Rafael Pacchiano Alamán, de 40 años de edad, es un funcionario modelo. Modelo, sin duda. Y no por su apariencia elegante y su porte de hombre apuesto, sino por su trabajo, sus resultados, el entusiasmo con el que hace las cosas tanto en el sector público como en el sector privado.
He seguido su trayectoria y, sin temor a equivocarme, puedo decir que a él le viene a la perfección la primera definición de “modelo” que dan los diccionarios: “Arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo”.
Si hubiera más funcionarios como Pacchiano Alamán –a quien no he tenido la oportunidad de conocer más que por las noticias sobre medio ambiente que dan los diarios–, México sería un país distinto.
Podrá preguntarse el lector :¿Por qué hablo de Rafael Pacchiano? La respuesta es sencilla: porque ya viene el informe del presidente Enrique Peña Nieto y es un momento de hacer balances acerca de la administración pública.
El presidente nos informa a los mexicanos, que somos sus jefes, porque nosotros, con nuestros votos, le dimos el cargo. El informe no es cosa menor, pues más allá de hacer lucir logros con retoque, nos permite conocer el panorama general en el que se encuentran los distintos sectores del país.
Ya analizaremos lo que diga Peña Nieto en su mensaje, que esta vez sólo será escuchado, frente a él, por jóvenes. (Únicamente jóvenes, los que vivimos y viviremos resultados y consecuencias, tanto positivas como negativas, a largo plazo.)
Buen punto: un informe sin gobernadores, sin grandes empresarios, sin el gabinete, sin tanto rollo ni simulación o poses.
Un informe frente a la juventud, que creo es lo mejor que se puede ofrecer a nuestro país.
He sido colaboradora de SDPnoticias en su sección de videocolumnas. Dejé de participar porque acepté ser candidata externa del Partido Verde a la asamblea constituyente de la Ciudad de México.
No milito en el Verde y, por lo mismo, no comparto algunas de las posiciones de sus dirigentes, como su rechazo a la interrupción legal del embarazo o la violación a disposiciones electorales por las cuales se investiga a este Partido.
Usted, que me llegó a leer o a ver en video podrá preguntarse: ¿Por qué acepté la candidatura del Verde? Porque cuando me la ofrecieron vi en ello una oportunidad de contribuir con mi comunidad, principalmente a un sector juvenil que categóricamente ha sido excluido de la toma de decisiones; cuando desde el periodismo criticamos situaciones concretas vale la pena aventurarse a cambiar las cosas, esa es la única razón.
Quienes me conocen o me han leído, saben que estoy mucho más a la izquierda que prácticamente todos los militantes del Verde a los que conocí.
Ideológicamente, estoy mucho más cerca de Morena o el PRI, por ejemplo. -Excluyo al PRD por ser un barco hundido y hago similitud entre el PRI y MORENA porque la disciplina política y la solidaridad es algo que comparten- ¿Me interesa militar en el partido de Andrés Manuel López-Obrador? Lo pensaré cuando sus prácticas internas no se reduzcan a hacer lo que el único líder dice.
El Partido Verde ha hecho muchas cosas malas, todos lo sabemos. En esto, no se diferencia de todos los otros partidos.
El Verde está mucho peor evaluado que el resto de los institutos políticos porque sus dirigentes y sus políticos que han sido diputados y senadores o que han ocupado cargos de gobernador o en el gabinete federal han dejado en general mucho que desear.
El escándalo más reciente fue el de Arturo Escobar, exfuncionario de la Secretaría de Gobernación, acusado de delitos electorales.
Pero ha habido otros escándalos lamentables, como los del Niño Verde, Jorge Emilio González, no he sido ciega ni omisa a estos temas.
Hay excepciones en el Verde, esto es, buenos funcionarios. Uno de ellos, el mejor sin duda, Rafael Pacchiano.
Él ha sido diputado federal y desde el año pasado titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Es un funcionario público ejemplar seguramente porque la mayor parte de su carrera profesional la pasó en la iniciativa privada, en empresas tan importantes y formadoras de cuadros ejecutivos de primer nivel como Booz-Allen & Hamilton, Pfizer y BMW. No es por demeritar al sector público, pero las exigencias del sector privado forma gente muy eficiente.
Rafael Pacchiano es Ingeniero Industrial egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la segunda universidad mexicana mejor evaluada –la primera, de acuerdo a diferentes estudios, es la UNAM– y cuenta con estudios de administración en la misma institución y con diplomados en cambio climático en el Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Antes de llegar al gabinete del presidente Peña Nieto, Pacchiano fue diputado federal y participó en la comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Ha sido, también, vicepresidente de Globe International Capítulo México (organización internacional de legisladores sobre temas de cambio climático).
Por su edad, cuando EPN integró su equipo de transición después de las elecciones de 2012, Pacchiano fue nombrado coordinador del Programa de Jóvenes.
Después, Peña Nieto hizo a Pacchiano subsecretario de Gestión para la Protección Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de este cargó pasó a ser el titular de la dependencia.
Empecé a fijarme en Pacchiano cuando se agravaron los problemas ambientales en la Ciudad de México y, también, por el conflicto del manglar de Tajamar. Pensé que Rafael Pacchiano no iba a poder pasar tan duras pruebas, pero me equivoqué: él es de los muy pocos que en el gobierno federal pueden entregarle buenos resultados a Enrique Peña Nieto.
Con habilidad política y con argumentos técnicos irrefutables, Pacchiano logró convencer de que el problema de Tajamar (i) no lo había provocado el actual gobierno, sino el de Calderón, y (ii) que la ley obligaba a los distintos actores a tomar decisiones difíciles. Prueba superada.
La otra prueba, la de la crisis ambiental de la megalópolis, fue más dura. Esta vez se había complicado por la falta de ganas de apoyarse de dos gobernantes locales –Miguel Ángel Mancera, de la Ciudad de México, y Eruviel Ávila, del Estado de México– con aspiraciones presidenciales y, por lo tanto, competidores entre ellos.
Con buen trato, con más prudencia, pero en todo momento con mano firme, Pacchiano puso en orden a Eruviel y Mancera y ya las cosas han empezado a corregirse.
¿Por qué ha sido exitoso Rafael Pacchiano Alamán? Porque parece seguir al pie de la letra los consejos que en las revistas de administración se dan para tener éxito:
1.- Sabe cuáles son sus prioridades y las cuida.
2.- Decide rápido y con conocimiento de los temas.
3.- Se enfoca solo en lo que le corresponde, es decir, no se distrae en la grilla.
4.- No le da miedo proponer nuevas medidas de control ambiental y aplicarlas.
5.- En las reuniones habla poco y escucha mucho. Eso sí, cuando tiene que imponer su criterio, lo hace con autoridad.
6.- No le echa culpas a nadie más y aguanta sin enojarse que se las echen a él. Al final, demuestra que no era culpable de nada.
7.- Ve en cada error una oportunidad.
8.- Su actitud es la del hombre humilde siempre dispuesto a aprender.
9.- Se concentra en metas específicas.
10.- Sabe decir no.
Tal vez llegó demasiado tarde a la primera línea del gabinete presidencial. ¿Demasiado tarde para qué? Para estar entre los que sí pueden convencer a los ciudadanos en 2018.