En días recientes, la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) en el Congreso Federal retomó la propuesta del Jefe de Gobierno de la ciudad de México para aumentar el salario mínimo en una banda superior a los 100 pesos, lo cual debe servir para comprar los artículos más necesarios de la canasta básica. Aunque el aumento resulta necesario, la propuesta suena más a una campaña de corte mediático, ya que hace un par de años se discutió una reforma laboral, siendo ese el momento adecuado para tocar el tema y dejarlo como parte de la reforma estructural.

El aumento al salario al ser puesto en medios informativos como nota principal, ha llevado a que sea discutido por académicos, economistas y el Banco de México (BANXICO) alrededor del tema inflacionario, pero no sobre el entorno que laboral que se puede generar.

La realidad del salario en nuestro país es de estancamiento, ya que de 1994 a la fecha, la paga por en el mercado del trabajo a nivel nacional ronda los 8 dólares o los 100 pesos por día (BANXICO), lo cual hace necesario indagar la razón por la que no crece lo percibido por los trabajadores en tan largo periodo de tiempo, a pesar de que la inflación en el mismo ciclo se ha visto reducida de una cifra de dos dígitos a estar por debajo del 5%.

La realidad del estancamiento salarial no viene dado por el hecho de una alta inflación (a mayores precios obviamente se puede comprar menos), sino por un mercado del trabajo en exceso flexible, ya que con el argumento de movilidad laboral y bajos costos laborales que favorezcan la producción, se ha preferido laborar sin contratación escrita que favorezca el contar con los beneficios que la legislación ofrece a todos los trabajadores.

El mercado del trabajo en México prefiere laborar sin contratación escrita individual y colectiva, ya que del total de la Población Ocupada, tan sólo el 30% en promedio cuenta con un contrato del año 2000 a la fecha (INEGI); mientras que un 8% es sindicalizado para el mismo periodo de tiempo (Secretaría del Trabajo y Previsión Social). Las bajas cifras presentadas son sinónimo de poco poder de negociación de los trabajadores al momento de negociar los aumentos salariales, lo que hace que esos mismos trabajadores terminen en una situación de preferir mantener el empleo antes de poder exigir el pago de horas extra, mejores entornos laborales, jornadas de 8 horas diarias y los ya mencionados aumentos salariales.

En caso de que los salarios aumenten tal como propone el PAN y Miguel Ángel Mancera, el sector privado que está vinculada al sector de alta productividad (armadoras de autos, procesamiento de alimentos, cierta manufactura, industria de la construcción, por sólo citar algunos casos) reducirán la plantilla laboral para mantener los costos de producción que ya poseen en la actualidad y preferirán utilizar insumos y maquinaria extranjera para poder compensar la baja en la mano de obra (nuestro país al contar con un tipo de cambio relativamente fijo y una baja inflación, favorece que se pueda comprar en el exterior con mayor facilidad), provocando que esa mano de obra transite a sectores de baja productividad ligados a la informalidad y al auto empleo.

Tanto el PAN como Miguel Ángel Mancera deben recurrir a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social antes de proponer un aumento salarial para promover la inspección laboral y regulación de la Población Ocupada que no cuenta con contratación escrita, ya que eso significa una mejora al salario, debido a que en México se laboran 10 horas por día en promedio (INEGI), y se pagan solamente 8 (INEGI y STyPS); no existe afiliación a la seguridad social, por lo que el gasto que se realiza fuera de dichas instituciones médicas significa disminución a la paga. Tan sólo el pago de las horas extra significa un aumento del 15% en términos reales al salario (OIT) por mes, mientras que el alcalde de la ciudad de México promueve un alza nominal del 10 al 15% al salario.

El análisis de los Congresistas del PAN y Miguel Ángel Mancera pasa por el populismo, dejando de lado que el escenario laboral mexicano es de alta informalidad provocada por excesiva flexibilidad en el empleo; de no atacar esa parte, no se soluciona nada en caso de aumento a la paga.