No es de extrañarse que los hombres sientan muchísima atracción hacia los senos. Según algunos psicoanalistas, esta obsesión proviene de la infancia, cuando siendo bebé era alimentado por su madre. La teoría no es del todo creíble, debido a que las mujeres fueron amamantadas y no tienen esa fijación erótica.

Existen muchísimas teorías por la que los hombres están fascinados con los pechos. Algunos científicos creen que el hombre se empezó e interesar en los pechos de la mujer cuando comenzó a caminar erguido y cambió su ángulo visual. Es decir, cuando los Neandertales caminaban jorobados, el mayor estímulo erótico era el trasero, mismo que significaba una hembra apta para la reproducción.

Cuando el homo sapiens por fin caminó erguido. Los pechos femeninos empezaron a destacar más y por evolución crecieron. Unos pechos grandes eran garantía para la crianza de los hijos, así que también se relacionaban con una mujer reproductiva. De ahí que los hombres se fijen mucho en los senos y el trasero de una mujer…

Dicen que la culpa de todo la tiene la oxcitocina, hormona del amor que surge durante amamantamiento, encargada de estrechar los lazos sentimentales entre la madre y el hijo, pero también entre la pareja (cuando se trata de una estimulación erótica)

Por otro lado, los pechos son símbolo de fertilidad, lo cual está relacionado con la forma y tamaño. Entre más grandes, mejor. De hecho, se cree que la razón por la que en las mujeres se acumula más grasa en el abdomen, es precisamente para sostener la inmensidad de los pechos que se tenían en la antigüedad.

Esta parte del cuerpo femenino ha sido considerada prohibida y a la fecha, existen países donde el mostrar incluso el cuello es considerado pecado o una provocación. Todo lo prohibido atrae y los pechos resultan enigmáticos, un trofeo que debe alcanzarse.

Con información de Enteratever.