Desde el inicio dije que D. Trump debía ser tomado en serio y que su candidatura debería observarse en México. Fue todo lo contrario, la mayoría de los líderes de opinión y periodistas  se concretaron a decir tonterías de él, desde que era un payaso que nadie tomaba en cuenta, hasta suponer que era parte del racismo del partido republicano. Solo simplezas y absurdos. Cuando en México se opina sobre la política interna de los EEUU, lo hacen desde la ignorancia y las emociones, brinca ese sentimiento de frustración natural, una postura inmadura y bastante cargada de emociones, es esa extraña sensación que impone el pez grande y gordo que convierte en pequeño e indefenso a cualquiera que se le acerque.  A los EEUU se le sigue viendo como un país poderoso que infringe pequeñez y miedo en el mexicano, razón por la cual nunca hemos podido establecer lazos importantes con ellos, además de que la cultura no nos ayuda.

 Podría poner aquí extractos de las columnas de Jorge Zepeda Patterson, Jorge Castañeda, León Krauze y hasta de Ricky Martin, no tiene caso, todos dicen las mismas tonterías. La cosa es que ninguno habla del por qué D. Trump va tan arriba en las encuestas, ninguno menciona la razón específica de esta elevada popularidad y cariño que la ciudadanía no había demostrado desde Ronald Reagan. Obama tuvo muchos seguidores y había entusiasmo porque es de raza negra, pero Obama no decía nada importante, como buen populista y marxista se dedicó a hablar de conceptos utópicos: que la esperanza, que los pobres, que los ricos y el “yes, we can”, y que había que mejorar las cosas pero nunca dijo qué cosas. Así fue la campaña de Obama, insulsa, simple y vacía.

Donald Trump, por el contrario, sólo menciona verdades y muy fuertes, ya dijo lo que todos deseaban escuchar: que Obama y Hillary han sido los que han armado a la organización terrorista y terrorífica ISIS, y fue ovacionado por esto pues todos saben que el ejército estadounidense es enemigo de Obama por esta razón, tiene denuncias en secreto muy fuertes, y los altos mandos  militares están a un paso de llevarlo a la corte marcial, inclusive, han querido destituirlo ya que el ejército tiene facultades para hacerlo.

No se diga Hillary, que ya pesa sobre de ella la demanda penal por el caso Bengazi y las pruebas suficientes del FBI para indiciarla, pero la ciudadanía también sabe que está siendo protegida por el gobierno de Obama, ya que si ella cae, Obama también, así que la protegerán hasta el final y hasta donde se pueda. Lo que todo el mundo se pregunta es, ¿por qué el partido republicano y sus congresistas no han llevado a Obama al impeachment si lo que sobra son pruebas?, eh ahí un indicio de arranque para apoyar a D. Trump pues Trump se ha ido en contra de ellos, del partido republicano y de todos los políticos de Washington D.C., por el deterioro de los EEUU, y los ha dejado ante la ciudadanía como corruptos colaboradores del peor presidente que ha tenido EEUU en toda su historia. Obama no sólo ha sido el peor presidente, sino que ha sido un personaje siniestro dentro de la política internacional, tan siniestro, que asesinarlo sería infructuoso.  

D. Trump no tiene miedo a lo que está sucediendo pues el amor a su país es más grande que su fortuna o sus negocios, él no tiene la necesidad de cambiar una vida extraordinaria de paz, éxito y riqueza  para entrar a un pasillo oscuro donde sólo existen problemas (y muy graves), pero como cualquier norteamericano, la Patria importa y es necesario ir por el otro ejército (la ciudadanía) para rescatar la Constitución y la cultura de la Ley ante semejante desastre. Donald Trump le ha regresado a la ciudadanía ese ímpetu norteamericano de lucha que habían perdido, Trump les ha devuelto su identidad, su belicosidad natural mermada por tantos derechos humanos absurdos que sólo pisotean la grandeza de los EEUU. EEUU es un país importante en el mundo, y sin ellos y su poder, todo se convierte en caos, sin el peso del orden que los presidentes republicanos logran imponer en la política internacional todo se va a la desgracia. Obama ha llevado al mundo al caos, a la imposición del islam en Europa y a su perdición económica por obvias razones, me tomaría mucho espacio explicar todo el daño que Obama le ha hecho al mundo, lo importante es que ya llegó alguien que puede arreglar parte de este desorden, y este es el candidato republicano Donald J. Trump. Siento mucho por los hispanos Ted Cruz y Marco Rubio, dos extraordinarios contendientes  que no lograron posicionarse, dos políticos profesionales de extraordinaria carrera pero pierden frente a la sorprendente vida y logros en los negocios de Donald Trump, y, “accountability matters.“

Dentro de estos problemas está México, la odiada frontera sur, la frontera por la que antes entraba la mano de obra barata y hoy, la entrada de los criminales y de las drogas, de los asesinos y de los delincuentes que matan estadounidenses a sangre fría. Desde que México fue paulatinamente cayendo en la elevada criminalidad, los EEUU también han sido perjudicado por este mismo mal. Siempre que yo discuto este tema con personas de México, todos opinan lo mismo, que si USA no fuera consumidor de drogas y no fuera un gran mercado, México no tendría el problema de los narcos y los grupos criminales. Lo curioso es que no les pasa por la mente que la ciudadanía estadounidense ya se cansó de ver drogas en la calle distribuidas por carteles mexicanos, de convivir diariamente con el problema de la drogadicción y los drogadictos, de que los impuestos se vayan a subsanar problemas de salud creados por las drogas, y lo peor, que ya se cansaron de la delincuencia de los mexicanos legales e ilegales. Pero según en México, la culpa no es de nosotros los mexicanos, sino de USA.

 ¿Y quién tiene la culpa en México sobre las drogas, los criminales mexicanos, los sicarios, secuestradores y delincuentes extorsionadores del patrimonio personal de los ciudadanos en Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Zacatecas, Chihuahua, etc.?  Todos dicen que es el gobierno, otros que los políticos y los partidos, la izquierda dice que es un cuento inventado por Felipe Calderón, ahora por el PRI, y así, entre todos se avientan la bolita unos a otros, lo único cierto es que México es un país que padece de la enfermedad de la “evasión”, evadir la realidad es la mejor manera de vivir en México, pues evita que la gente se enfrente a su realidad, a la verdad que todos vemos y que la gran mayoría no desea advertir, mucho menos reconocer. México no es un país con una ciudadanía envidiable, es conocido mundialmente por sus grupos criminales y su famosa corrupción. En la UNICEF está dentro de los países donde más niños son robados.  Ocupamos los primeros lugares en la OCDE sobre lo peor y los últimos lugares en lo mejor.

El desprecio hacia la ley, la práctica diaria de la desobediencia, la apatía por el deporte en sociedad, el gusto por los alimentos chatarra, la escasa o nula preocupación por la salud, la ignorancia, la obesidad,  la mala educación… y así podríamos irnos señalando todos los defectos de un pueblo evasor. Como resultado tenemos lo que tenemos, un pueblo que se autodestruye todos los días por iniciativa propia. Desgraciadamente México ya es un país sin principios y valores, es un país sin moral que desde su Capital es bombardeado con ideas progres, con ideas tan liberales que le abonan a la entropía social y no al rescate de la ciudadanía. Es un país de gente mala que se cree buena. Sí ya sé que no todos.

A USA le conviene poner un muro en su frontera sur si desea liberar a su país de la criminalidad mexicana, otro país ya lo hubiera hecho. Sin lugar a dudas sería lo mejor que USA podría hacer para su seguridad nacional. La pregunta sería, ¿qué medidas necesita tomar México y sus mexicanos para dejar de ser un país y un pueblo tan criminal y tan corrupto?

Y por favor, ya deje de rasgarse las vestiduras, y por una vez en la vida sea honesto con usted mismo.    

Tere Quezada es maestra de inglés como segunda lengua con una sub especialidad en fonética y un minor en historia asiática comparada e historia constitucional de los Estados Unidos de Norteamérica por la Universidad del Estado de California.