1.-Cuando el priísta Ochoa Reza ataca a Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, se sobreentiende que intenta echar mano de cualquier cosa, para añadir un eslabón más en su campaña de desprestigio, cuyo mensaje principal es que todos los partidos son igual de corruptos que el suyo (que no es cualquier cosa), y que todos los políticos son igual de corruptos que sus gobernadores -o que sus ex gobernadores prófugos, pero no presos.
No habiendo presuntamente diferencias entre diversos actores o institutos políticos, Ochoa Reza se pretende erigir como un paladín de la anticorrupción, cuando todo lo que ha hecho, desde que pisó la sede de Insurgentes Norte, es quitarle los derechos partidistas a un pillo de siete suelas como lo es Javier Duarte, y con ello pretender hacernos creer a los mexicanos que opera grandes cambios en el PRI, una gran reforma, y así, intentar recuperar al menos unos cuantos gramos de la confianza de la gente, cuando Peña se encuentra en los más bajos niveles de aceptación de un presidente en la historia de nuestra Nación.
Quitarle sus derechos partidistas a Javier Duarte, el Nerón de Veracruz, es ridículo como “solución” ante la gravedad del despojo que hizo a la población, a la que restó fondos para educación y salud. Qué bueno dejar de ser del PRI. Cualquiera se sentiría más ligero, es un gran alivio, es motivante. ¿Por qué premian a Duarte, cuando lo que se necesita es que regrese lo que desapareció y que vaya a la cárcel? Que regrese lo que desvió, no que regrese él a “gobernar”, como ahora pretende con cartas entregadas por sus parientes. El cinismo no tiene límites.
No son pocos los que piensan que los señalamientos retomados por algunos medios contra Ricardo Anaya provienen de los sótanos del PRI, en donde no hallan la fórmula para volver a poner en ruta a ese partido y que no pierda la presidencia en 2018, como finalmente ha de suceder, previsiblemente, ante el hartazgo de las mayorías por un gobierno que nos ha despeñado en una crisis económica, de corrupción, y de inseguridad. Como no tienen nada qué presumir, nada qué ofrecer, quieren enlodar a los vecinos que no son como ellos.
El gobierno federal está hundido en el descrédito, como bien intitula el Coordinador de los diputados del PAN en San Lázaro, Marko Cortés, el artículo que publica hoy El Universal. http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/articulo/marko-cortes/nacion/2016/11/15/el-gobierno-federal-hundido-en-el Tiene mucha razón el michoacano cuando afirma que este gobierno ha puesto mucho de su parte para que la población crea menos, tenga menos confianza que antes, en las instituciones. 5.7 es la calificación reprobatoria que le otorga la gente a Peña, en términos de confianza, según Consulta Mitofsky.
En este contexto, los ataques contra Ricardo Anaya encuentran su origen en que -en contraste con Peña y con casi toda figura del gobierno federal-, se ha convertido en un nuevo ícono de la democracia mexicana, y es el líder de un partido que está en su mejor momento histórico, habiendo triunfado en 7 estados en las pasadas elecciones del 5 de junio.
El PRI se encuentra, en el otro extremo, en el hoyo, y todas las encuestas indican que el rechazo ciudadano se expresará en el 2018 en el voto de castigo contra ese partido, hogar de Alí Babás y mucho más de 40 émulos de Javier Duarte, quien sólo es la punta de un iceberg que cada vez va quedando más al descubierto.
2.-Si analizamos un poco, todas las líneas argumentativas que adelanta el PRI contra Anaya son absurdas y carecen de sustento. Ricardo es un presidente preparado y joven, contemporáneo, íntegro. Criticarlo por invertir en la educación de los hijos es absurdo. Porque ésa, justamente, es la mejor inversión posible. Los priístas deberían preocuparse cuando todos sus gobiernos son fallidos, y ante su ineptitud para resolver los problemas del país, y aún los de su propia casa. No tienen calidad moral para juzgar a nadie, y menos por proporcionar buena educación a sus hijos.
Además, no son pocos los priístas que han estudiado ellos mismos en Estados Unidos. Muchos han estado en el extranjero, cursando estudios profesionales. Y tampoco son pocos los priístas que tienen a sus hijos estudiando inglés y otras asignaturas al otro lado de la frontera norte. Y en eso no hay nada que sea delito, ni falta alguna.
Por ejemplo, el priísta y ahora hipster ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, estudió un doctorado en Economía, en el Massachusetts Institute of Technology. José Calzada Rovirosa, secretario de agricultura, estudió una Maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Nuevo México, Estados Unidos. La canciller, Claudia Ruiz Massieu Salinas, estuvo en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid, España. Carlos Salinas de Gortari, estudió en la Universidad de Harvard, una maestría en administración pública y un doctorado en economía política y gobierno.
El propio Ochoa Reza, quien se llena la boca de críticas a los panistas, estudió en la Universidad de Columbia, en NY. Y si eso es en el PRI, en el PRD, el senador Armando Ríos Piter, tiene una Maestría en Seguridad Nacional en la Universidad de Georgetown y otra en Administración Pública en Harvard. Beatriz Mojica Morga, secretaria general del PRD, estudió en la Universidad d´Auvergne Clermont-Ferrand, Francia. ¿Entonces?
3.-Todo lo que supuestamente ha sido “revelado” sobre Anaya y su familia, ya había sido planteado por el propio Ricardo en su 3 de 3, y en el 3 de 3 plus. Ricardo es un líder de la democracia mexicana, pero también es un hombre de familia. Eso es lo único que prueba el hecho de que vaya casi cada fin de semana a ver a su esposa y niños, incluso viajando horas para lograrlo. Es un padre cercano a sus hijos y a su esposa.
Lo que sí hay que dejar en claro es que, aquellos personajes de sótano que en su búsqueda de ensuciar el camino de Anaya investigaron hasta a su familia, y a sus hijos, se están excediendo. Aunque no hay nada qué ocultar. El que nada debe, nada teme. Y al final del día, hasta le hacen un favor, al vacunarlo desde ahora. Gracias. Es la hora de luchar.