La agencia de noticias Bloomberg calificó el manejo que los equipos de gobierno de 53 países han hecho de la pandemia de covid.

En el Ranking de Resiliencia al Covid la nación mejor evaluada es Nueva Zelanda; la peor, México.

Tal información hizo felices, en nuestro país, a políticos y periodistas que desean la destrucción del gobierno del presidente López Obrador.

Desde luego, el más activo en la difusión del ranking de Bloomberg fue Felipe Calderón:

Muchos hemos cuestionado la estrategia de Hugo López-Gatell, el epidemiólogo mareado por los reflectores en el que tanto confía Andrés Manuel. Lo seguiremos haciendo porque no estamos satisfechos con los resultados.

Pero, en honor a la verdad, debe decirse que la crisis del covid ha sido terrible en México y en casi todos los otros países.

En Europa se ha controlado muy bien la pandemia..., pero al mismo tiempo el combate al covid-19 en el Viejo Continente ha sido el peor del mundo. Si no por otra cosa, porque sus naciones llegaron al verano con la situación controlada, lo que les llevó a bajar la guardia. No se insistió en seguir con las medidas de protección y la pandemia tomó nueva fuerza, tanta que en muchas sociedades europeas sus hospitales empiezan a llenarse de personas gravemente enfermas que no tienen la menor idea acerca de dónde el coronavirus les atacó.

Europa salió del problema, qué maravilla. Pero, en poco tiempo, Europa volvió a la crisis, con más fuerza que al principio: qué estúpidos debieron haber sido sus epidemiólogos, sus gobernantes y sus ciudadanos.

En México, pese a todo, no se ha caído en el exceso de confianza. Si no se cierra completamente la economía se debe a la imposibilidad de hacerlo, ya que en nuestro sistema son millones las personas que viven al día y que, por lo mismo, no pueden quedarse en casa.

Hay funcionarios entre nosotros que insisten en realizar tonterías, como el gobernador de Jalisco, quien ha autorizado que el Chivas-América se celebre con público en el estadio Akron, pero no es lo recomendado por la administración federal. Ni, tampoco, es el señor Alfaro un modelo de buen gobernante. Afortunadamente, si debemos lamentar que haya en México alguien tan lamentable como Alfaro, también podemos presumir a una jefa de gobierno que no ha dejado de hacer lo correcto, Claudia Sheinbaum, de la Ciudad de México, quien logró lo que parecía imposible: convencer a la dirigencia de la iglesia católica de cerrar la Basílica de Guadalupe antes y después del 12 de diciembre.

La verdad de las cosas es que debe haber perversidad en una clasificación como la de Bloomberg si esta ubica a Estados Unidos como una nación con mejor estrategia que México en la lucha contra el coronavirus.

Que el país más poderoso del mundo sea el que más infectados y muertos registre debería ser suficiente motivo para colocarlo en la última posición del ranking.

Las estadísticas de covid no mienten: hay naciones —España, Reino Unido, Bélgica, Brasil, Perú, Chile, entre otras— con más muertos por habitante que México. ¿Por qué Bloomberg las ubica como “mejores para estar durante la pandemia” que México?

Tal pregunta solo tiene una respuesta: la agencia de noticias Bloomberg lo que en realidad anuncia es una ofensiva mediática global consta un presidente de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, que ha cometido el imperdonable pecado de responder a las críticas que él y su gobierno reciben en los medios de las naciones poderosas.

Tal vez Andrés Manuel se ha equivocado —no podría asegurarlo— al ocuparse tanto de los medios de comunicación de México y de otras partes del mundo. Pero aun en el caso de que esto fuera un error, no es una razón para que una agencia como Bloomberg mienta con descaro.

Tristemente, habrá más notas manipuladas como la del Ranking de Resiliencia al Covid. Serán mensajes de intimidación, como como aquellos de las mafias mexicanas: “para que AMLO aprenda a respetar”.

Dadas las circunstancias, lo único que el presidente López Obrador podrá hacer para defenderse será no dejarse y seguir respondiendo a cada crítica injusta que su gobierno reciba. Plantar cara, no hay otra opción frente a los bravucones.