El inmueble que actualmente albergaba al Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México, albergó en su momento el antiguo edificio del SEMEFO (Servicio Médico Forense) donde dicen, se llegaron a tener experiencias con fantasmas.

Recientemente se hizo viral un video en TikTok donde el usuario ‘Noticias Y Debates’ visita el antiguo edificio del SEMEFO, antes de ser remodelado.

Durante su breve recorrido quedaron filmados lo que algunos internautas piensan, se trata de rostros en los vidrios ¿o fantasmas?

Antiguo edificio del SEMEFO de la CDMX

“El simple hecho de estar en este lugar genera una presencia de terror, de miedo, de frío, es tan intenso”, comentó el tiktoker sobre su experiencia en el antiguo edificio del SEMEFO.

Y, mientras hablaba, enfocó al vidrio de un interior, donde aparentemente se formaron una serie de rostros que dejaron helados a los usuarios porque parecen fantasmas.

Aunque él no lo notó en un primer instante, terminó huyendo del SEMEFO cuando de la nada sonó un ruido fuerte y fue hasta después que se dio cuenta de las figuras.

Rostros en el antiguo edificio del SEMEFO
Rostros en el antiguo edificio del SEMEFO

Experiencias paranormales en el antiguo edificio del SEMEFO

Además del usuario de TikTok que filmó una serie de rostros en uno de los interior del antiguo edificio del SEMEFO, otros internautas han compartido sus experiencias paranormales en este inmueble.

Uno de los ejemplos es el de la embalsamadora que afirma haber sentido la mano de un indigente fallecido y cuyo cuerpo llevaba mucho tiempo en el congelador.

Según contó la joven, incluso tenía fauna cadavérica, que es cuando al cuerpo le salen vellos tras un largo tiempo en el SEMEFO.

Mientras ella llenaba una hoja, entonces sintió una mano velluda en su espalda y aunque se negaba a voltear por el miedo, estaba segura de que se trataba del indigente.

Otra anécdota es la del cadáver de un profesor que, pese a haber estado enterrado durante 3 años y haber llegado “duro” al SEMEFO, se puso “flojito” para que pudieran quitarle la ropa.

Ello, luego de que uno de los trabajadores comenzó a hablarle bonito. Incluso, cuentan que su rostro de tristeza cambió a uno más tranquilo.