Qué nota la de El Norte de Monterrey. ¿La de los tres secuestrados en menos de 12 horas en el otrora ciento por ciento seguro municipio de San Pedro Garza García. Nuevo León? No, ¡por supuesto que no! A ningún candidato a ahorcado le gusta que mencionan la soga en su casa. Yo, como regiomontano que vive, no en San Pedro, pero no muy lejos, prefiero cerrar los ojos a la realidad. “No pasa nada, no pasa nada, no pasa nada”, me digo, y a otra cosa. ¿Y si algún día pasa? Pues qué le voy a poder hacer.
Para evadir esa triste realidad diré que, según El Norte, “para solucionar el problema de la falta de transporte en la comunidad de San José del Paso, que impide a estudiantes de primaria y secundaria llegar a tiempo a sus respectivas escuelas en la cabecera municipal, el alcalde panista, Rodolfo Madrigal Ramírez, regaló a estudiantes un ‘lote’ de 26 burros.”
Qué alcalde tan burro.
La nota de El Norte no es cuento: “El regalo lo realizó el munícipe a 45 días de concluir su administración y para atender la demanda que padres de familia le plantearon durante tres años que gobernó el municipio guanajuatense de Manuel Doblado”.
“Para que los estudiantes tengan un medio de transporte, les vamos a regalar 26 burros, para que los cuiden y puedan llegar a tiempo a sus clases”, dijo el alcalde. ¡Eso dijo! Cínico.
El burro alcalde es un regalaburros y no solo por estos burros regalados a los estudiantes, sino porque, cito de nuevo a El Norte, “no es la primera vez que el presidente municipal regala burros, a principios de año también realizó la entrega de un ‘lote’ de una docena a los habitantes de otra comunidad apartada de la cabecera municipal.”
Le siguió el rollo al alcalde su director de Deportes, que seguramente debe ser campeón en carreras de burros con obstáculos: “Los burros son un medio de transporte importante en comunidades rurales, son animales que sirven para transportar personas o carga, así que es un beneficio para los estudiantes”.
En un poblado de Texas, no hace mucho, un burro furioso mató al alcalde. No espero que al presidente municipal guanajuatense del que estamos hablando le pase lo mismo, pero sí que al menos en la próxima primavera un burro, el de mayor vigor romántico, lo agarre desprevenido. Para que se sienta lo que merece.