El primero de Diciembre ha sido una fecha significativa para quienes somos simpatizantes de la Cuarta Transformación y del movimiento obradorista. Nos recuerda el camino que se ha andado, con sus hazañas, dificultades y victorias. 

A dos años de la toma de protesta del presidente Andrés Manuel López Obrador hay muchas que analizar. Justo esta variedad de factores que ahora analizamos, desde diferentes espacios de discusión, nos demuestra que sí hay un avance democrático sobre lo que se plantea en y para el debate público. 

Muchas cosas han cambiado para bien, una gran mayoría se han instalado como dinámicas orgánicas en nuestra democracia que –coincidamos o no con el presidente o el movimiento obradorista- han beneficiado su crecimiento y mejoría. 

La primera vez que escuché la frase “a lo bueno una se acostumbra rápido” fue mientras era servidora de la nación en Guadalajara, mientras atendía a una adulta mayor, beneficiaria del programa de pensión para adultos mayores. Había recibido por primera vez su pago y se había extrañado por no recibirlo al siguiente mes (aclaro: se les deposita cada dos meses la pensión). 

Mientras le explicaba la dinámica de cómo estarían recibiendo sus pagos, fue cuando me dijo entre apenada y con humor que la disculpara, porque “a lo bueno se acostumbra una rápido”. Su frase me pareció adorable, pero muy reveladora sobre los cambios que hemos estado viviendo en el país. 

No hace falta ver mucho hacia el pasado para detectar cambios en aspectos importantes de nuestra vida pública. Una parte importante son evidentemente los programas sociales, su reciente modificación en la modalidad de entrega y que fueron elevados a rango constitucional para protegerlos como los derechos sociales que son. 

Junto con la modificación de los programas sociales, se ha moldeado una nueva cara de la administración pública federal. Esta ha modificado diferentes instancias con ciertos objetivos prioritarios: hacer más accesible su funcionamiento para la gente, garantizar que los recursos lleguen de manera directa a beneficiarios, evitar mecanismos de corrupción y eficientar las estructuras administrativas bajo las cuales funciona. 

Los avances en la estrategia de seguridad, la unidad de inteligencia financiera, el cambio en la política extranjera, el aumento en el salario mínimo, la zona fronteriza, la regularización en las empresas deudoras, la protección de los derechos laborales con la prohibición del outsourcing y los avance en materia de democracia interna de sindicatos, etc. son algunos de los temas que no se hablan mucho porque se han convertido en hechos firmes de esta nueva etapa en nuestro país. 

Van dos años de un gobierno que con gran consenso social ha avanzado en las demandas que le prometió al pueblo de México. No vamos a negar que hay temas que siguen pendientes por resolverse y que es importante que desde los diferentes niveles de gobierno se logre atender las demandas más sentidas por la gente. 

Estos dos deben ser un aprendizaje para quienes somos simpatizantes de la Cuarta Transformación, porque los próximos años no serán fáciles. Es bastante evidente que la gente es mucho más crítica, mucho más consciente sobre lo que espera y quiere de los dirigentes, representantes y autoridades, por ello no debemos dar por sentado que siempre tendremos su aprobación. 

Es el trabajo que hacemos –en congruencia con nuestro principios e ideales- lo que debe demostrarle a la gente que vale la pena la apuesta por este proyecto de nación y que vale la pena participar en las decisiones del país.