Como lo he mencionado en mi columna del pasado domingo, nos encontramos en la antesala de uno de los periodos de mayor trascendencia para México. El próximo año habrá elecciones locales y federales muy importantes, de las que dependerá el equilibrio político, económico y social del país. Nueve Estados de nuestra federación elegirían un nuevo gobernador, mientras que diecisiete realizarán comicios locales. En otras palabras, la mitad de la República reacomodará sus cartas en estos procesos, por lo que servirán como plataforma de lanzamiento de los candidatos a la Presidencia tres años después.

El domingo pasado, expuse un breve escenario sobre la situación política de nuestro país. En él, hablé del número de Estados gobernados por cada partido, y de los personajes que a mi parecer perfilan como posibles aspirantes para la contienda de 2018, haciendo énfasis en el que desde mi perspectiva será el candidato natural del Partido Acción Nacional. Sin embargo, esta vez he decidido enfocarme en el partido del actual presidente de la República.

El Partido Revolucionario Institucional gobierna actualmente veinte Estados de nuestro país, y se encuentra posicionado como la primera fuerza política dentro de San Lázaro, con 213 diputados, en donde como bien sabemos ningún partido cuenta con mayoría. Aunado a esto, continúa siendo el partido con mayor estructura de tierra, ha sido recientemente calificado por el INE como el partido con más transparencia, y ha reflejado un clima de mayor unidad que sus principales contrincantes políticos. Recordemos que el PAN ha atravesado por serias fisuras internas, y está al límite de lo que marca la ley electoral para mantener su registro. Incluso partidos de reciente creación como MORENA, el Partido Humanista, y el Partido Encuentro Social tienen un número de miembros registrados mayor que el de los panistas. Por su parte, el PRD se encuentra atravesando uno de sus peores momentos. La división provocada por el grupo de AMLO se ha convertido en símbolo de su fragilidad. Hasta ahí, todo pinta bien para el PRI.

El 2015 se resume de una manera muy sencilla para el PRI: Ganar el mayor número de gubernaturas y consolidar una mayoría en el Congreso. Así podrá dar sustento a las reformas estructurales impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto, e impulsar a su candidato para la contienda presidencial de 2018. Algo que no parece muy distante de la realidad, pues es favorito para ganar al menos 7 de las 9 gubernaturas, y de acuerdo a la Segunda Encuesta Nacional de Opinión Ciudadana 2014, 31% de los encuestados dijo que votarían por el PRI, 15% por el PAN, 9% por el PRD y 3% por MORENA, si tuvieran que elegir diputados federales en ese momento.

Ahora bien, hay tres integrantes de este partido, que a mi parecer podrían ser presidenciables: Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray y Manlio Fabio Beltrones. Hoy sólo hablaré de Miguel Ángel Osorio Chong.

Osorio Chong es un político con una potencialidad presidenciable notable. Fue gobernador del Estado de Hidalgo –uno de los bastiones tradicionales del PRI  del 2005 al 2011, es nuestro actual secretario de Gobernación y forma parte del primer círculo de políticos más cercanos a Enrique Peña Nieto.  Durante su gestión como gobernador de Hidalgo, consiguió legitimidad no sólo entre los pobres, sino también entre las clases media y alta. “Sí trabajó: hizo un montón de puentes, un montón de construcciones”, fue la impresión que el político priista dejó en muchos hidalguenses, asegura Aidé Hernández, autora del libro “La reconfiguración priista en Hidalgo.”  Por otro lado, el actual secretario de Gobernación ocupa un puesto que ha servido como trampolín a la Presidencia en seis ocasiones. Emilio Portes Gil, Lázaro Cárdenas del Río, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría fueron secretarios de Gobernación antes de ocupar “La Silla del Águila”. A su vez, también cabe destacar que desde Manuel Bartlett, nadie había sido un secretario de Gobernación con tal fuerza.

Osorio Chong coordina al gabinete, a los gobernadores y a los coordinadores legislativos priistas,  al mismo tiempo que maneja a la Policía Federal, al CISEN y la nueva Gendarmería Nacional que entrará en funciones en 2015. Ejecutando así una “vicepresidencia operativa” que delata la confianza que el presidente ha depositado en él. Lo anterior no resulta ilógico si tomamos en cuenta que el secretario Osorio Chong y el presidente Peña Nieto se conocen desde que eran gobernadores y que en aquel entonces varios consejos del hidalguense le fueron útiles al mexiquense para salir de las crisis políticas que enfrentaba. De la misma manera, ha logrado cosas que al menos el sexenio anterior, parecían imposibles.  Acuerdos con líderes de la oposición, en particular con la izquierda, fueron precursores del “Pacto por México” y han dotado a Peña de suficiente capital político. Paralelo a esto, no podemos olvidar una de las fichas que recientemente ha sido movida a su favor en el panorama del partido. La toma de protesta de Mauricio López Velázquez –su ex coordinador de asesores– como nuevo dirigente del PRI-DF, es algo que sin duda le favorece. Lo cual se suma a pilares importantes que el secretario mantiene dentro del gabinete, provenientes del denominado “Grupo Hidalgo”, como lo son su misma esposa, Laura Vargas, el Procurador General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, la directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Nuvia Mayorga, y el director del CISEN Eugenio Imaz Gispert.

No obstante, no hay que olvidar que el panorama de Miguel Ángel Osorio Chong no es del todo simple.

La mayor demanda de la población es seguridad y hasta ahora sólo ha habido respuestas conceptuales, y la promesa de una Gendarmería Nacional que no entrará en funciones hasta el 2015. A pesar de que se ha anunciado una disminución en homicidios dolosos relacionados con delitos federales, se tiene un registro de 23 mil 640 asesinatos en los primeros 14 meses de la administración de EPN, cuya mayor incidencia se centra en Guerrero, Estado de México, Chihuahua, Jalisco y Michoacán, mientras que en Tamaulipas la violencia ha trastocado la convivencia social. Grandes planes se han puesto en práctica para responder a esta situación. Se ha creado un plan de prevención de las causas sociales del delito y se ha llevado a cabo una división territorial en cuatro zonas para combatir la inseguridad. Además de que inspecciones federales se han puesto en marcha para inhibir los tráficos de personas, drogas, armas y dinero en puntos estratégicos. A la vez que patrullajes 24/7 se llevan a cabo en las principales zonas urbanas. Sólo el tiempo podrá decir que tan efectivas serán estas medidas…

Como ya lo expuse en otras partes de este artículo, Osorio Chong tiene en este momento un gran peso político que ha sabido manejar, además de contar con la confianza del presidente. Por ello, y por muchas otras razones, creo que cuenta con un fuerte perfil para ser uno de los posibles candidatos del PRI en 2018. ¿Ustedes que opinan?