El botón de emergencia es otra de las estrategias del gobernador Enrique Alfaro sacadas de la manga, en un intento desesperado por marcar una “ruta propia” para Jalisco frente a la pandemia, pero que se basa sólo en cambiarle el nombre, hacerla más escueta y olvidar la coordinación con más órdenes de gobierno. 

Desde el inicio de la pandemia, el gobernador ha utilizado el momento para buscar posicionarse en contra del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Con giras mediáticas, grandes cantidades de presupuesto destinado a la promoción personal y mensajes más grandilocuentes que con contenido, hemos visto el performace de un Enrique Alfaro que se esfuerza más en ser una figura nacional rentable para los conservadores, que una autoridad competente para el pueblo de Jalisco. 

De un error a otro, a medio año transcurrido, llegamos a la nueva etapa de su estrategia con el botón rojo, diseñada para evitar la implementación del semáforo del gobierno federal, pero que al “presionarlo” aplica medidas similares a las del semáforo en el color rojo.

Después de varias semanas de relajar las medidas de manera acelerada, anunciar un próximo regreso a clases presencial y estar cerca de volver a abrir estadios, le dio a la ciudadanía una sensación de normalidad (y no de la nueva normalidad), causando que se aumentaran los contagios. Cabe mencionar que Jalisco fue de esos estados que no tuvo una tendencia a la baja en contagios, sino que mantuvo la media, mientras en el resto del país veíamos tendencias a la baja. 

Como era de esperarse, llegamos al punto de presionar el botón de emergencia, no sin antes un regaño del gobernador y de postergar la decisión de presionarlo por casi una semana para que pudiera realizar un evento en el centro de Guadalajara que buscaba hacer otro reclamo al Presidente Andrés Manuel exigiéndole más presupuesto.

 

Hay varios problemas con la estrategia del botón de emergencia. Uno de las más relevantes es que no hay márgenes técnicos establecidos o que se hayan anunciado para saber en qué momento podemos dejar de estar en botón de emergencia. De acuerdo con el gobernador, una vez presionado sólo durará dos semanas, pero cabe la posibilidad de que se continúen con las medidas de no bajarse los contagios. Sin embargo, no se ha determinado cuál es la cifra o promedio al que debemos descender para dejar la estrategia del botón. 

Otro gran problema ha sido el transporte público, el cual decidieron cortar a partir de las 8:00pm entre semana y por completo el fin de semana. Esto generó obvias aglomeraciones a las horas pico, ya que la cercanía de horario con la salida de los centros de trabajos y el cierre del servicio, generó que las y los trabajadores obligados a salir de sus casas, tuvieran que abarrotarse en las unidades antes de la hora de cierre. 

Esta decisión pasó por alto que una gran cantidad de personas hacen trayectos de cerca de una hora para llegar a sus destinos y que en los mismos toman diversas rutas o realizan trasbordos. A pesar de anunciar que habría horarios escalonados de salida para evitar aglomeraciones en el transporte, éstos son realmente limitados, ya que vemos que se siguen saturando las unidades desde las 6:30pm. 

Además de ser particularmente insensible con la clase trabajadora del área metropolitana de Guadalajara, dejó de lado al personal médico que tiene que trasladarse a diferentes horas del día a los hospitales y centros de salud de la ciudad. 

Y como cereza del pastel, se le sumó el cierre de las plataformas de servicios de transporte, dejando como única opción de traslado fuera de los horarios a los taxis de sitio. A estos se les determinó una tarifa de acuerdo con zonas de la ciudad y con diferencias diurnas y nocturnas, sin embargo, entre semana todo el día funciona la tarifa nocturna. 

El problema de fondo con esto no es darles facilidades a los taxistas (que incluso taxistas se han quejado por las tarifas que se les establecieron), sino que la restricción es completamente inútil para resolver el problema de los contagios, que más bien los agrava y genera focos de infección. De hecho, según cifras del mismo gobierno de Jalisco, los contagios en transporte público son sólo el 3% del total, lo cual significa que el transporte no era parte del problema del aumento de contagios. 

Una parte importante de la población que en este tiempo está saliendo es porque está obligada a ir a sus centros de trabajo (y sólo aquellos que siguen abiertos), pero las medidas del botón de emergencia les siguen poniendo en riesgo al no considerar la realidad de que vive la gente en la ciudad. 

Por el momento no hemos visto que el gobernador salga a dar una nueva instrucción para modificar las medidas del botón de emergencia, pero no descartemos que en unos días publique algún mensaje en sus redes culpando a la población por aumentar los contagios o porque no están funcionando las medidas torpes de su estrategia.