El Ateneo Nacional de la Juventud A.C., dentro del programa de ?Filosofía a las calles?, liderado por Georgina Quintero, organizó el día de ayer un pequeño ciclo de conferencias en el que se habló del empoderamiento de las mujeres. Tuve el honor de estar entre ponentes muy destacadas: Graciela Corona, campeona del Concurso de Oratoria El Universal nivel DF con la perspectiva histórica del poder femenino e Ingrid Mellado, politóloga y cristiana con la explicación teológica del feminismo.

Esta fue mi ponencia con la perspectiva económica del empoderamiento de la mujer:

-El dinero no solamente es una herramienta de intercambio para satisfacer las necesidades y placeres personales, el dinero es poder. En términos legales, el dinero tiene el poder liberatorio de las obligaciones, o sea, el dinero justamente da libertad. El medio con el que ordinariamente conseguimos el dinero es el trabajo, intercambiamos trabajo por dinero.

La mujer en una estructura patriarcal, históricamente, ha sido discriminada y menospreciada en los sectores laborales ? no es casualidad que la prostitución sea el oficio más antiguo de nuestra época, y que como ello, exponga la grave desigualdad en oportunidades - ; la revolución industrial pintó un panorama distinto para la mujer que, como buena mamífero, estaba destinada a dedicarse al sector doméstico; sin embargo, tanto la mujer como los niños se entendían como una mano de obra más barata que la del hombre; es decir, por la realización de la misma actividad, se le pagaba mucho menos a la mujer.

La mujer trabajadora fue un producto de la revolución industrial, que perfeccionada y tras todo un proceso histórico de reconocimiento de derechos fundamentales, logró acercarse a lo que vivimos el día de hoy: un mercado que promueve la actividad económica de la mujer, bajo un esquema legal de igualdad y algunos beneficios, pero con un panorama cultural doloroso.

Esta introducción es necesaria para entender que el empoderamiento real de la mujer no sólo consiste en reconocer programáticamente los derechos que tiene, sino en analizar la libertad efectiva y las condiciones para empoderarse económicamente.

La premisa es: sólo en condiciones de igualdad sustantiva, cuando la mujer puede acceder a las mismas oportunidades, cargos, sueldos y educación del hombre, se puede hablar del empoderamiento femenino.

La lucha por el empoderamiento de la mujer no es tema menor, esto influye directamente  a la equidad de género, impacta en la erradicación de la pobreza y se refleja en el crecimiento económico inclusivo. Este es un tema de hombres también, y estás son las dimensiones que impacta:

1.- La primera dimensión del empoderamiento económico femenino es que resulta ser una herramienta clave para salir de la espiral de discriminación y violencia en la que se encuentran inmersas muchas mujeres.

Cuando las mujeres alcanzan la autonomía económica no sólo se benefician ellas mismas, sus familias o comunidades, sino el propio Estado y el país entero. La dependencia es una condición previa para que se pueda normalizar la violencia.

2.- La segunda dimensión del empoderamiento económico de las mujeres puede constituirse en una palanca de transformación social, en la medida en que les permite romper con la dependencia económica y a la vez, emprender en las ideas y proyectos que resuelvan las propias necesidades de las mujeres.

Así, la mujer, como agente económico, contribuye al Producto Interno Bruto entre mejores condiciones se logren aun con las barreras geográficas, se mejoran los indicadores de todo un país.

3.- La tercera dimensión del empoderamiento económico es pasar al siguiente nivel de la promoción política de la mujer, a la promoción empresarial. El sector privado debe centrarse en los elementos esenciales para promover la igualdad de ge?nero en el trabajo, el mercado y la comunidad. Si se desea aumentar la apertura y la inclusio?n en las poli?ticas y operaciones corporativas, es necesario disponer de te?cnicas, herramientas y pra?cticas que aporten resultados. Los Principios para el empoderamiento de la mujer, establecidos a trave?s de un proceso internacional de consultas bajo la coordinación del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y del Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UNGC), ofrecen una ?lente de género?, una especie de escáner por la que las empresas pueden evaluar y analizar las iniciativas, las metas y las pra?cticas existentes. Una cifra que es alarmante, expuesta por la ONU mujeres, es que a nivel mundial solamente el 24 % de mujeres está en un puesto de alta dirección. El techo de cristal es una realidad a combatir,es decir, las barreras que impiden a la mujer dar el siguiente paso a la organización cupular del sector público y privado tienen que erradicarse si queremos una mejor economía nacional.

Esto incluye que se desarrollen políticas empresariales que permitan generar las condiciones para que la mujer pueda acceder a la maternidad sin el sacrificio de su carrera profesional. A los hombres y a las mujeres esto es lo que nos toca exigir y promover. El empoderamiento de económico de la mujer nos beneficia a todos los ciudadanos y a todos las naciones.

En el SEMILLERO DE IDEAS lo que Ayn Rand, filósofa estadounidense objetivista y liberal, decía acerca de la igualdad entre el hombre y la mujer al momento de elegir empleo: ? Las mujeres son seres humanos; lo que es apropiado para un hombre es apropiado para una mujer, los principios básicos son los mismos?- Y en el contexto económico, bajo los mismos principios, ante la misma actividad, deben reportarse las mismas ganancias, o sea, opera un principio de igualdad; y si existe una condición en razón de género, como la maternidad, la equidad debe ser la premisa. Hasta que eso sea una constante, podemos decir que el empoderamiento de la mujer se ha completado. Mientras tanto, tenemos que exigir en todas las dimensiones, hasta en la personal o familiar; por que lo personal, es político : querer una familia, tal como decía Ayn Rand, puede profesionalizarse si de ello se hace una carrera: se estudia el tema, se definen las reglas y los principios, se aborda de forma científica y no como mero antojo emocional.