palabras, dependerá del rubro que se dañe y el impacto que éste tenga sobre el individuo.
Hogares disfuncionales, docentes no calificados, estudiantes que abandonan sus estudios, asistencia a colegios fallidos y carentes de infraestructura , madres solteras sin apoyo, discriminación étnica, alcoholismo, drogadicción y desordenes psicológicos no atendidos son algunos de los factores que pueden detonar las fisuras que impedirán el progreso del individuo, que lo separarán del resto de la sociedad, y que dependiendo de su impacto lo sumergirán en la pobreza. Razón por la que más que una restructuración fiscal, el exterminio de la pobreza debe también contener un enfoque de restructuración social que sea capaz de soldar las rupturas en nuestra cadena social.
El entendimiento de lo social resulta clave para acortar la distancia económica que expresa la diferencia del progreso entre unos y otros. La pobreza es sólo la expresión de síntomas que aún no se han atacado de raíz. Así pues, es sólo teniendo una mayor conciencia de Estado sobre los males que atacan a la población que podrá formularse la solución que soldará las fisuras de nuestra cadena social.