Las mujeres veracruzanas y de todo el país quisiéramos leer las noticias sin que el feminicidio sea la constante.

Por desgracia, en las últimas 72 horas en nuestro estado se han perpetrado tres crímenes en contra de mujeres.

Del primer feminicidio di cuenta en este mismo espacio. Estefany Nohemí murió a manos de un compañero de escuela, quien al sentirse rechazado en su cortejo amoroso, decidió matarla. Ella tenía trece años y el homicida quince.

Horas después, la Ciudad de Xalapa despertaba con otro crimen: el de Yarazeth Zepeta, enfermera del Centro de Cancerología de esa ciudad.

Los vecinos de Yarazeth refieren que la noche anterior al feminicidio escucharon al interior del domicilio gritos de auxilio, pero como sucede casi siempre, nadie se acercó y hasta el día siguiente se percataron que la puerta estaba abierta llamando a las autoridades, quienes al ingresar encontraron el cuerpo sin vida de la joven enfermera.

Se dice que el asesino huyó en el vehículo de Yarazeth, que fue encontrado a unas calles de la casa de la víctima.

La enfermera, conocida por sus compañeros como trabajadora y servicial, había denunciado que en tres ocasiones le habían robado dentro de su casa pero como de costumbre, nadie actuó y ahora, también como de costumbre, las autoridades dicen que se investiga y se hará justicia.

El otro feminicidio ocurrió en Perote, donde María José fue asesinada por su pareja, a quien había denunciado por lesiones con anterioridad, pero no se actuó en forma debida y oportuna, hasta que la mató.

En Veracruz la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia en su Capítulo VI, De las Órdenes de Protección, en su Artículo 27 refiere lo siguiente:

ARTÍCULO 27.- Las órdenes de protección: Son actos de protección y de urgente aplicación en función del interés superior de la Víctima y son fundamentalmente precautorias y cautelares. Deberán otorgarse por la autoridad competente, inmediatamente que conozcan de hechos probablemente constitutivos de infracciones o delitos que impliquen violencia contra las mujeres.

Si la ley se aplicara en forma debida, al menos dos de los feminicidios que he expuesto se habrían podido evitar.

Sin embargo, el tortuguismo burocrático, la falta de empatía con las víctimas e incluso la revictimización, llegan a ser tan letales como la misma agresión, ya que dejan expuestas e indefensas a las mujeres.

No vale a estas alturas decir que los feminicidas reciben un “castigo ejemplar”, cuyas penas van de los 40 a los 70 años de prisión, según está estipulado en nuestro Código Penal.

Insistiré en lo que he dicho en otros momentos: no se trata de tapar el pozo después del niño ahogado. El incremento en casos de feminicidios que tenemos en el estado (21 mujeres asesinadas de enero a la fecha) nos lleva a exigir prontitud en la atención de las denuncias y que las autoridades atiendan a las víctimas con una real perspectiva de género.

Si una mujer pide ayuda se debe atender en forma inmediata, más cuando se sabe que el agresor está en la misma casa o muy cerca de ella.

En Veracruz, como en la mayor parte del país, no estamos siendo escuchadas y protegidas. Ya basta.