Durante el

siglo XVII en la hermosa ciudad de Puebla de los Ángeles habitó una mujer cuya

vida es más digna de una leyenda o novela de caballería que de una simple

biografía, por la cantidad de acontecimientos fantásticos que la rodearon. Se

trata de la visionaria Catarina de San Joan, la famosa China Poblana.

Esta

singular mujer nació en una región de Asia llamada el Gran Mogol, ubicado en la

India y se dice que ella era descendiente de un linaje de príncipes y nobles,

así que su destino desde antes de llegar al mundo ya había sido profetizado por

los sabios y magos de la región: la pequeña sería un verdadero prodigio,

solamente que esto no lo verían nunca sus progenitores ni ningún habitante de

esas tierras. Al nacer la niña se le dio el nombre de Mirra.

La pequeña

Mirra creció rápidamente, era hermosa e inteligente, pero un día desafortunado

cuando contaba con diez años de edad fue secuestrada por un barco de piratas,

ahí fue cuando comenzaron sus pesares, pues pasó de la condición de princesa a

ser la esclava más humilde.

Los piratas

la trasladaron a la región de Cochín, muy cerca de Persia y un nombre de noble

linaje se enamoró de la hermosa Mirra y logró rescatarla de sus captores,

llevándosela a vivir a la casa de una mujer de buena cuna que la instruiría en

las labores femeninas, así, unos años más tarde él podría desposarla. Pero esta

mujer, celosa de la gran beldad de la joven Mirra, a escondidas le arañaba el

rostro la golpeaba ferozmente, como la belleza de Mirra no declinaba un día no

pudo más, la mujer le ató una cuerda en el pecho, le puso una cuerda y la

arrojó al mar.

Sin embargo

Mirra estaba protegida por Dios y se salvó milagrosamente porque cayó

justo en el ancla de un barco, se atoróy salió a la superficie cuando

izaban el ancla. Los marinos la rescataron y en ese barco conoció a unos

hombres bondadosos que eran los Soldados de Cristo, unos nobles jesuitas

quienes le hablaron a Mirra del verdadero Dios y ella convencida de abrazar una

nueva fe decidió que la bautizaran con el nombre de Catarina de San Juan.

Después de

este acontecimiento, Catarina tuvo su primera visión de la Virgen María, del

Niño Jesús y de Jesús de Nazareth, quienes estarían presentes durante toda su

vida; además de los ángeles, algunos santos y en ocasiones el demonio mismo que

luchaba constantemente por quitar su virtud y hacerla caer en la tentación.

Para Catarina se volvió una verdadera obsesión conservar su pureza así que

decidió embarcarse al Nuevo Mundo pero lo haría vestida de hombre para evitar

que algún hombre pudiera aprovecharse de ella.

Fue

precisamente en uno de los galeones de la famosísima Nao de China cuando pisó

Acapulco, aunque no llegó libre sino con u antigua condición de esclava. No se

sabe cómo llegó a Puebla, pero a finales del año del Señor de1621

Catarina vivía en la casa de don Miguel de Sosa, un hombre acaudalado quien

seguramente la compró como su esclava. En este lugar fue donde lallamaron Chinaque

en la Nueva España era sinónimo de sirvienta.

Como ya

profesaba la religión católica, Catarina se volvió un verdadero ejemplo de

devoción y fervor cristiano: ayunaba frecuentemente, hacía penitencias; jamás

aprendió a leer, era humildísima, se volvió "devota" de una monja del

convento de la Concepción, Sor María de Jesús, quien la quería casi como a una

hija, esta amistad duró como cinco años. Otro dato curioso es que Catarina

hablaba siempre con un curioso acento, usaba un tono bajo y sumamente dulce.

Su dueño,

don Miguel Sosa la estimaba mucho y estaba admirado por su vida ejemplar y un

día le concedió su libertad, pero prácticamente Catarina se quedó en la calle,

pero Dios no la iba a dejar sola así que le envió un protector: el sacerdote

Pedro Suárez, lo malo es que éste tenía un esclavo chino llamado Domingo, él se

enamoró de Catarina y a pesar de las negativas de la indostana, se casó con

ella. Él no había considerado que cuando Catarina se bautizó ella había jurado

que tendría voto de castidad por lo que el matrimonio jamás se consumó, ella le

rezaba a Jesús de Nazareth para que la hiciera fea a los ojos de su esposo y

obrara un milagro; curiosamente Dios puso fin a sus pesares y el marido

indeseado moriría de una rara enfermedad en 1644.

Liberada

entonces de su obligación de esposa y decidida a vivir entregada a la oración,

se fue a vivir a un pequeño aposento afuera de la Iglesia de la Compañía de

Jesús cerca de las caballerizas en donde habitó de 1644 hasta su muerte en

1688. Cuando falleció estaba en extrema pobreza y sufriendo las penitencias más

atroces. Ella se autohumillaba, se flagelaba,se llamaba a sí misma Bestia, Gusanillo Inmundo o Perra China.Fue su confesor unnotablejesuita don Antonio Núñez de Miranda, quien confesaba también a la célebremonja jerónima Sor Juana Inés de la Cruz.En la vidade la famosa China Poblana abundan los relatos de las visiones divinas,característica de los relatos hagiográficos de la época, no olvidemosconsiderar que para el imaginario colectivo de aquel tiempo no dudaban de lapresencia sobrenatural de Cristo, la Virgen, Santos o de los mártires. Losvalores más apreciados eran la humildad, castidad y pobreza, no era extraño queCatarina de San Joan imitara dichos valores. La vida de esta mujer oscilaentrela historia y la leyenda pero esto la vuelve fascinante y como yavimos ni fue china ni poblana, pero sí existió y tuvo una vida digna de undescabellado relato de aventuras.Bibliografía:De la Maza, Framcisco. Catharina de San Juan.Ed. CNCA,México, 1990.