El inicio del proceso electoral en la Ciudad de México invita a la reflexión de diversos temas, entre ellos la educación cívica: su aplicación, desarrollo e influencia en el progreso de la Ciudad. Este concepto se entiende como el instrumento que tiene por objetivo promover la democracia como la mejor forma de gobierno posible, sin embargo nos encontramos con un panorama donde los ciudadanos no están interesados en el fortalecimiento de un entorno solidario y cooperativo.

¿A qué se debe el escaso interés de la sociedad sobre el tema? Es posible que sea un problema de fondo que implique analizar la enseñanza en niveles básicos de la educación, donde inicia el reconocimiento de los valores y responsabilidades que le conciernen al ciudadano. A ello sumamos la falta de credibilidad y desconfianza que se ha generado en las instituciones.

La educación cívica no sólo es cuestión de un proceso pedagógico sino también político y cultural que debe rebasar las fronteras de aulas e  instituciones para garantizar el conocimiento y la aplicación de los derechos de los ciudadanos con el fin de lograr la reconstrucción del tejido social.

Por ello es necesario inculcarla y formar un ciclo donde los adultos no sólo conozcan sus deberes, derechos y obligaciones sino que los vean como un elemento valioso para el ejercicio de la democracia y lo transmitan a niños y adolescentes. Se requieren personas comprometidas a cambiar la forma de pensar, dispuestos a adquirir actitudes y aptitudes para  enseñar las bases sobre los ejercicios cívicos. 

Una ley que apoye el fomento a la educación cívica es importante para  garantizar que el ciudadano se involucre activamente en las demandas existentes y su resolución así como el fortalecimiento de la capacidad crítica sobre el entorno en el que vive. La participación ciudadana no inicia ni termina en las elecciones, se trabaja día a día y se transforma en un estilo de vida.

La educación cívica es esencial para la democracia porque está fundada en ideales y valores, crear una ley puede ayudar al fortalecimiento de las competencias ciudadanas para un espacio de construcción, libre y soberano.  

Algunas instituciones se han ocupado en promover la formación cívica por medio de diversas estrategias que involucran a los ciudadanos. Ejemplo de ello son: el evento organizado por el Tribunal Electoral de la Ciudad de México y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación llamado “Tribunal Infantil” donde se busca enseñar a los niños porqué son importantes los procesos electorales, y la “Competencia Universitaria sobre Derechos Humanos Sergio García Ramírez” cuyo objetivo es fomentar una cultura de respeto y protección de los derechos humanos. A pesar de ello aún queda mucho camino por recorrer.

Una ley cívica servirá para implementar la intervención en la toma de decisiones, para dar un salto a la democracia de la ciudadanía, donde se garanticen derechos, se asuman responsabilidades como forma de vida y se trabaje en una reconfiguración democrática para la sociedad.