Vamos a entrar prácticamente en la recta final de los recorridos territoriales que están llevando a cabo quienes aspiran a buscar la coordinación de los comités de la defensa del voto para la transición política que viviremos. Es verdad, hay civilidad, y los aspirantes no han caído en el intercambio verbal, ni mucho menos en la descalificación directa. Sin embargo, muchos no han cumplido los acuerdos signados en el Consejo Político Nacional, de no utilizar propaganda para promocionarse porque, además de ser un mecanismo a favor de quien lo lleva a cabo, es un instrumento que va en contra de los principios del partido guinda.

La población civil, así como la militancia y simpatía de Morena, se sigue quejando de esa situación. Es excesivo el esquema de propaganda en las zonas metropolitanas del país; no se diga las carreteras y principales autopistas de acceso que están tapizadas de espectaculares. Es, para el proyecto de transformación de la vida pública del país, una circunstancia que compromete el discurso con los hechos. De hecho, Mario Delgado, presidente nacional de Morena, hizo un llamado simbólico, pero no enérgico. Es decir, falta que exija bajar la publicidad para llevar a cabo las condiciones de equidad en una contienda. Le faltó seriedad.

El mismo presidente López Obrador hizo un exhorto para que los aspirantes actúen bajo un proceso democrático, pero no disponiendo de una estrategia de propaganda como lo ha hecho la derecha. En ese sentido, criticó a quienes ponen en marcha este tipo de anuncios que, por cierto, son miles a lo largo y ancho del país. Vale la pena insistir en esta cuestión porque son momentos claves de definición política y el propósito, al menos en Morena, es que la cancha sea pareja por el bien de la democracia.

El problema de ello es que, hasta ahora, la inequidad es el común denominador de la contienda. La dirigencia de Morena lleva dos años haciendo mutis. No vemos que, frente a las flagrantes faltas a los tiempos de campaña, se esbocen soluciones para equilibrar la balanza; no hay compromiso del CEN. Es cierto, no podemos negar que la cancha está completa con los jugadores que compiten para llegar al máximo escalón, que es, ni más ni menos, que la coordinación de los comités de la defensa del voto. Sin embargo, mientras no se garantice que las reglas se cumplan al pie de la letra, el ejercicio seguirá bajo esa misma tónica de favoritismo y exclusión.

Son más de dos años consecutivos que, el proceso sucesorio, vive un retroceso democrático a pesar de que la cancha se emparejó a medias. Ha sido muy difícil poder posicionarse para quienes han sufrido la exclusión. Pese a ello, han demostrado fuerza y poder de convocatoria para destacar en este ejercicio interno que, sigo insistiendo, es el mecanismo para poder afianzarse entre la población civil. De hecho, muchos han ganado terreno, sin embargo, es muy complicado luchar contra una maquinaria de publicidad.

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Ricardo Monreal, por ejemplo, ha luchado contra la adversidad. Se le reconoció su derecho legítimo gracias a la resistencia que él encabezó. O sea, la designación de delegado se la ganó por su trayectoria política e histórica. De hecho, no podemos olvidar el viacrucis que vivió, así como el rigor con qué se le trató en muchas ocasiones. Aun así, ha cerrado filas con el presidente Obrador por congruencia y responsabilidad social con la causa de la transformación del país y, además de ello, porque ha dicho que vale la pena luchar por la democracia y por México.

Pero la pelota no está en la cancha del presidente, sino de la dirigencia nacional del partido que, a la brevedad, debe realizar un llamado para que se retire toda la propaganda del país que comenzó, sino no mal recuerdo, desde hace muchos meses de antelación. Es más, hay testimonios que confirman que, la publicidad, vulnera la propia norma electoral.

Ojalá que Mario Delgado, presidente de Morena, haga un llamado enérgico, especialmente porque hay acuerdos firmados desde el Consejo Político Nacional para que, por congruencia y principios, se respete la esencia del movimiento de actuar bajo la democracia que, desafortunadamente, ha quedado a deber a estas alturas donde muchos aspirantes le han sacado provecho al esquema de anuncios y espectaculares.

Le falta seriedad y compromiso al CEN de Morena.