Veo que no soy el único que compara a Peña Nieto con Colosio. No en las virtudes, sí en el acoso.

 

Como yo, el monero de Reforma, Calderón, percibe el odio contra Peña Nieto y eso lo lleva al recuerdo de Colosio.

 

No solo Colosio y Peña Nieto han sido acosados con campañas de odio. AMLO también.

 

En 1994 se diseñó y ejecutó una campaña de acoso y odio contra la candidatura de Colosio.

 

En 2004 (duró hasta mucho después de 2006) se diseñó y ejecutó una campaña de acoso y odio contra AMLO.

 

En 2012 está en marcha una campaña de odio contra Peña Nieto.

 

“Todos somos Marcos”, la moda en 1994, fue usada por políticos para minimizar la campaña de Colosio.

 

#YoSoy132 es la moda en 2012. La usan los políticos para menguar la campaña de Peña Nieto.

 

A AMLO lo acosaron y odiaron de otra manera.

 

Antes de 2004, cuando se cumplieron 10 años del asesinato de Colosio, yo no estaba cerca de AMLO.

 

En 2004 me molestó la campaña de acoso contra López Obrador y decidí apoyarlo.

 

No fueron coincidencias ideológicas (él es de izquierda, yo de derecha) las que me llevaron a AMLO.

 

Me acerqué a AMLO por la campaña de odio en su contra, la del desafuero, la de los videoescándalos.

 

AMLO me honró con su amistad porque desprecié la campaña de odio en su contra.

 

En 2004 comparé a AMLO con Colosio. No en las virtudes, sino en el acoso.

 

El monero Calderón compara las agresiones de los jóvenes contra EPN con el odio que mató a Colosio.

 

Percibo lo mismo que ese monero: lo que le pasa a Peña Nieto se parece a lo que le hicieron a Colosio.

 

No voy a aplaudir las protestas juveniles porque están de moda.

 

No es la edad, 55 años, la que me lleva a rechazar las protestas juveniles. Ni de joven me gustaban.

 

Las modas políticas rebeldes o conservadores simplemente toda la vida me han valido gorro.

 

Cuando, en 1994, todos eran Marcos, yo decidí no serlo.

 

Hoy que todos son 132, yo tengo otro número.

 

El “despertar” de los jóvenes me parece una expresión cursi.

 

La “primavera mexicana” la considero, también, una cursilería.

 

Lo que no es cursi, sino algo muy serio, es el odio contra un solo candidato.

 

Lo peor es que el odio contra Peña Nieto se da en el contexto de un país en guerra.

 

El odio, contra un solo candidato, puede ser usado por cualquier grupo mafioso para lo que sea.

 

Me acusan de traidor a AMLO porque rechazo la campaña de odio contra Peña Nieto.

 

Andrés Manuel jamás tendrá motivos para reprocharme nada, él lo sabe.

 

No puede olvidar AMLO cómo nos acercamos: cuando había una campaña de odio en su contra.

 

No me voy a acercar a Peña Nieto, no me interesa. No vuelvo a jugar al político.

 

Me alejé de AMLO por su nuevo pragmatismo. Él quiere llegar al poder, y ojalá llegue. Yo no.

 

Si AMLO gana, y espero que gane (han aumentado sus posibilidades) no lo buscaré durante su gobierno.

 

Si AMLO pierde, espero que no ocurra (pero podría perder, sigue abajo en las encuestas), lo buscaré.

 

Los políticos más miserables que conozco, los chuchos, me critican porque me alejé de AMLO.

 

Los chuchos, que combatieron a AMLO durante años, ahora lo apoyan, me lo presumen.

 

Los chuchos del PRD solo ven en AMLO a un generador de votos y de dinero para el partido que controlan.

 

Si AMLO gana, y ojalá gane, pondrá en orden a los sucios chuchos.

 

Si AMLO no gana, su excelente campaña solo servirá para dar a los chuchos muchos cargos y más dinero.

 

El juego de la política, tan inmoral, dejó de interesarme.

 

Pido que dejemos de odiar. México resistió la tragedia de 1994, pero no resistirá algo parecido en 2012.