Rusia.- la población rusa ha estado comprando alimentos enlatados, conservas, cerillos y otros artículos, con la finalidad de estar preparados para la llegada del apocalipsis.

Según el calendario Maya, el 21 de diciembre del 2012 es el fin del mundo, esta versión ha sido ampliamente difundida alrededor de todo el orbe.

El dueño de una ferretería en Chita, Siberia, ha declarado a los medios de comunicación que el precio de las velas se ha triplicado a causa de la frenética demanda de estos artículos de uso básico.

Algunos comerciantes mas divertidos que listos, ofrecen el kit de supervivencia denominado “Meet the end of the world”, que incluye un trago de vodka, una barra de jabón y un trozo de cuerda. Borrachos, limpios y listos para el suicidio. Sin embargo la mayoría están esperando un cataclismo real.

Después que en los diarios locales apareciera la predicción de un monje tibetano que confirmaba la fecha del fin del mundo para este 21 de diciembre, gente en Barnaul, cerca de las montañas de Altai, han comprado todas las antorchas disponibles en las tiendas especializadas, mientras que en Omutninsk, en la región de Kirov, se han apresurado a comprar queroseno y otros suministros.

La sensación de fatalidad inminente es tan real, que ha motivado a que los diputados rusos soliciten a los medios de comunicación que se abstengan de difundir información pseudo científica acerca del “fin de los tiempos”.

La percepción rusa del fin del mundo tiene dos características curiosas, primero que un 80 por ciento de la población ortodoxa por alguna razón le hace caso a un calendario Maya, que por cierto nadie ha visto. Por otro lado el fin del mundo es percibido también como una catastrófica crisis económica.

Por su parte el primer ministro Dimitry Medvédev aprovechó durante una entrevista para mencionar que el “no cree en el fin del mundo”, agregando divertido, “al menos no este año”.

Con información de Telegraph