“Septiembre, mes del testamento”. Así dice el anuncio que promociona la realización de este acto jurídico.
En el cine o la cultura popular, cuando se menciona la palabra testamento, parece que hablamos del reparto legal de grandes fortunas o que se trata de un trámite que hacemos cuando la muerte está próxima. No es así. A partir de los 16 años, cualquier persona puede realizar su testamento. Sin embargo, es una costumbre poco común en nuestra cultura y desafortunadamente es fuente de múltiples conflictos legales y familiares.
De acuerdo al diccionario, un testamento es un acto jurídico consistente en que una persona expresa su voluntad de anticipar la distribución de sus bienes y de cuestiones que rodean a su patrimonio, para después de su fallecimiento. A los bienes que se repartirán, se lo denomina herencia.
En muchas ocasiones pensamos que un testamento abarca sólo casas, dinero, obras de arte, joyas o autos. También puede incluir deudas u obligaciones con otra persona, como el pago de impuestos, pensión alimenticia para hijos o cónyuges e, incluso, el cuidado de animales de compañía. El testamento contempla la riqueza, pero también transfiere obligaciones que perduran después de la muerte.
De acuerdo al Colegio de Notarios, en México sólo una de cada 20 personas hace testamento. La academia en Derechos humanos y Derecho familiar considera que el primer paso para abrir camino a la cultura de la previsión consiste en comprender que un testamento es un acto personal y único, que ayuda a manifestar la voluntad de transmitir el patrimonio de una persona después de la muerte. Se realiza de manera libre. Cada individuo puede elegir qué bienes, ya sean activos o pasivos, heredará, y a qué personas. Los individuos no están obligados a dejar bienes a su familia, y puede donarlos a una asociación civil o a personas con la que no tenga vínculos familiares como un amigo.
Cuando una persona muere intestada, lo primero que heredan a la familia son problemas y costos. Un juicio de intestado suele ser duro para la familia. No sólo es largo y costoso. Durante el juicio, los bienes no pueden ser tocados, mientras que el dinero que se deja en cuentas bancarias no puede ser retirado. Los juicios de intestados se cuentan por miles en los tribunales del país.
Ojo. En este mes, el costo de los testamentos baja y los trámites se simplifican.
He decidido hacer mi testamento. Tengo claro a quién dejar los pocos recursos económicos que hay en mis cuentas y mi departamento. Lo que no he decidido es qué hacer con algunos de los bienes más apreciados por mí, como mis libros, que después de medio siglo de vida es probable que superen los dos mil títulos; mis tres motocicletas vespa, mis dos bicicletas, mi colección de navajas vitorinox, mis cámaras fotográficas, algunos relojes y párale de contar. Cuando uno hace el recuento de cosas, queda claro lo ingenuo, o mejor dicho lo inútil, que resulta acumular objetos y bienes para un futuro incierto, cuando lo importante es dejar experiencias y tiempo con las personas que amas y estimas. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
Onel Ortíz Fragoso en Twitter: @onelortiz