Me imagino que ya en estos momentos, el presidente López Obrador empieza a sentirse un tanto  desesperado y acorralado.

Es más, intuyo (ojo, solo les comparto mi percepción de las cosas, no estoy aseverando nada), puedo casi adivinar que Andrés López Obrador va y viene caminando iracundo por todo Palacio Nacional. Hace llamadas, pide a veces que lo dejen solo, rumiante, temeroso.

Da instrucciones aquí y allá y me parece que ya no muchos le hacen caso y mucho menos le obedecen.

A sus propios hijos me los imagino diciéndose entre ellos y sus colaboradora de más confianza: “Basta... No. Ya no le hagan caso a mi papá”.

Y es que hay uno de muchos errores que el presidente cometió a mi parecer que puede pesarle y mucho: Haber “bajado” a Omar García Harfuch como candidato a jefe de gobierno de la CDMX y en su lugar haber “subido” a Clara Brugada.

No se entiende por qué AMLO no quiere a Omar. Solo él sabe sus sentimientos hacia el, pero me parece ahí hay algo personal.

Claudia Sheinbaum sí lo quiere y lo quería cerca de ella. Me parece le brinda estabilidad, seguridad, protección. Brugada nada más estorba. Es la mera verdad.

Y Clara sabe muy bien que si ella gana la CDMX tendría que estar en constante comunicación y cercanía con Claudia, de ganar la presidencia.

No me imagino a una Claudia Sheinbaum como presidenta teniendo que lidiar con Clara Brugada. Creo que le va a ser más fácil tener contacto con cualquier otro panista que con ella.

Entonces tan lo sabe Clarita Brugada, que no una, sino en dos ocasiones se le ha visto mendigarle amor y atención a Claudia. Recordemos aquel video que se viralizó en donde Clara quiso abrazarse de Claudia casi colgándosele del cuello y Clau no lo permitió. Si reacción fue inmediata y casi inconsciente: quitarse de encima a alguien que te está abrazando , pero que tú no quieres.

Luego quisieron reírse de él momento para que la gente creyera que no era cierto que no la aguanta Claudia, y otra vez Clarita quería tocarla, establecer contacto con ella y se le veía incómoda a Claudia, totalmente fingida esa “cercanía” .

Y ayer nuevamente una Clara Brugada confundida pensando en un evento en donde estuvieron las dos  que Claudia quería abrazarla y Clara extendió los brazos segura de sí misma pensando que sería abrazada de regreso, pero Claudia se siguió de largo y Clara quedó con los brazos extendidos.

Ahí quedó registrado ese momento en video y nadie lo puede negar.

Me parece que Claudia es irreductible en sus afectos: O quiere a alguien o no lo quiere. Y ella quería a Omar cerca de ella y no se lo permitieron.

Me pregunto en qué cosa López Obrador le habrá dado gusto. Prácticamente en nada. Porque el presidente sabe cómo controlarla y convencerla.

La cosa es que aquí no nada más sufre Claudia por la cercanía de Clara Brugada, sino que casi toda la CDMX no quiere a Clara Brugada. Digamos que tiene muy ganado el territorio de la alcaldía Iztapalapa que no es cosa menor, es inmensa en territorio.

Pero fuera de su zona de confort no conecta, no logra sumar. Y sin duda, Omar García Harfuch estoy segura podría sumar mucho más que Clara.

Pero increíblemente al escribir mi columna doy cuenta de que pareciera que todo lo que tenga que ver con las elecciones serán decididas por el presidente y se nos olvida que los mexicanos son los que deciden con su voto.

Pero la verdad, para serles sincera, es que tengo introyectado que estas elecciones serán dominadas por una mano que mecerá la cuna. No puedo desprenderme de la cara de López Obrador cuando hablo, pienso y escribo de las elecciones de este año.

En fin, que veremos si el presidente está siendo atendido física y emocionalmente en nuestro Palacio Nacional, porque la cantidad de berrinches y de costos por los errores cometidos, está siendo alto.

Yo ya me siento algo desgastada por todo este tema.

¿Cómo se sentirá el que le tomó años llegar al poder y que por fin está terminando algo por lo que tanto luchó?

El oxígeno de los mexicanos son los que siguen haciendo andar a este país.

Porque los candidatos andan perdidos, concentrados en ellos mismos.

Nosotros, huérfanos.

Es cuanto.