El tercer debate ya no era de vital importancia ni determinante, como para que se llegase ha generar un viraje en una tendencia de preferencias electorales, que a lo largo de los meses de campaña política, se vino consolidando, de una forma muy marcada, a favor del candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador. De todo eso estaban plenamente covencidos los estrategas cercanos de los otros candidatos, José Antonio Meade y Ricardo Anaya. Sabían que era casi imposible que mediante ese último encuentro verbal, entre asprirantes presidenciales, cambiase la correlación de fuerzas políticas prevalecientes, por lo que el debate para una finalidad de cambio, es decir, de bajar al candidato puntero, les resultaba un ejercicio del todo inútil.
Sin embargo, tanto Meade como Anaya, tenían que asistir al último de los tres debates programados por el INE, celebrado el martes pasado en Mérida, Yuc. Para ello, cada uno de estos candidatos llega a ese evento con su propio objetivo.
En el caso del candidato priista, ya resignado a no ganar la carrera presidencial, tal pareciera que lo único que buscaba era situarse en un segudo lugar de las preferencias electorales. Esto, quizá, como fuerza política priista, para pretender convertirse en el principal interlocutor de López Obrador, una vez que èste sea presidente de la República. También, desde un segundo lugar, intentar, en este último tramo de campaña, darles un jalón a sus candidatos a diputados y senadores, a fin de llegar en esta contienda política, con el mayor número posible de legisladores, y desde la trinchera parlamentaria, trasformarse en una importante fracción legislativa, que sirva como el principal contrapeso del futuro titular del poder ejecutivo.
Por su parte, el panista Anaya, llega a ese debate sintiendo que antes le dieron a tragar una sopa de su propio chocolate, porque le pagaron con la misma falsa moneda con la que él acostumbra hacer a un lado a quien se le atraviesa en el camino. Esto, porque se presume que los priistas difundieron un nuevo video relacionado con su socio Barreiro, en el cual se sigue tocando el tema del lavado de dinero que se le imputa. Así como también, se conoció sobre las denuncias penales que en días previos al referido debate, se presentaron en su contra ante la PGR. Una de esas denuncias, la promovió, ni más ni menos, su otrora correligionario, Ernesto Cordero, quien abiertamente está ahora con Meade y sirve fielmente al PRI. Entonces, este candidato presidencial, llegó al citado evento como si llevara la estocada clavada hasta el fondo. Se le veía con una actitud rígida y con una mirada que emitía destellos de rencor.
Así que, Anaya sabía que por muy brillante que fuera su desempeño en el debate, éste no serviría más que para maldita la cosa. Con un debate remontar al primer lugar cuando se esta muy distante del puntero, AMLO, seguro que le sonaba imposible. Por eso es que, seguro, tan solo pretendió conservar el segundo lugar en las preferencias electorales. Sin embargo, por las denuncias penales en su contra y los videos que evidencìan sus corruptelas, Anaya pretenderá victimizarse, argumentando que se trata de guerra sucia, eso como un último recurso que le queda, ello para intentar reencauzarse en la recta final, lo cual se antoja muy difícil que lo logre.
Ah, por cierto, el Bronco, Jaime Rodríguez Calderón, candidato independiente, al igual que en los otros dos debates, en este último, no perdió la línea, porque pretendió seguir siendo el payaso de la fiesta, que con sus puntadas quiso hacer reir. Para esto, al final qué costosa habrá de resultar su candidatura.
No se soslaya, que aun cuando Meade y Anaya se hayan mostrado con habilidad para manejar los temas que se debatieron, ello no les servirá de mucho, porque son tan pesados los lastres de corrupción que cargan sobre sus espaldas, que lo cierto es que el debate les resultará inútil. En cambio, lo que es un hecho, es que AMLO, al haber sido en quien los tres concentraron sus ataques, el resultado es que gana el debate, porque se defendió con exactitud, de forma satisfactoria y no permitió que esos dardos dieran en el blanco. Así que, seguro permanecerá en el mismo lugar que viene ocupando en las preferencias electorales, y claro, ello en unos cuantos días, se reflejará con un triunfo muy holgado. Lo veremos.
Pálida tinta: A Claudia Sheinbaum los perredistas donde son gobierno le niegan los espacios para llevar a cabo sus mitines, pero seguro los ciudadanos a ellos les negaràn los votos. Ante esta arbitrariedad y arrogancia de los gobiernos del PRD, la morenista les responde, mejor vayan preparando las maletas porque ya se van, y ellos seguro habrán de responderle mientras no sea a la Contralorìa todo estarà bien, porque seguro la ciudadanía con su voto por algo los estará echando de las oficinas a la calle.