El aparente fracaso del Frente Común Ciudadano, tras la cuestionada autoimposición de Ricardo Anaya como el virtual candidato presidencial de la coalición PAN-PRD-MC, modifica el escenario político-electoral y las proyecciones para la elección del próximo 1º de julio. Además, la inesperada alianza entre Morena y el Partido Encuentro Social (PES), tendrá también sus implicaciones, y en Quintana Roo se dice que, por lo pronto, el jerarca estatal de Morena, José Luis Pech Varguez, no acaba de asimilar la decisión, por el peso político y el protagonismo que le representa el dirigente estatal del PES y ex presidente municipal de Benito Juárez (Cancún), Gregorio Sánchez Martínez.

La interpretación es contundente: Con Ricardo Anaya como candidato a la presidencia la alianza PAN-PRD-MC se malogró, cuando menos en lo relativo a la contienda presidencial, por los pocos bonos electorales que se le conceden a un Anaya desgastado, desprestigiado, ególatra y de infausta y conocida soberbia.

Con tal de obtener para sí la nominación presidencial, Anaya provocó la salida del PAN de Margarita Zavala y Felipe Calderón, y ocasionó el disgusto de eminentes figuras del perredismo como Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, al que se le daban mucho más posibilidades de triunfo en la contienda por la silla presidencial.

Mancera fue traicionado al final por las tribus perredistas que le ofrecieron inicialmente su apoyo, entre ellas los perversos “chuchos” (Jesús Zambrano y Jesús Ortega), quienes con tal de conservar su influencia y cerrarle el paso a un Mancera peligroso para sus intereses, prefirieron dejarle la candidatura a Ricardo Anaya, pese al muy limitado potencial electoral que tiene hasta ahora.

En otra coalición, el PES se suma a Morena y al PT en un movimiento de relativa utilidad para el partido de Andrés Manuel López Obrador. El problema es que se reducirán las candidaturas para los morenistas y petistas, y en casos como el de Quintana Roo, en donde el dirigente estatal de Morena, José Luis Pech Varguez, ha tenido sus tropiezos, la situación se tensa todavía más.

El protagonismo de Gregorio Sánchez Martínez, dirigente local del PES y ex alcalde de Benito Juárez, ha puesto nervioso a un Pech Varguez que quiere ser senador pero que no quiere dejar el mando estatal de Morena, mucho menos ahora con Greg Sánchez de “aliado”.

Otra alianza sellada hace unos días fue la del PRI, PVEM y PANAL, lo que parecía inminente ante las complicaciones que le deparan al todavía precandidato a la presidencia, priista José Antonio Meade Kuribreña, quien desde luego ya contaba con el respaldo del PVEM, partido que ha vivido y crecido cómodamente al girar en torno al PRI, y ahora con el PANAL, que se supone le reportará una considerable cantidad de votos provenientes del sector magisterial.

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