Muchas mujeres nos preguntamos el porqué los caballeros tienden a “jurgunearse” (buscar con la mano dentro de una cavidad)  sus partes intimas todo el día, en este caso dentro de sus pantalones.

 

Los motivos son muy variados.

 

“Se los acomodan” según ellos la costura del tiro del pantalón llega a lastimar los testículos.  Cuando se camina demasiado o se sientan rápidamente y el pantalón es ajustado, llega a ocasionar un malestar incomodo y proceden al “rasqueteo”.  Según ellos porque “se les desacomodan”.

 

Algunos hombres dicen que se rascan porque “se les hace taquito el bóxer” o que la ropa interior se les pega.  Conforme pasan las horas del día las prendas suelen moverse de su lugar y provocar una especie de “rollito”  que es molesto y agresivo con sus partes, lo cual produce malestar e ínsita al  “agasaje”.  

 

Algunos caballeros dicen “Es un reflejo involuntario” es como rascarse la nariz,  algo tan normal, te pica y te rascas,  no lo hacen por grosería, lo toman como un reflejo más  y admiten que puede llegar a ser vergonzoso si alguien llegara a verlos en  pleno cosquilleo.

 

“Para notar que ahí están” algunos hombres tienen muy claro el sentido de pertenencia, y se la pasan tocando y corroborando que las cosas se encuentran en su lugar y que no han desaparecido por arte de magia.

 

“Por aquello de la calor”  Cuando hace mucho calor la ingle masculina tiende a sudar en demasía, esto provoca que los testículos se peguen a las piernas y según los hombres crea una sensación muy desagradable y provoca una necesidad de rascar para despegar.

 

Cuando la necesidad de rascarse es muy intensa, hay algunos que tienen la bondad de voltearse y disimuladamente rascar  “su bolsita de canicas”, otros más impúdicos y desgraciados lo hacen sin previo aviso y a la vista del público.

 

Lo que es muy cierto y en lo que he concluido es que: Una cosa es que se los acomoden y otra muy distinta es que sea una manía, estamos de acuerdo que no son gallinas prolijas para estar acomodando sus productos avícolas todo el día.  


Una disimuladita no vendría nada mal, por el bien de la sociedad.