Durante los sexenios del régimen pasado, el periodismo conservador jugó un papel como estabilizador del poder. Medios de televisión, radio y prensa prensa  escrita afines, legitimaron cada toma de decisión del gobierno en turno, como necesaria.

Cada palabra fue escrita o dicha de rodillas. El periodismo que comunicó durante décadas en nuestro país, formó parte de un  monopolio que sirvió a los intereses de una elite económica que afronta nuevos tiempos.

Para los medios del poder: la tragedia, la represión a movimientos populares, los actos de corrupción, el autoritarismo, las desapariciones forzadas, las manifestaciones, el fraude electoral o las  privatizaciones; fueron siempre un día soleado.

La democratización de la información, tiene sus  referentes en los movimientos populares, en el surgimiento de la oposición en materia electoral, y la construcción de medios "alternativos" y tecnológicos que fueron cuestionando al poder mismo. 

Ante el cambio democrático en México el rol de esos medios de comunicación, no es, el de la indigna genuflexión. El monopolio del discurso ha terminado y con ello el poder comunicacional de estos.

El papel que juegan los medios ha cambiado, de estabilizador a desestabilizador, su postura cuadrúpeda tiende a adaptarse buscando conservar el estado de cosas al que beneficiaron.

Pero en democracia, las libertades se garantizan y se ejercen. Es en primer lugar la deslegitimización  de los medios tradicionales, la creación de otras fuentes de información, como las redes sociales; y definitivamente un Presidente que a diario comunica ante los medios en conferencia; y que refuerza en redes sociales y en territorio con la gente, en sus giras.

El poder comunicacional se democratizó, la sociedad dejó de ser pensada por una pequeña elite y hoy se expresa a través de Internet, donde es visible el contrapeso que ejercen.

El llamado cuarto poder, fue unilateral durante un largo período y fungió como uno de los múltiples brazos del neoliberalismo, mostrando una realidad que los rebasó.

Los intereses que los mantienen vivos siguen  latentes. Por ello, es indispensable que cada uno de nosotros sigamos siendo un medio de comunicación, territorial y virtual. Una sociedad que se informa, que se comunica y se pone de acuerdo, es capaz de lograr cambios como los que afrontan los medios de comunicación tradicionales.

El rol desestabilizador está presente en las fake news, en  bots y trolls y en la siembra de pos verdades, ya sea a través de Internet o de los medios de televisión, radio o prensa escrita. Su papel no ha dejado de ser el del periodismo hincado, aunque ya no permanecen de rodillas ante el gobierno en turno, siguen postrados ante los poderes económicos y políticos que los engendraron.

En México, este cambio paradigmático debe ser visto como ejemplo ante el mundo, de que es posible dejar de ser pensados, pues cuando una sociedad se lo propone, puede escribir su propia realidad e historia.