Constantemente miramos al mundo a través del lente que nos ofrece lo social. Sin embargo, a mi parecer son los mapas los que algunas veces, nos permiten entender la realidad de una manera más clara. A cuatro años de la próxima contienda presidencial, vivimos en un país donde la hegemonía del PRI es evidente. Veinte Estados de nuestra federación cuentan con un gobernador del PRI, mientras que uno cuenta con uno del Verde,  cuatro cuentan con uno panista, otros cuatro con uno Perredista y tres provenientes de la alianza PAN-PRD, de los cuales, todos tienen bases priistas y dos su militancia panista. No obstante, como todo en la vida, los mapas se mueven, cambian; jamás permanecen estáticos.

En el 2014, nos encontramos en un momento relativamente tranquilo, pero no por ello menos importante. Nos encontramos en la antesala de uno de los periodos de mayor trascendencia para México. El próximo año habrá elecciones locales y federales que importan mucho. No sólo porque se aplicarán las reformas, sino también porque de ellas dependerá el nuevo equilibrio político, económico y social.  Los Estados de Campeche, Colima, Michoacán, San Luis Potosí, Sonora, Nuevo León, Baja California Sur, Querétaro, y Guerrero tendrán elecciones de gobernador, diputados locales, y presidentes municipales, mientras que Chiapas, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Morelos, Tabasco y Yucatán renovarán únicamente alcaldías y congresos locales. La mitad de la República reacomodará sus cartas en estos procesos, por lo que servirán como plataforma de lanzamiento de los candidatos a la Presidencia tres años después, ya que también se elegirán a 300 nuevos diputados federales en sus demarcaciones territoriales y 200 de representación proporcional.

Varios nombres comienzan a figurar como posibles candidatos para ocupar “La silla del Águila” en 2018, como bien diría Carlos Fuentes. Por el PRI las especulaciones sobre Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray son cada vez más frecuentes, por el PRD Miguel Ángel Mancera y Marcelo Ebrard no dejan de sonar, mientras que por el PAN, Rafael Moreno Valle se hace cada vez más evidente. No crean que me estoy olvidando de AMLO y su MORENA, simplemente aprecio que el mesianismo y el radicalismo han pasado de moda para un electorado cada vez más exigente. Ahora bien, centrémonos en la figura mediática que ha generado Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, como el único capaz de hacerle frente al futuro candidato priista por dos cuestiones: la primera es de índole geográfica, y la segunda responde a un panorama favorable.

Moreno Valle llegó al poder en Puebla gracias a la coalición PAN-PRD –otra de las bellezas ideológicas de éste país–, contando con un alto índice de aceptación dentro de Puebla. Cabe destacar que este Estado es la quinta entidad más poblada del país, cuenta con una cercanía privilegiada al DF y es colindante con otros dos de gran importancia a nivel electoral, como lo son el Estado de México y Veracruz. Por otro lado, Moreno Valle es hasta el día de hoy, es el único líder capaz de poner a los panistas en el panorama electoral del 2018, quedando demostrada su capacidad de operación política en el pasado proceso de renovación de la dirigencia nacional de su partido. Nadie más tiene la fuerza al interior, pues incluso los gobernadores emanados de este instituto político lo reconocen como su líder, así como diputados y senadores, haciendo contrapeso a la figura de Cordero y a su paisano el senador Javier Lozano.

Quien le suceda en el gobierno de Puebla seguramente será alguien de su agrado –¿acaso Eduardo Rivera? Esto le dará tranquilidad de operación política y financiera. Por último, es muy probable que a su salida deje buena imagen y que con eso asegure el voto de los poblamos. No obstante, todo este conglomerado de circunstancias favorables, no le garantizan la victoria sobre el PRI.

El PRI acaba de reafirmar la fuerza con la que regresó al poder, al ganar “carro completo” en Coahuila y mayoría en Nayarit, pese a las coaliciones del PAN y del PRD en dichas entidades, y es muy probable que continúe con la misma trayectoria para el 2018. Gracias a que posee una fuerza territorial envidiable, que evidentemente impulsará a su candidato.

Las fricciones entre los perredistas y la creación de nuevos partidos políticos, abren los caminos para cambiar la imagen territorial de México. Lo interesante aquí sería ver si Moreno Valle es capaz de crear de nueva cuenta, una alianza con el PRD para el 2018. La salida de AMLO y las fricciones internas han perjudicado notablemente a los “izquierdistas”. Es probable que tengan que aliarse con alguien para figurar de una manera ya no seria, sino decente.  ¿Lo harán con MORENA? o ¿lo logrará Moreno Valle?  A cuatro años de la contienda, el mapa electoral comienza a ponerse interesante. Yo los dejo con una pregunta: ¿De qué color será nuestro mapa en el 2015 y posteriormente en el 2018?