Para muchos, la neutralidad ideológica no es posible ni deseable. "A los tibios los vomita Dios" según la referencia bíblica Apocalipsis 3:15-19. Sin embargo, la neutralidad ideológica no sólo es posible, sino también deseable desde otras perspectivas. Esto no tiene que ver con la objetividad, pues es imposible pedir a las personas que sean “objetivas” ya que la subjetividad es una característica intrínseca del sujeto.

Cada ser humano construye su visión del mundo a partir de su propia experiencia e historia de vida. La realidad se filtra por los sentidos para terminar siendo aquella que el observador quiere observar. La voluntad del observador influye en las características del objeto que observa y así, éste interpreta lo que sus sentidos captan como una versión particular del mundo. Esto explica que dos o más personas tengan versiones diferentes de un mismo hecho.

A pesar de esto, la neutralidad no es objetividad. La neutralidad significa no asumir alguna de las posiciones previamente establecidas y consensadas por las mayorías. La neutralidad exige operar fuera de los paradigmas generalmente aceptados, implica pensar el mundo de forma distinta.

La cultura occidental y particularmente su filosofía, suele observar la realidad como una dualidad. Un plano en dos polos, donde las acciones son calificadas como elementos “positivos” o “negativos” que tienden a eliminarse entre sí. No obstante, algunos preferimos ver "unicidad" en el “todo”, en vez de la lucha eterna o contradicción entre dos polos opuestos.

Es importante señalar que en este caso al hablar del término “ideología” no se hace referencia a una preferencia o doctrina política, sino a un conjunto de opiniones o creencias que forman parte de nuestro modo de pensar y actuar. La ideología es parte fundamental de la identidad debido a que concentra las ideas y las concepciones de las personas, luego los individuos utilizan esta misma información como punto de partida para interpretar el mundo.

Es perfectamente válido observar la realidad desde la neutralidad ideológica. Ni frío, ni caliente... ni tibio. Ni izquierdas ni derechas, ni lucha de clases o de géneros. Ni positivos ni negativos. Ver la realidad como un todo, no como dos mitades. Es legítimo considerar la existencia de un lugar particular fuera de las convenciones socialmente establecidas, un espacio no establecido previamente por las limitaciones del pensamiento neurotípico. 

Es común que mi perspectiva, derivada de mi condición  dentro del espectro autista (Síndrome de Asperger), resulte contraria a los paradigmas tradicionales. Si a ello agregamos mi sistema filosófico de creencias (Budismo), resulta entendible el por qué planteo la posibilidad de ver el mundo desde la neutralidad ideológica, en vez de tomar partido de un lado o de otro. Donde algunos ven dos lados, yo solo alcanzo a percibir un solo "todo".

Flor de loto: Al analizar la realidad, prefiero ser solo observador y no juez.