El lunes de esta semana inició en Madrid la COP25, cumbre mundial que organiza anualmente la ONU y que analiza todos aquellos temas relacionados con la protección del medio ambiente.
Edición convulsa de esta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que para esta, su edición 25, ha cambiado dos veces de sede, después de que Brasil, que originalmente fuera designado país organizador, declinara por motivos económicos, pasando la estafeta a Chile, que hace apenas unas semanas se vio forzado a declinar también, como consecuencia de los conflictos sociales que tienen en vilo al país andino, dejando la papa caliente en la mesa, para que llegara España a evitar lo que hubiera sido un terrible traspié para la causa medioambientalista.
Y es que esta Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, es importante porque ahí se toman decisiones de carácter vinculante encaminadas a dar forma a una estrategia mundial para hacer frente a la Crisis Climática que estamos viviendo.
Crisis Climática Mundial que apenas la semana pasada, y como evidente preámbulo de la COP25, fue reconocida oficialmente por la Unión Europea, que se convierte así en el primer continente en asumir una postura formal ante el fenómeno, plantando además cara ante una posición estadounidense marcada por un Donald Trump que no solo no reconoce cosas como el Calentamiento Global, sino que ha llegado al extremo de referirse a ello como “un mito”.
Cabe esperar que México, que hace casi una década organizó la COP16 en Cancún, Quintana Roo, vuelva a ser protagonista en esta Cumbre, con una fuerte representación gubernamental, de la iniciativa privada y de su sociedad civil.
Madrid será sede de una reunión que llega al cierre de un año en que ya pocos pueden dudar del Calentamiento Global y de la evidente Crisis Climática, un año en que vimos fenómenos naturales de gran dureza, que ya dejaron de ser atípicos, y temperaturas que de tan altas rompieron todo tipo de récords históricos.
Porque no sobra recordar que de acuerdo con los científicos, si no logramos frenar el calentamiento del planeta, para el 2050 se inundarán las tierras en que viven más de 300 millones de personas, transformando en forma definitiva, además de la geografía, estructuras sociales y económicas.
La posición del parlamento europeo al declarar la emergencia no deja lugar a dudas: “Declara la situación de emergencia climática y medio ambiental”, y exige tanto a la Unión Europea, como a cada uno de los gobiernos de la región, “que adopten urgentemente las medidas concretas necesarias para combatir y contener esta amenaza ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE”.
Los parlamentarios europeos fueron más allá, exigiendo que toda iniciativa legislativa y presupuestaria estuviera alineada con el objetivo central de limitar el calentamiento global a un máximo de 1.5 grados centígrados.
Además, la Eurocámara exige también acciones que garanticen la neutralidad de las emisiones para el año 2050 y lograr para el 2030 aumentar de 40 a 55% la meta de reducción de emisiones de CO2.
Será muy importante la COP25... Serán muy evidentes los liderazgos que allá se desprendan... Y, lo que puede ser aún más importante, serán muy evidentes también los posicionamientos que, como el de Trump, se nieguen a reconocer la Crisis Climática y, en consecuencia, se nieguen a implementar acciones y destinar recursos para hacer frente a esta realidad.
México tendrá una presencia relevante en esta cumbre mundial. Será ocasión para más allá de fijar posturas, buscar congruencias que definan si México sigue en la obsoleta y peligrosa ruta de los combustibles fósiles, o da un verdadero golpe de timón y se alinea entre los países que apuestan en favor de las energías limpias y de políticas que en todos los aspectos protejan el medio ambiente.
Por lo pronto, la sociedad civil organizada buscará hacer su parte y un conglomerado de instancias presentará una iniciativa que busca que todas las Cartas Magnas del mundo establezcan como obligatoria la educación ambiental en todos los niveles.
Allá en Madrid serán muchas las mesas en que participen representantes de México, pero, sin duda, habrá que poner mucha atención el día 6 de diciembre a la presentación de la iniciativa Educación Ambiental México, que buscará sumar voluntades para lograr el cambio a partir de la educación y que este proyecto evolucione para convertirse en Educación Ambiental Mundial.
También habrá que seguir con mucha atención todo lo que se hable respecto a los procesos urbanos, reconociendo que la mayor parte de la población vive en ciudades, que estas son, en consecuencia, el mayor foco de contaminación, y que la construcción es en este contexto el mayor contaminante.
Y sí, el futuro está en las ciudades... Es tiempo de crear modelos que permitan que esas ciudades sean debidamente planeadas, se construyan en la forma más sostenible posible e incorporen infraestructuras y servicios que minimicen también su impacto negativo al medio ambiente.
COP25... Más nos vale estar enterados de los debates en que se analizar el futuro del planeta.