No podía prevalecer tanta impunidad y atropello a la ley, tanto pisoteo a la democracia electoral, tanta amenaza y hostigamiento, tanta violencia física y verbal, y en fin, no se podía tolerar tanto descaro y cinismo. Esto en primer término es en alusión directa a los diputados federal y local, respectivamente, Mauricio Toledo, mejor conocido como el tomate, y su siempre fiel cómplice de andanzas y fechorías electoreras, Valentin Maldonado. Lo cual se afirma, en razón del acierto que tuvo el pasado fin de semana la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al emitir la resolución que anuló el aparente triunfo que logró el primero de julio pasado el PRD en la Alcaldía de Coyoacán, en esta Ciudad de México, cuyo candidato a la cabeza por este partido, lo fue el ex futbolista Manuel Negrete.
Irregularidades ejecutadas por militantes de ese partido amarillo en la demarcación territorial antes señalada, que necesariamente habrán sido consideradas por el órgano jurisdiccional electoral, de carácter muy grave, toda vez que ameritó que anulara dicha elección, algunas cometidas directamente en contra de diversos actos proselitistas de Morena al realizarlos en el marco de la campaña política pasada.
Sin lugar a dudas, el PRD en su desesperación por tratar de retener la Delegación de Coyoacán, hoy Alcaldía, y al saberse que era muy dificil ganar ese espacio político por la vía libre y democrática, ya que las preferencias electorales le daban predicciones de adversidad, su activismo de campaña promocional lo centró, tal como lo hizo en el año de 2015, a base de coacción del voto y principalmente de reparto excesivo de numerosas dádivas, como también paralelamente utilizó estrategias de boicot a los eventos de Morena. Esto es demostrable cuando se vio que el gobierno delegacional, de forma injustificada y arbitraria, presumiblemente en contubernio con el PRD, le negó en dos o tres ocasiones las plazas públicas a Morena para evitar que llevara a cabo sus mítines masivos. A la vez, el PRD, mediante sus grupos de choque, organizados a manera de verdaderas ordas, súbitamente solían irrumpir en los eventos políticos de Morena, con métodos de intimidación y violencia directa hacia sus candidatos y simpatizantes, provocando con ello caos momentano, temor y desconcierto, asì como la recurrente cancelación de los eventos, que en el fondo eso es lo que perseguían.
Dicen que para muestra basta un botón, por lo que es de señalar que a plena luz del día y sin recato alguno, se veía en campaña a los activistas del PRD como hormigas por todas las colonias, cometiendo infinidad de irregularidades, tales como repartiendo tinacos, despensas y demás bienes utilitarios que provenían del gobierno delegacional. Quienes también, a nombre de esa instancia gubernamental, condicionaban los programas sociales, como la ayuda económica a adultos mayores, madres solteras, entrega de alarmas vecinales, entre otros. Todo ello subsistiría a cambio de que se comprometieran los ciudadanos visitados a votar por ese partido negro-amarillo. Para garantizar el supuesto “compromiso”, les pedían que les emtregaran copia de su credencial de elector, lo cual constituía una irregularidad evidentemente violatoria de la ley.
En cuanto a la violencia antes aludida, que ejercían estos perredistas en Coyoacán, no tenían límite, por no decir que no tenían madre, dado que bien recordamos los sillazos que sus grupos de choque lanzaban en uno de los eventos de la entonces candidata, Claudia Sheinbaum, que incluso de estas agresiones, intimidaciones y verdaderos actos de barbarie, causaron que una persona mayor falleciera por el temor y la fuerte impresión que de ello se llevó. Además de los improperios e insultos que a lo largo de la campaña le propinaban a manera de intimidación a la candidata morenista por la alcaldía de Coyoacán, María Rojo, son del todo repudiables, más aún cuando el gobierno delegacional y el gobierno de la Ciudad de México, se hacían de la vista gorda o que sencillamente no se enteraban de ese tipo de hechos gansteriles.
A todo esto se le llama abuso de poder y coacción del voto, circunstancia que evidentemente contravenía los principios de legalidad, igualdad, equidad e imparcialidad, establecidos en el Código Electoral de la Ciudad de México. Son un cúmulo de irregularidades atribuidas presumiblemente de forma indirecta a los ampones electorales ampliamente conocidos, el tomate Toledo y su alfilito Maldonado, a los que acertadamente el Tribunal Electoral, ya no les permitió que quedaran impunes, al castigarlos con la nulidad de la elección de Coyoacán, que sentían que ya tenían en la bolsa por otros tres años de jugosos beneficios personales. Aunque todavía existe un recurso de impugnación que resolverá la Sala Superior del citado Tribunal, que eventualmente podría dejar sin efecto esa nulidad, pero que con todos esos elementos violatorios va a ser muy difícil que revoque la mencionada nulidad decretada hasta hoy. Mientras tanto, el PRD se derrumba, sigue dando tumbos, mal y de malas. Lo veremos.
Pálida tinta: Que ahora en el PRI quieren agarrarse a trompadas. Sí, nada de pellizcos, a puñetazo limpio. Así es como el ex gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda retó a “Clavillazo”, perdón a Enrique Ochoa Reza, hoy flamante diputado federal, y quien fue presidente de ese partido.
Por cierto, también en decadencia. ¿No será que en este caso es aplicable el dicho de que cuando se enojan las comadres salen las verdades? Habrá que ver cuáles son esas verdades, porque solo ellos saben lo que traen entre manos, pero seguro que al tiempo todo lo sabremos, y lo único que se recomienda por el momento es que nada de mordidas y menos pellizcos, porque así lo pide el ex gober.